lunes, enero 25, 2016

Zumo de naranja, zumo de limón

Estoy sentando en mi pequeña habitación que ahora se ha convertido en mi hogar, que ahora se ha convertido en mi mundo.
Desde la ventana puedo ver el mar, hoy está tranquilo, como decía hace años "como un plato", las aguas son tan azules que a veces se convierten en un verde turquesa.
Sobe mi mesa tengo un sobre y un folio en blanco, mis manos huesudas se aferran a una pluma que mojo en un un líquido amarillo, escribo pero la tinta es invisible, sólo posible de ver si acercas el papel a la luz de una vela.

"Han pasado años, muchos años desde que viera este mar una y otra vez, desde pequeño hasta más de casi la mitad de vida, un mar que fue mi hermano.
Ahora parece que veo a aquel niño pegado a la orilla de pie a la espera de que un pececillo fuera arrastrado por una ola para que con la mano en una velocidad endiablada lo empujara a la arena.
Luego llegaron los guiños, las primeras costuras en el corazón.
Añoré un tiempo ese mar, hasta que volví a él, puntualmente, en paseos por la arena, en una casa que no era mi casa.
Siempre pensé que encontraba a las personas, o ellas me encontraban a mi, en un momento difícil de su vida, hasta que ese momento acababa y entonces la persona simplemente desaparecía de mi vida, como si yo hubiera acabado una misión, como si yo solo hubiera sido un vehículo donde subir hasta la siguiente parada, bajarse y no volver.
Porque la vida la exprimes y a veces te da zumo de naranja, pero otras, muchas, zumo de limón.

El mismo zumo de limón con el que escribo esta carta porque sé que tú sabes como podrás leerla, por que sé que tu sabes, lo que nos gustaban los misterios.

Recuerdo, en especial un tiempo oscuro, donde en este país la locura tomó asiento, donde una gente con mentiras y promesas  de las que te llenan los oidos aún sabiendo que es mentira tomaron el poder,  donde gente que yo queria lo creyó para más tarde darse cuenta que ya era tarde, tarde para creer, tarde para tener esperanza, y todo aquello por lo que lucharon les fue sustraido todo en nombre de una palabra "podemos".
Recuerdo lo tozudo, lo cabezota y lo bruto que aquello me ponía, pero fue un tiempo en el que para mi, perder los papeles era demasiado sencillo, donde descubrí que conmigo habitaba un lado oscuro que nunca quise reconocer pero que aparecía.
Recuerdo que nunca llegué a aceptar que una persona estaba enferma y que posiblemente la mayoría de sus actos se debían a ello, y yo que aún pensaba en lo que había sido y en lo que se había convertido, dejaba salir a ese lado oscuro... oscuro como la noche.
Porque la vida la exprimes y a veces te da zumo de naranja, pero otras, muchas zumo de limón.

Ahora me cuesta recordar aquellos tiempos, y si estoy en esta habitación pequeña de alquiler, es por que no quiero ser esa persona, ni una carga.  Y aunque me cuesta ya recordar, sigo viendo aquella sonrisa, con aquel acento, pese a que tambien tuvo su tiempo de oscuridad, nunca dejó de sonreir, tuvo en su vida mucho, mucho zumo de limón, más del que se merecía, pero dentro de esa oscuridad un día llego la luz, al principio pequeña luego en todo su esplendor, y hoy puedo decir que yo estaba allí, y yo lo ví. Luego el tiempo, ese que no deberia exisitir, trajo sus profecias.

No guardo rencor a esta vida más de lo que ella puede guardarme, intenté exprimarla lo que pude, a veces me regalo su zumo de naranja, otras, las más sólo conseguí su zumo de limón.

Te escribo esto porque no voy a esperar que la parca venga a buscarme,  una vez alguien sabio dijo que es mejor morir de pie que vivir arrodillado, yo  he  vivido todo lo que tenía que vivir, y aunque se queda en el tintero más letras, más palabras y más hechos de los que yo quisiera, ya no es tiempo de escribirlos, de leerlos, de llevarlos a cabo.
¡Cuantas veces me he visto reflejado en ti!
 Espero que encuentres las mismas personas con las que yo me crucé en mi vida,  a unas, quizás nunca supe valorarlas, a otras, quizás, les hice daño sin haberlo querido como hubo otras que me lo hicieron a mi, pero la vida es asi, ya sabes la exprimes y te da... sí,  a veces zumo de naranja, otras zumo de limón, ójala para ti sea más naranja que limón.

Ahora he de irme, voy a dejar mi ropa, colocada  y ordenada como hacía siempre frente a ese mar, de aguas azules tan azules que se dirian que son verde esmeralda, y me iré con ellas de la misma manera que cuando tenía seis meses me bañaron en ellas por primera vez.

Espero que puedas leer esta carta, y no te olvides de exprimir cada segundo de la vida."

Meto la carta en el sobre, y cierro la puerta.

La arena esta caliente para ser el tiempo que es, me desnudo, mi cuerpo dista mucho de aquel que fue una vez, y camino hacia el mar, siento como me abre sus brazos, y me abraza, por fin me entrego a el  aunque sea la última vez, y cuando pruebo su sabor me sabe a.... zumo de naranja.

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