sábado, diciembre 31, 2016

You're missing

Estoy sentado, contemplo el cielo encapotado en estos días típicos del invierno de Madrid, grises, fríos, con la niebla cayendo...

Suena el teléfono

- Hola, hace tiempo que no te llamaba , sólo quería desearte un feliz año
- Para ti también , te he extrañado... tanto tiempo...
- Lo sé, quise hacerlo, pero siempre lo dejaba para más tarde y luego pasaban los días...
- No te preocupes, sé que estás ahí
- Bueno... sólo era eso, desearte un feliz año
- ¿qué tal se cierra el tuyo?
- el mio... ha sido un año extraño, de esos que quizás no llegas a tocar con la yema de los dedos, por que es tan imperceptible... a pesar de que sabes que está ahí, no lo ves, no lo sientes
- Lo mejor es que llega otro, siempre llega otro y como en ese anuncio "Me encantan los comienzos... nunca sabes donde pueden llevarte..." nunca sabes donde podrá llevarte este 2017
- si nunca sabes donde te llevará. ¿me dejas citarte un pedacito de canción, hoy me siento melancólica, será por que otro año se va y siento que se me pierde el tiempo
- Dime
- la canción es en ingles y la estrofa es...

"Everything is everything
Everything is everything
but you're missing
you're missing when I close my eyes,
you're missing when i see the sun rise

Your house is waiting
your house is wating
for you walk in
But you're missing"

- es triste, pero es preciosa...
- feliz año
- feliz año para ti... y espero que no te pierdas
- para ti: https://www.youtube.com/watch?v=AyAF0UQ4cmk

viernes, diciembre 30, 2016

2017

Miro el calendario, y parece ser que aquel alumbramiento de hace 365 días muere hoy.
 Intento recordar las ilusas ilusiones que hice cuando se parió el año, ahora no quedan ni los recuerdos de aquello.
No quiero que parezca triste,  se puede contar otro año, pero este me deja el sabor de que... ¿ha llegado a existir? es como si hubiera sido sólo un soplo, quizás ni eso, un simple parpadeo, donde realmente no ha pasado nada, un año que nunca recordaré ni por tristezas ni por alegrias, y eso si que puedo decir que es triste, pero es así, sin más, no hay remordimientos ni pena, las cosas suceden a veces por que tienen que suceder y pensar en el por qué sólo es una pérdida de tiempo.

Hará algunos años imaginé que esos años eran omo habitaciones donde tenias que entrar el 1 de enero e ir decorándolas, mi habitación de este año permanece con las paredes vacías, el suelo de hormigón, me llevaré los recuerdos de los otros años, y esta vez mientras espere en el soportal a coger la llave de la habitación 2017, dejaré que la nebulosa del tiempo borré esa última estancia, eso sí, si algo me ha enseñado es que cuando abra la puerta del 2017 lo haré desnudo de proyectos, vacio de ilusiones, hueco de promesas, intentaré hacer de cada día algo que recordar, intentaré hacer aquellos viajes que nunca hice, intentaré reir más. llorar más, enojarme menos, hablar menos de política (cosa harto difícil), intentaré vivir más y pensar menos (eso ya es casi un imposible). intentaré desfibrilar mi corazón, intentaré besar más, abrazar más, intentaré intentarlo, y al menos cuando, si Dios quiere, esté en el soportal para devolver la llave del 2017, pueda llevar en mis baules  recuerdos para colgar, o quien sabe si en vez de una solitaria cama necesite dos.

Y aún así, quiero agradecer a aquellos que me han soportado en este año, los que me han apoyado y seguido ahí, a mi lado, los que se han ido, ójala les vaya bonito, quizás sea el momento de soltar amarras, dejar atrás pesos innecesarios, depositarlos en  el trastero, siempre serán parte de mi, pero...

No tengo pensado abrirte esta noche cuando haya algarabia y griterio, cuando los petardos, malditos petardos, asusten a los niños y a los perros,  sólo espero estar abrazado a mi almohada...

Y mañana , según el calendario, sera año nuevo,  aunque yo sé que simplemente será un día más...

para todos feliz año, feliz 2017

sábado, diciembre 24, 2016

Feliz Navidad

Otra Nochebuena más...
Gracias por seguir ahí, por entrar de vez en cuando a leerme, por, a pesar del tiempo, manteneersu inido a estas letras..

Espero que tengais unas felices Navidades y que el 2017 venga con algún sueño hecho realidad.

Gracias.

viernes, diciembre 16, 2016

Tic - tac

A veces parece que el corazon ha detenido su tic - tac.
Pero no es verdad.
Sólo se ha ido a dormir para soñar otra vez

Navidad

Ya no queda caja de cerillas.
Ya no hay mantelitos blancos, aunque me hayan regalado unos hermosos.
Ya no suena Maxwell, ni hay velas encendidas...
Los recuerdos están embalados.

Ya no hay alacenas.
No hay letras en las frascas, sólo quedan frascas vacías.

El sol ha rasgado la cortina de nubes.
Hace frío en Madrid.
El frío húmedo de Diciembre, impregnado de la soledad de  unas navidades en las que ya no eres aquel niño que las sentía como mariposas en el estómago.
Ahora tan sólo quedan sillas vacías, huecos que son imposibles de rellenar.

