lunes, enero 04, 2016

Cuentos por teléfono 9 - La cena

Cae la tarde bajo un cielo gris plomizo.
Afuera hace frío, el frío del invierno, ese que invita a que alguien te abrigue el corazón.
Ese que invita a abrir la caja de las viejas fotos, a desenlazar las cartas olvidadas, a releer los chats y los e-mails que aún se guardan.

Suena el teléfono.

- Hola, feliz año - su voz se desliza apagada como si sus palabras estuvieran cansadas.
- Hola ¡¡ feliz año !!, ¿cómo te fue la última noche?
- Casi prefiero no hablar de ello, sólo decirte que me fui a dormir antes de las campanadas
- Vaya lo siento
- Hoy necesito un cuento tuyo, uno como el que leí una vez de un chico que acompañaba a su chica a una boda y le quería gastar una broma, creo... que se hizo pasar por chico de compañía por que las amigas de su chica siempre le decían que porqué iba sola... me gustó mucho, me reí y me hizo sentir que me hubiera gustado tener un chico así a mi lado. ¿Podrías  contarme un cuento así? Aunque sea sólo para creer que  tendré a alguien parecido a mi lado... alguna vez
- Me lo pones difícil, lo que leíste, lo escribí hace mucho, mucho tiempo y... bueno déjame que piense, quizás tenga una historia para ti.
- Sabía que la tendrías...
- Ahí vamos

"Estaba en el coche, como siempre ella no era puntual, nunca acaba de acostumbrarse, no es que sea un fanático del orden, pero le gusta llegar a los sitios a su hora y más si habían quedado con sus padres, la primera vez que les presentaba a su chica. Ya hacía dos años que estaba con ella, y a pesar de la insistencia de sus padres en que la presentara, él no quería, no sé el motivo, pero algo en su interior le decía que no era una buena idea...

Ufsss, ya voy tarde - se dice ella - pero no doy con la ropa, seguro que él me pone alguna pega. 


Mientras se quita el tanga  y saca un culotte del cajón que deja sobre la cama.
El pantalón fuera, mejor esta falda que no es lo suficientemente larga para que me haga una mojigata, ni lo suficientemente corta para escandalizarles.


Le suena el móvil, es él, está nervioso, ella corre al baño, se da el último retoque, se coloca la falda y sale a toda prisa.

- Vamos muy ajustados de tiempo - le dice él  antes de que ella apague su voz con un beso.
- Estas preciosa
- Si, si  y nerviosa, espero que tus padres tengan más paciencia que tú y no sean tan quisquillosos, además no me has dicho donde vamos...
- Bueno, lo sabrás en su  momento...
- Siempre con tus juegos que me ponen de los nervios
- Lo sé, pero es que mis padres tiene una costumbre siempre por estas fechas, se conocieron en uno y desde hace años siempre van a celebrarlo " de manera especial"
- No me ha gustado  el tono  de esa manera espacial
- Ja ja ja ya lo verás, seguro que te diviertes.

Conduce deprisa, aún así llegan algo tarde,  sus padres y sus hermanas con sus novios están en la puerta.
Ella le mira con un gesto que lo dice todo "¿vamos a cenar aquí?".

Están frente a un restaurante típico americano, él se acerca y le susurra al oido, "mis padres se conocieron en un viaje de la universidad en Estados Unidos en un bar  country". Sonrie, se encoge de hombros, y agarrándola de la mano se acerca donde están todos.

La cena ha sido relajada, no le han preguntado mucho y sus hermanas se han mostrado muy amables, tirando algún capote cuando la madre de él ha estado algo curiosa. Aún así siente un cosquilleo en el estómago, él tiene ese brillo especial en los ojos de que hay algo que no ha contado.

- Bueno vamos al  bar anexo, nos esperan unas cervezas y el duelo - dice el padre.
- ¿El duelo? - pregunta ella.
- Si, si, es ya una tradición familiar, hay un toro mecánico y nos jugamos quien paga las copas, chicas contra chicos, contamos los tiempos y los que mas aguanten ganan.

Ella se acerca a su chico, y casi rogandole le dice:

- ¿de verdad que me vas a hacer subir ahí? sabes lo vergonzosa que soy
- Lo siento bebe, pero es la tradición.
- Ufsss no sé si podré, voy al lavabo, ahora vuelvo.

Cuando regresa, su frente esta perlada  de gotas de sudor.

- ¿Te encuentras bien? - le dice él - estas temblando.
- No te vas a creer lo que me ha pasado, con las prisas no me he puesto ropa interior
- Ummmm que excitante, me lo podrías haber dicho antes, que morbo...
- No seas tonto, y piensa... si subo al potro y me caigo con esta falda puedo enseñar...
- ¡¡Dios!! es verdad
- Tienes que hacer algo, ¿no sabes de algun chino por aqui?
- ¿Ahora, y en Navidades?
- Mira peque, o haces algo o nos vamos,
- Esta bien, está bien.