¿Dónde se quedaron aquellas soñadas navidades en las cuales habría una mesa alargada llena de gente, familia, amigos...?
Envuelvo en pequeños paquetes todos mis sueños que se quedaron colgados en mi cajita de cerillas, una cabalgata de reyes,  un despertar temprano para intentar "pillar" a los reyes,  esas sonrisas cuando abren los regalos.
Todos esos pequeños paquetes se quedan en mi mente, en un rincón iluminado por un árbol de navidad gigante, imaginario claro.

A veces la Navidad sonríe, pero a veces la Navidad duele cuando del árbol sólo cuelgan los recuerdos, aunque estos estén envueltos en papel de regalo y lazos rojos.

martes, noviembre 15, 2016

Tranquilidad

El sol había logrado descorrer las cortinas de nubes, que antes de despedirse habian dejado su tarjeta de visita.
Hacía frío, un frío acentuado por la humedad de la lluvia reciente y en el parque del retiro esa sensación solo la apaciguaba el olor a la hierba mojada.
El suelo se había convertido en una alfombra de tonalidades anaranjadas, el color del otoño había tomado posesión del parque.
Caminé, como siempre, con mi música, recordando que a esas horas hacía algún tiempo bajaba a tomar café con los compañeros de trabajo, lo echaba de menos, aunque nada es comparable con caminar por el parque, aún lo echaba de menos.
Lo encontré sentado en un banco, con la mirada perdida, esperando sin esperar.
Me senté a su lado, no hacía falta que le dijera nada, él ya sabía que iba a llegar.

- Llegaste... - me dijo, sin dejar de mirar más allá del seto.
- Sí, aunque no sabía que estarías aquí.
- Hace tiempo que te espero, y sé que llegarías cuando tuvieras que llegar.
- Es verdad, realmente llevo demasiado tiempo sin... me siento como si hubiera caido en el mar, pero no me hundo ni tampoco estoy a flote, me mantengo entre dos aguas, y ahí permanezco indiferente entre si voy al fondo o salgo a la superficie, y el tiempo pasa, dias, semanas, meses, no hay una corriente, ni olas, no hay nada mas que estar entre las aguas, mirando a mi alrededor... sin más.
- Quizás lo veas así pero sigues adelante aunque tengas la sensación de no mover los pies,  quizás sólo estas inmovil porque esperas una señal para elegir un camino, ese camino que quieres que te lleve a esa felicidad que tanto os venden y que aún no entendeis que no existe como tal.
- La felicidad... si, es posible que la hayan envuelto en papel de regalo y lazos pero que cuando lo abres solo encuentres una caja vacía.
- Te voy a contar algo
- Lo esperaba...
- Hace mucho, mucho tiempo, yo por aquel entonces era más joven que tú, estaba en una situación como la tuya, pensando si todo lo que había vivido merecía la pena, y si lo que quedaba por venir iba a merecerlo, ¿dónde se había quedado esa fuerza que me empujaba a saltar de la cama para vivir un día diferente? ¿dónde se habían quedado esas ganas de encontrar la felicidad, la ilusión por descubrir, por soñar despierto? y sin más, lo tuve frente a mi.
Había una puerta de color verde, y tras ella había una escalera de madera que crujía cada vez que la pisabas, y otra puerta que daba a un pequeño apartamento, blanco, muy blanco.
Una mesa circular blanca bajo una lámpara industrial, y un pequeño sofá.
Había un cuarto de baño frío, como solo se puede sentir en las madrugadas de escarcha, y había un dormitorio pequeño,  que se convertía en una isla lejos de todo.
Habían unos balcones con parpados de madera, blancos también.
Y allí, había una tranquilidad que solo podía compararse a cuando los ojos caen por el peso del sueño pero aún eres consciente de que no estas dormido.
Había noches que sólo mesaba unos cabellos, en silencio, en aquel pequeño sofá, y cuando sus ojos se reflejaban en los mios esa tranquilidad lo invadia todo, y habia felicidad en esos momentos, por que la felicidad es cuando , por fin, te sientes tranquilo, tu mente está tranquila no piensa, tu cuerpo está tranquilo no hay cansancio, ni estres, ni agobio, tu mirada es tranquila por que sabe que habra otra mirada para tomarla, y tu corazon está tranquilo por que sabe que se acompasa a los latidos de otro corazón.
Quizás para algunos la felicidad sea otra cosa, pero yo te puedo decir que allí habia felicidad, porque había una tranquilidad inmensa e infinita que lo abarcaba todo...
- ¿Y que pasó?
- Pasó.. que había demasiadas cosas en mi cabeza que terminaron echando esa tranquildad, y todo lo que era se conviertió en un había. pero no te contaba esto por nostalgia o tristeza, sólo quiero decirte que a veces la felicidad son sólo momentos de tranquilidad, no como se entiende estar tranquilo, sino TRANQUILIDAD en mayúsculas cuando todo tu espacio, tu ser, tu espíritu se encuentra en ese estado que ya ni siquiera es terrenal, quizás es solo el preludio a  la tranquilidad de la que hablan los que estan a punto de morir, los que han pasado esa línea y dicen que no quieren regresar porque en ese más allá hay paz, hay tranquilidad, quizás la felicidad que tenemos aqui pueda que sean retazos de esa tranquilidad.
- Creo entenderte, porque muchas veces, la parte más feliz de mi día es cuando me invade el sueño y no hay pasado ni presente, el futuro está en ese cerrar de ojos, en los sueños que van a llegar sin ser consciente de toda la presión, de la rutina del día, de la centrifugadora que es no parar de pensar.
- Así es, deberían enseñar en las escuelas a vivir, a encontrar esa tranquilidad en las cosas, en las personas, enseñarnos a amar, a querer...
- Tengo que irme, he de volver, ahora no puedo estar mucho tiempo sin volver...
- Lo sé, hoy no he podido contarte un cuento, pero la próxima vez lo haré, no tardes, yo tambien te echo de menos
- No sabes cuanto lo hago yo - le digo a mi viejito, que me sonríe al oirlo.

Tomo el camino de regreso a casa, sin mirar atrás, sé que ya no estará en el banco, seguramente estará tras esa puerta de madera, sintiendo y viviendo su tranquilidad.

martes, octubre 25, 2016

Esperando

Entra la luz por la pequeña ventana, hoy el cielo se viste de nubes.
Y me asomo,
y el mar se ha convertido en un arenal por donde ya no pasea aquel niño pequeño, que creció y se fue, y quien sabe si algún día volverá.
Ya no está el viejo, aquel que en un café solía estar sentado a la espera,  a la espera de que yo llegase para contarme alguna de sus historias.
Ya el teléfono no suena y cuando llamo una voz metálica y aburrida me contesta " teléfono apagado o fuera de cobertura".

Y en mi mesa la hoja de papel, en blanco, me devora, esperando que vuelva a abrazarla con los surcos de mi bolígrafo.

lunes, septiembre 12, 2016

11 de Septiembre

11 de Septiembre.

No hubo tarta.
No hubo fiesta de cumpleaños.
No hubo velas , ni cancion.

No hubo comida de las que te gustaban, ni larga sobremesa de las que todos odiabamos menos tú.
Ni regalos, ni tirones de oreja.

No hubo reuniones.
No hubo celebraciones.

Y sin embargo es 11 de Septiembre.
Y sin embargo sigue siendo tu cumpleaños aunque no estes.
Y sin embargo aún está tu espacio, y tu tarta y tus velas y tu canción.

Felicidades Papá

martes, septiembre 06, 2016

Aún

Dedicado a todos aquellos que han perdido a un ser querido...


Aún me despierto en medio de la noche.
Aún abro la puerta cuando llego a casa y espero verte
Aún digo tu nombre cuando nadie me oye
Aún espero, y espero y se que todo está acabado, que ya no estas.

Aún lloro por las noches tapandome con la almohada para que nadie oiga
Aún sigo viviendo, pero esta vida es ya sin ti.
Aún creo que todo es una maldita pesadilla de la que despertaré o simplemente me despertaras tú.

Pero todo está acabado, está acabado y ya no estas.

Y sin embargo...

Aún me quedan tus recuerdos cuando me cogias de pequeño/a y me abrazabas
Aún me quedan tus susurros y tus besos y tus reproches
Aún me queda tu imagen junto a mamá sentado en tu butacón
Aún me queda tu olor, tu presencia y tu cariño

Porque aún y por siempre,
aunque todo esté acabado, esté acabado y ya no estes,
te llevo en mi corazón

domingo, septiembre 04, 2016

Echo de menos

Echo de menos a aquel viejo que solía aparecer cerca de la Puerta del Sol.
Echo de menos las llamadas al contador de historias, y que me cuente una de ellas.
Echo de menos esas frascas de letras y palabras con las que tejer un relato que abrigue mi corazón.
Echo de menos a aquel niño que se sentaba en la arena y me daba la mano mientras mirábamos las estrellas y me preguntaba si alguna vez sería una de ellas
Echo de menos sentir la arena caliente en mis pies mientras juego a que no me pillen las olas
Echo de menos a aquel niño que una vez fuí, y que hoy seguramente, no reconoceria en lo que se ha convertido
Echo de menos reir sin parar y no saber por qué
Echo de menos no tener miedo del miedo
Echo de menos a aquel que un día sin pensarlo tomó un avión  sin saber ni siquiera donde acabaría
Echo de menos jugar contigo mientras me miras y me dices papá
Echo de menos llenar el rellano de la escalera de huellas de dinosaurio y de globos
Echo de menos el olor del café recien hecho cuando solía llevarlo a la cama
Echo de menos extender mi brazo y encontrarte durmiendo a mi lado
Echo de menos las notas bajo el mantel, tapar los ojos y llevarte a un lugar que ni siquiera conoces
Echo de menos cocinar para ti, vestir la mesa de mantelitos blancos mientras Maxwell nos canta
Echo de menos los viajes, montar en avión sabiendo que en la distancia podré encontrarme de nuevo
Echo de menos los amaneceres en un autobus donde la ciudad aun despertaba en mañanas frías de invierno
Echo de menos aquellas escaleras de madera que sonaban cuando las subía
Echo de menos la estación, mi estación de atocha, estación de despedidas y encuentros
Echo de menos la mar, mi mar, el verano, el acento de su tierra.
Echo de menos aquel cine de verano donde una vez te abracé
Echo de menos mi caja de cerillas, esa pequeña cajita que me ha visto amar y llorar
Echo de menos los miércoles
Echo de menos la porra y las porras de los domingos por la mañana
Echo de menos tu acento de tierras del sur
Echo de menos el brillo de unos ojos que abrigan en invierno y excitan en verano
Echo de menos tu cuerpo desnudo
Echo de menos mis lágrimas
Echo de menos estar solo en mi soledad
Echo de menos a aquellos que ya no están y nunca más volverán

Me echo de menos, mucho, mucho me echo de menos.

lunes, agosto 29, 2016

Colgado

La puerta se cerró, mejor dicho, cerraste la puerta.