Él se excusa y sale del restaurante, por suerte hay un chino no muy lejos de alli.
Cuando vuelve, todos le están esperand,o es su turno de montar al toro mécanico y luego empiezan las chicas.

- ¿Has encontrado algo?
- No se si esto te va a gustar, pero es lo único que había. - y le enseña unos calzoncillos rojos con una trompa de elefante
- Pero eres tonto, ¿cómo me voy a poner eso?, no, no salto...

El padre oye la última frase, y se acerca.

- Lo siento pero hemos de montar todos al toro, es una tradición de la familia, y nos gustaría que formases parte de ella.

Ella baja la mirada, no es capaz de negarse y cuando el padre se retira coge el paquete

- Esta me la pagas, como me caiga, me muero

Cuando vuelve ya han montado los chicos,  da un buen trago al bourbon y allá va

- ¡¡ Vamos bebé!! Tú puedes, si aguantas 25 segundos habréis ganado.

Sus hermanas gritan y la animan, ella se agarra al asidero y se monta procurando no levantar mucho su falda, la trompa del elefante le roza y le produce un cierto gustillo.

El toro mecánico empieza a moverse, primero muy lentamente.

- Así no vale - dice el novio de una de sus hermanas - has de levantar un brazo y sostenerte con el otro.

Ella le mira y lo hubiera fulminado si no es por que el toro da una fuerte sacudida y ella está a punto de caerse.

- Vamos llevas 15 segundos - le animan las chicas
- Ya van 20 - le dice la madre, con algo de celos en su tono.
- Yupiiiii lo has logrado, ¡¡ hemos gando!! - le vuelven a gritar las hermanas

Ella se desconcentra, el toro cabecea y ella cae sobre la colchoneta con la falta por la cintura.

Hay un silencio que dura unos segundos, él corre a ayudarla, mientras ella acalorada por el esfuerzo y roja de la vergüenza agacha la cabeza.
Nadie dice nada en la mesa, las hermanas la abrazan festejando la victoria.
El padre se acerca y le dice:

- Entiendo que hayas tardado tanto tiempo en presentarnosla, pero deberías saber que lo que más nos importa es tu felicidad, ¡qué mas da! cada uno es como quiere ser - le dice mirandola a ella.
- ¿Cómo qué como quiere ser?, perdone pero no le entiendo - le contesta
- Bueno... estamos en el siglo veintiuno, si mi hijo decide tener una relación con un transexual, ¿quien soy yo para juzgaros?

Ella cierra la boca, la vuelve a abrir pero no le salen las palabras.
La familia esta pendiente, su chico balbucea

- Ella... jajaja ella... es ella... ¡¡es mujer!!
- Ya, ya, bueno si él, digo ella, se siente mujer me parece bien, pero lo de su ropa interior, ¡¡vaya trompa!!. En fin, hijo mio... si es eso lo que te gusta.
- Yo... es que me olvide... por favor, dí algo me muero de vergüenza.

De pronto todos rompen a reir, la madre la abraza, y cuando la suelta él se acerca y la besa

- Perdona bebé, cuando fuiste al lavabo les conté lo que te había pasado y ... bueno lo siento...
- ¿Cómo?  pero que ... - les dice.
- Vamos, lo sentimos, es que esta familia tiene un humor peculiar - dice el padre - por cierto eres increible como has aguantado sobre el toro...
- ¡¡ Cómo no iba a hacerlo !! Si llevaba la trompa de este maldito calzoncillo entre las piernas - contesta ella riendo.

- ¡¡ por nosotras!! - gritan a coro las hermanas.

Todos levantan sus vasos, él la mira como sólo ella sabe,  y en su mirada encuentra su perdón.
Le deposita un suave beso en los labios, mientras todo les vitorean.

La cena termina.


Ella está en la cama, él refunfuña...

- Pero bebe ¿de verdad que tengo que hacerlo?
- Más te vale si esta noche quieres dormir conmigo - le contesta mientras le suelta el calzoncillo con forma de elefante - vamos póntelo

Él se lo pone obediente.

- ¿No te vale con esto? - le dice
- ¡NO! - ella abre el balcón - vamos baja al bar y traete unas cervezas, pero ya sabes sólo con el calzoncillo, desde aquí te veo.
- Bebe... por favor...

La noche acaba entre las sábanas.
En el suelo hay cuatro latas de cerveza."
- ¡¡Guauu!! me ha encantado,
- Me alegro, a veces hay que saber lanzarse, saber reirse de uno mismo, sobre todo si lo haces por amor
- Si lo haces por amor...
- Si
- Gracias, creo que me voy a ir a dormir con las imágenes de tu cuento
- Sueña, sueña bonito, los sueños pueden convertirse en realidad.
- Ciao mi contador de historias
- Ciao, hasta la próxima.

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