 Y dejaste tras de ti, un te quiero,  que cayó del cuadro que habiamos hecho para quedarse colgado de aquel pequeño salón.

Cambio de planes

Caía la tarde sobre Madrid, el sol lanzaba sus destellos ya lejanos de aquel calor de Agosto, sus rayos mecidos con la brisa de Septiembre anunciaban el parto venidero del otoño.

Todo había empezado unos días antes, con una charla en un foro,  hasta que ella se lanzó y le preguntó "¿Te apetece un cambio de planes?, quedemos hoy sin más sin pensar".
Y él, cambio de planes, allí estaba en la puerta de aquel pub esperando a alguien del que sólo tenía unas fotos y unas líneas escritas en una pantalla en blanco.

No era la primera vez que tenía una cita a ciegas, pero nunca terminaba a acostumbrarse a ese "miedo escénico" a no poder dominar la situación, a estar a merced del destino.
Ella llegó, y con ella, un brillo en sus ojos, una sonrisa pintada de ligero carmín.
Era tal como estaba impresa en aquel papel fotográfico.

La tarde transcurrió  entre palabras y sonrisas, entre un deseo de besarla  que colgaba  como un trapecista sin red  que salta gira y en el último momento se aferra al trapecio.
Castillos en el aire.

Cuando la noche cubrió las aceras del color amarillento de las farolas, en aquel soportal  ella se acerca y le susurra:

"Que haras, que haras a partir de hoy si hay un cambio de planes"



 PD: Leelo oyendo CAMBIO DE PLANES

martes, agosto 23, 2016

AGT

Acababa de cerrar su portátil y aún mantenía su sonrisa en la boca.
"Estas loca", se dijo, "acabas de quedar con un chico que ni siquiera conoces, bueno en las fotos parecia muy guapo, ¿y si no es él? a tus años y estas haciendo cosas que hacias a los veinte".

Frente al espejo se hablaba a si misma. Hacía tiempo que no sentía ese cosquilleo en el estómago, esos nervios de una cita. Tras ocho meses duros de papeleos, abogados y luchas tenía el divorcio, se había quitado una losa de encima y ahora le apetecia saborear su libertad.
Ademas su cuerpo le pedía sentirse vivo, acariciado por otras manos que no fueran las suyas, sentirse mujer y deseada.

Llamó a su hermana,  y le contó la larga tarde conversación y risas con un desconocido tras una pantalla, su hermana algo más alocada que ella le animó a que no dejase de disfrutar un poco, unas copas una cena, déjate llevar, pero ante  todo me mandas un mensaje de donde estas, a pesar de ser la pequeña no podía reprimir un aire de "mamá"  respecto a su hermana mayor.

Se duchó despacio, dejando que el agua recorriera su piel, sacó la ropa del armario, una, dos, tres veces se probó diferentes modelos, al final optó por uno sensual pero sin ser demasiado provocativo, zapatos de tacones y un ligero toque de maquillaje.

La tarde caía en Madrid,  bañando el asfalto de toques anaranjados. Cuando llegó, él estaba esperandola, con unos pantalones de lino y una camisa blanca que reforzaba su tez morena.
"Luce mejor que en las fotos" se dijo ella, mientras sintió un ligero escalofrío, "espero que no sólo sea fachada"

Se sentaron en una terraza, su ojos se cruzaron a mitad de camino, entre el bol de las patatas fritas y un par de cervezas. El tiempo pasaba entre risas, y confidencias, palabras que se deslizaban sobre la mesa, anécdotas e historias, entonces él dejó caer la pregunta, suave como se deslizan las hojas en otoño.

- ¿Cenarías conmigo?
- Si - fue la respuesta de ella.

Él la llevo a un italiano coqueto, ella coqueteó con él, él entró en su juego, ella se dejó jugar.

Cuando quiso darse cuenta, estaba sentada en el sofá de la casa de él, sonaba un suave soul de voz feménina, sobre la mesa se enfríaban dos copas, ella no decía nada, él tan solo la miraba, se acercó y  ella fue a su encuentro.

Mientras sus bocas se buscaban sus labios se rozaban, ella murmuró "no suelo hacer esto nunca", creyó oir un "yo tampoco" cuando sintió la lengua de el en la comisura de sus labios. Su mano se deslizó tras su nunca y el beso se hizo más intenso. El tirante de su vestido resbaló por su hombro, mientras el le besaba el cuello, mordiendolo despacio, provocando en ella descargas, soltó un gemido,  y él respondió mordiendo su cuello.
Ella se inclinó hacia atrás sintiendo el peso de él sobre su cuerpo, sentía una excitación que añoraba, que se había perdido en el tiempo y que deseaba recuperar.
Empezó a desabotonar la camisa, el alzó los brazos ayudandola, se irguió y pudo ver un brillo especial en los ojos de ella, ella saco su lengua y humedeció sus labios,mientras se quitaba la camiseta. Se desnudaron mutuamente, el bajó su boca y recorrió con su lengua sus pechos mientras ella enredaba sus dedos entre su pelo, lamió sus pezones, y siguió su viaje hasta llegar a su sexo. Ella se estremeció cuando noto la boca de él, los dedos de él, la lengua de él.
Y cerró los ojos, y dejó que él hiciera, despacio, sin prisas se abandonó a un placer que soló una mujer puede sentir, abrió su boca " no pares, ahora no pares", y él obedeció hasta que sintió los espasmos de ella, una descarga de placer recorrio su columna vertebral de abajo arriba, mientras entre sus piernas explotaba un deseo encerrado en el tiempo.

Se miraron y ella cogiendole del cuello lo atrajo hacia sí y le beso con fuerza, le empujo, le tumbó "es mi turno" le dijo, deslizo su boca sobre su pecho mientras sus manos agarraban su pene duro y excitado, ella lo apretó suavemente jugando con él, en movimientos ritmicos, arriba y abajo, sin prisas, lo justo para que siguiera excitado. Deseaba sentirlo en su boca, rozarlo con sus labios, volverle loco, y sentir el poder de tenerlo, de poseerlo,  cuando lo hizo y sintió que él ya no aguantaba más. ascendió sobre su cuerpo y cogiendolo entre sus manos se lo introdujo. Entró despacio abriendose como las olas rompen contra el muelle, arqueó su espalda para sentirlo aún mas adentro, profundo y empezo a moverse, presionado su pubis contra el de él, cosa que  le excitaba aún más.
Él no estuvo pasivo, con un golpe de sus caderas la descabalgó y se puso encima, se puso de lado y detrás, la llevó contra la pared y de pie, y cuando por fin acabaron en al cama, él la obsequió con un orgasmo brutal.
Abrazados él le dice que no quiere que sea un rollo de una noche, ella le besa, "¿me llamaras?" le pregunta él, "claro, dime tu móvil"," mejor apuntalo" "tengo una memoria increible, venga" Y él le dice su numero y ella se lo repite a la primera.

Abrió los ojos, el móvil zumbaba a su alrededor, estaba en su cama, y su hermana no paraba de llamarla.

- ¡¡¡Por Dios!!! ¿es que no vas a coger el teléfono? llevo llamándote horas, imagino que habrás tenido una noche agotadora ¿no?
- La verda es que he dormido muy bien, pero que te pasa para que me llames tantas veces, ¿ha ocurrido algo?
- ¿algo ? Anda monina no te hagas de rogar y cuentame
- No tengo nada que contar, a que te refieres
- Ahora no te hagas la tonta, tu cita, la cena  y lo que paso después...
- ¿Cita? ¿Cena?, no me acuerdo de nada, solo de haber despertado  por tu culpa
- A ver ¿me lo estas diciendo en serio?, me estas preocupando, ayer hablaste con una chico toda la tarde por el chat, me dijiste que habías quedado para tomar algo,  ¿no lo recuerdas?
- No, no lo recuerdo, no me estaras gastando una broma...
- Espera que voy para allá

Cuando su hermana llega, ella está en el salón, tomando un café.

- A ver, ayer quedaste, por lo que sé ya que, mira - y le enseña un whatsapp - me dices que estas cenando con él.
- No puede ser, no me acuerdo de nada
- No... no te habrá dado algo en la bebida,  ¿no?
- No lo recuerdo.
- Y fuiste asu casa, ¿tuviste sexo con él?
- Pues la verdad es que no lo sé, creo que sí por que tengo unas marcas en mis pechos y el cuello pero de verdad que no lo sé
- Ahora mismo te llevo a Urgencias, a ver si ese tio te drogó...

Y llegan a urgencias. Una amable enfermera escucha la historia, y hace esfuerzos para no echarse a reir, parece increible, despues de mucho tiempo sin sexo y no se acuerda, o salió a celebrar su divorcio y bebio más de la cuenta. Pero aún así la enfermera se lo cuenta a la doctora.

- Por lo que cuentas ha estado en una temporada de estres, y me dices ¿que tuvo sexo, y no se acuerda de nada de las ultimas 24 horas? - pregunta la doctora
- De nada.
- Vaya, pues es un caso de Amnesia Global Temporal
- ¿En serio? - pregutna riendo la enfermera
- Si, y no es el primer caso, suele darse que en casos de estres y de mucho tiempo sin sexo, se sufre tal descarga con el orgasmo que digamos el cerebro se desconecta provocando una amnesia temporal, no dura mucho problamente mañana ya empiece a recordar.

La enfermera va al box y les cuenta, ellas tranquilas regresan a casa.

Pasan los días y el chico espera una llamada.
Ella ha recordado la cena, las risas, el sexo, y sin embargo ¡¡¡ no recuerda el número de móvil !!!

lunes, agosto 15, 2016

Bus

 El verano terminaba, él sabia que debia volver a su rutina.
 Saco su billete de bus mientras el sol se bañaba en las aguas del mediterraneo.

 Ella se despedía de su famila. 
Un nuevo rumbo. Una nueva escuela, un mundo nuevo

Tres filas les separaban en el autobus.
Él se puso los cascos, ella cogio su libro.

 Sus miradas se cruzaron una vez cuando el pasó por su asiento.
 La segunda  fue en la.parada de rigor frente a la maquina de bebidas.
 Él sacó una coca cola, ella iba a por una botella de agua, no tenia cambio, él la invitó

.Cuando el autobus llegó a su destino  ya no bajaron separados.

viernes, agosto 05, 2016

Sigo aquí

Sigo aquí.
Aunque parezca mentira, aunque no haya relatos, ni cuentos, ni llamadas, ni viejitos.
Sigo aqui.

Hay veces que las letras, las palabras son como nubes de verano dibujadas en un terciopelo azul, que con sólo una brisa se deslizan sumisas a la fuerza de ese viento y a pesar de que parezca que puedes acariciarlas son imposibles de atrapar.

Sigo aquí, pero no logro  atrapar las palabras, no logro enhebrar las letras para confeccionar una frase, dos frases, un relato.

Sigo aquí, huyendo de una realidad que no quiero ver, cerrando los ojos, las manos, escondiendo la cabeza como lo haría una avestruz.

Sigo aquí deslizandome, como en aquella hermosa película, "voy a la deriva, es tan fácil ir a la deriva", porque no hay nada más sencillo que cerrar los ojos y dejarse llevar, como un púgil que tras todos los esfuerzos baja los brazos consciente de que aguantará todos los golpes, que seguirá de pie, pero sin las fuerzas suficientes para levantar sus guantes y contestar.

Sigo aquí y aunque parezca que todo es triste y negativo, no lo es, sigo aquí disfrutando del sol de Madrid, sigo aquí disfrutando de mis paseos por el retiro, de tus sonrisas, del viento fresco de la noche, sigo aqui viviendo dentro de mis sueños, sigo aquí abriendo arcones, destapando frascas...

Sigo aqui refunfuñando, diciendo no cuando es si, anclandome como las cabras a una roca, simplemente por que soy un cabezota perdido.

Sigo aquí y aquí estaré a la espera de que en cualquier momento pueda atrapar esa nube de verano que llueva, otra vez, palabras e historias,  que tras de ella aparezca mi viejito, que quizás lleve  en su algodón el número de teléfono del contador de historias...

Mientras tanto, sigo aquí.

miércoles, julio 06, 2016

Jalil


Paseo por el parque del Retiro,  bajo un sol de Julio, pero a primeras hora de la mañana aún tiene piedad de los que transitamos. El parque a estas horas casi está vacio, en una de sus calles veo algo que me llama la atención, una silla de ruedas vacia atada con una cadena a un banco, como si fuera una bicicleta que atas a una farola.

Intento imaginar cual puede ser su historia, me detengo y la fotografío con el móvil, desde un banco contiguo un anciano observa mi acción y con su voz entrecortada me dice "¿curioso, verdad?". Asiento con la cabeza y cuando paso a su lado se dirige a mi.

- En Madrid puedes ver cosas insólitas, pero todas tienen trás de sí su historia.
- ¿Y usted sabe cual es la historia de la silla de ruedas?
- Algo me contaron, ¿le interesa?
- Claro - le contestó mientras me siento a su lado - pero por favor no me trate de usted, me llamo Nicolás
- Está bien Nicolás,  yo no sé la hisotoria de primera mano, pero dicen que...

Hace un alto, como si estuviera buscando en un recodo de su memoria la historia, me he percatado que no me ha dicho su nombre, pero lo paso por alto.

- ... dicen que hará como unos  tres meses, alguien de piel morena con aspecto moro, llegó  y ató la silla al banco, se quedó mirando un rato murmurando unas palabras como un rezo, sonrió y se fue.
Parece ser que el dueño de la silla era un señor de avanzada edad al que le gustaba venir al parque y pasear, andaba rápido, todo lo que le dejaban sus piernas y sus años.
Tuvo la mala fortuna que una tarde en casa tropezó y se fracturó la cadera, a partir de ahí se dejó ir, perdió la ilusión por volver a andar, no quería salir de casa, pasaba las horas sentado en un butacón frente al mirador viendo la calle, su hijo lo intentó todo, pero no había forma. Ya le habían avisado en el hospital que a veces se dejan ir, se quedan esperando a que llegue su hora, simplemente viendo lo que les queda de vida pasar.
El hijo no se dió por vencido y   como su trabajo no le permitía pasar tiempo con él, buscó a alguien, hizo varias entrevistas pero nadie le  gustaba lo suficiente, hasta que conoció a Jalil.
Jalil había llegado a España tres meses antes, su patera alcanzó una de las playas de Cadiz, huía del hambre y la desesperación esperando que aquí fuera distinto, pero  la realidad era mucho más diferente de lo que él imaginó, pasó unas semanas en Cadiz, durmiendo entre cartones, escapando de otros mendigos, comiendo de lo que Cáritas le daba. Alguien le dijo que en Madrid podría tener más posibilidades,  y con lo que habia conseguido de la mendicidad, compró un billete de autobús.
Los primero días fueron más de lo mismo, dormir en algun cajero autómatico, aguantar los insultos e incluso los golpes de los otros mendigos,Jalil nunca pensó que hasta entre los más pobres hubiera  racismo.
Probó a vender klinex,  intentó limpiar los cristales de los coches, pero las mafias le pagaron con un brazo roto, y un montón de golpes. Fue en la iglesia donde le ayudaron a salir adelante, la iglesia y su enorme fuerza de voluntad.
 Allí le dijeron si se veía capacitado para cuidar a ancianos, él contestó que ya había cuidado a su abuelo, y de esta forma fué como le presentaron a un hombre que necesitaba de alguien que cuidara de su padre.
Cuando llegaron a casa del padre, este reaccionó de una manera que nadie imaginaba, montó en colera, "¿quien coño es ese moro para cuidar de mi?, Él se podía cuidar bien solo sin necesidad de nadie y menos de un moraco" Su hijo no daba crédito a lo que estaba escuchando, nunca su padre se había mostrado de esa manera y menos   con ese ataque racista.
 Pidió perdón a Jalil, y le quiso pagar el  tiempo que había perdido, pero Jalil le dijo que él podria ayudarle, estaba curtido ante el rechazo y los insultos, que le dejara una semana de prueba, si no podía con él, se iría.
Y acordaron que se quedaría una semana, con la condición de que el hijo no pasara por allí hasta que acabara la semana.

Los primero días fueron duros, el viejo se negaba a comer, le tiraba los platos al suelo, se negaba a todo lo que Jalil le decia, se orinaba en la cama exclusivamente para fastidiarle. Por las noches se levantaba,  encendía todas las luces de la casa, abría el frigorífico y comía dejando los restos tirados. Pero lo que no suponía era que Jalil tenía mucha más paciencia de la que él podría imaginar, recogía todo, lo limpiaba, cocinaba lo mejor que sabía.
Por la tarde se sentaba a su lado y aunque le viejo le ignoraba, Jalil le contaba cosas de su pueblo, un pueblo perdido en Marruecos, de sus costumbres, de la lucha por salir de allí.
Y el viejo le miraba de reojo cuando creía que Jalil no  miraba, sorprendido de sus historias.
Al tercer día Jalil cogió la silla de ruedas e intentó sacarlo de casa, el viejo se tiró al suelo, gritó, le amenazó con que llamaría a la policía y diría que le estaba maltratando mientras se golpeaba las piernas. Jalil lo abrazó, lo cogió por las axilas y lo volvió a sentar en su silla. No dijo nada, no hubo ningún reproche, hizo un té y se lo sirvió.
Al día siguiente lo volvió a intentar y el viejo hizo lo mismo, así dos días más, al tercero, el viejo cansado se rindió.

Bajaron a la calle, cruzaron y se internaron en el parque, en ese mismo banco donde está ahora la silla de ruedas atada, se sentaron y fue ahí cuando el viejo le contó a Jalil, como andaba todos los días, como se acercaba hasta el estanque y veía a los niños echar migas de pan a los patos, y como se sorprendían cuando una boca asomaba entre las aguas y se llevaba el trozo de pan. Lo mucho que le gustaba andar entre los árboles escuchando sólo el silencio del aire entre las ramas. Y en un acto reflejo, Jalil cogió al viejo, lo levantó y muy despacio lo arrrastro hasta el cesped, alli le descalzo, le masajeó los pies y las piernas, volvió a levantarlo y poniendo sus pies sobre los suyos empezarón a andar.

Al pasar la semana el hijo regresó, abrió la puerta y allí estaba su padre, sentado a la mesa con Jalil al lado, tomando una cerveza y un plato de aceitunas.
El viejo sonrió a su  hijo y cuando le abrazó le susurró al oido "gracias, gracias por traerme a Jalil"

Jalil estuvo con el viejo cinco meses, entre el hijo y Jalil surgió una gran amistad, cinco meses dan para mucho, cinco meses son solo un soplo.
Pero cada día en esos cinco meses, todas las tardes el viejo y Jalil bajaban al parque, y andaban, el viejo recuperó se recuperó un poco y aunque necesita de dos bastones, lo que más disfrutaba era cuando  apoyaba sus pies en los de  Jalil y caminaban juntos.

A los cinco meses el viejo enfermó, una neumonia, fue rápido, Jalil no se separó de él ni un segundo,  cuando el viejo se fue, allí estaba su hijo y Jalil.
Después de su muerte Jalil volvió a la iglesia por si podían darle otro trabajo,  le dijeron que el hijo le había estado buscando que quería hablar con él.

Quedaron en la casa, el hijo le entregó una carta.
La abrió, y empezó a leer...

"Querido Jalil, mi amigo.
Sólo escribirte unas palabras para agradecer el tiempo que has pasado conmigo, quizás no fuera todo lo bueno que debí ser, y te pido perdón por como te traté los primeros dias, pero me diste una lección que nunca olvidaré.
Has sido ante todo un amigo, un compañero sé que no hay forma de agradecertelo lo suficiente, pero al menos déjame que haga algo.
He dado orden a mi hijo para que te entrege un cheque, no es mucho, pero espero que sea lo suficiente para que vuelvas a tu pueblo, sé lo que lo echas de menos, y espero que con ese dinero puedas montar algo o llevar a cabo tus sueños.
No lo rechaces, sé que eres orgulloso, pero por favor tómalo como algo que te regala un amigo, un amigo de corazón.
Hasta siempre mi amigo, hasta siempre Jalil"

Unas lágrimas cayeron sobre la carta, el hijo le tendió el otro sobre, pero antes de cogerlo se levantó y se abrazó a Jalil.

"Aquí tienes tu hogar, siempre que quieras, siempre que vuelvas, serás bienvenido"
Jalil entre lágrimas le pidió un último favor.

El último favor fue que le diera la silla de ruedas y que bajara con él en un último paseo.
Y asi fue, dicen que llegaron los dos con la silla vacía, que se sentaron en el banco y que hablaron de sus proyectos de futuro, de que nunca perderían el contacto, y cuando la tarde moría y el sol se ocultaba tras los árboles, Jalil ató la silla de ruedas al banco, murmuró algo, seguramente un rezo, y cuando acabó sonrió.

Jalil volvió a su pueblo.  Y por lo que sé sigue en contacto con el hijo, que algunas tardes baja limpia la silla, y se sienta aquí un rato.

lunes, julio 04, 2016

Cuentos por teléfono- EL HOMBRE QUE ALQUILABA SU TIEMPO

Descuelgo el teléfono, su voz llega desde el otro lado del hilo teléfnico vestida de nostalgia.
- Hola - me dice, y sus palabras se descuelgan de su boca como lo haria la lluvía de una hoja.
- Hola, tengo la sensación de que algo te pasa...
- Bueno... ¿sabes? creo que ya sé por qué te llamo, hablar contigo es como si en el fondo acompañaras mi soledad, em acompñas a estar sola, por que no hay peor cosa que sentirse sola, no es estar sola, sino sentirse sola, y me siento sola cada vez que rozo el otro lado de mi cama y sólo hay escarcha ni siquera conserva ya su perfume. Hay soledad en mi cocina, cuando sólo tengo que cocinar para mi, cuando lleno de vino solo un vaso, cuando mi cintura añora sus abrazos por detrás mientras me besaba el cuello. Hay soledad en mi mesa, esa mesa de madera que desnudé un día y tirita de frío. Hay soledad en las películas que veo por que no tengo un hombro donde apoyarme ni un cuerpo al que abrazarme cuando de la tele salta un miedo. Hay soledad en el silencio del acto de apagar la tele y caminar a la cama, sin poder comentar como ha sido el programa, o la pelí, sin poder besar un sueño de buenas noches, hay soledad en el abrazo que doy a mi almohada como si ella fuera su sustituto. Hay soledad en mis pasos por las calles de madrid, que a veces suenan a hueco, por que no hay un destino, no hay principio  ni final, no hay una despedida por que no hay una bienvenida. hay soledad en mi amanecer, cuando me estiro en la cama y siento el frió de la ausencia, de su voz de su mirada, de sus beso de buenos días, del olor a café que algunas veces me hacía.  Hay soledad en los viernes por la noches  por que ya no hay planes, hay soledad en los sábados por que no tengo con quien remolonear en la cama sintiendo que el lunes está tan lejos que quizás nunca llegue. Me siento como esos relojes de arena que miden el tiempo por los granos que pasan de un lado a otro, sólo que esta vez nadie girará el reloj para que vuelvan a caer, cada grano de arena es un momento que no volverá un momento cargado de soledad. Y hay soledad en mis recuerdos que cada día que pasa se enturbian más en mi mente como si se fueran desenfocando perdiendo en algún lado de mi cerebro al que cada vez más me cuesta llegar...
- Siento oirte decir eso, por que sé que hay soledades que son difíciles de llenar, de igual manera que hay soledades que acompañan por que gracias a ella podemos encontrarnos, yo sólo soy un contador de historias, si quieres puedo contarte una para que así al menos este ratito no te sientas tan sola.
- Gracias...
"Había una vez un hombre que se sentía tan solo como quizás te sientas tú ahora, había tenido la suerte de amar, se decía, pero nunca llego a comprender que uno se pierde pensando en lo que no se tiene cuando debe pensar en lo que tiene, y así sin verlo, sin desearlo se quedó solo.
Caminaba todos los días, maldiciendo su mala suerte, aunque en el fondo él sabía que no era cuestión de mala suerte, sino de que uno tiene lo que se busca, uno de esos días que se creía el ser mas trsite de la tierra pasó por delante de la puerta de un gran hospital, y sin saber por qué, entró.
Recorrió los pasillos mirando las habitaciones, oyó lamentos, y oyó rezos, vió lágrimas pero también vió esperanza y sonrisas, algunas de esas habitaciones estaban llenas de gente que iban a visitar a sus parientes, otras sin embargo solo guardaban a los enfermos que intentaban dormir para que la estancia en el hospital se les hiciera mas corta.
Al rato salió del hospital pensando en la soledad de estar tumbado en la cama hora tras hora sin que nadie fuera a visitarles.
entonces tuvo una idea, al día siguiente volvió al hospital y entró en una de las habitaciones en las que no había visitantes, se presentó y le dijo al enfermo, "hola, soy tu acompañante de alquiler", el enfermo le miró extrañado "¿es una broma?  ¿una terapia nueva del hospital?" "No" contestó él, simplemente creo que no es bueno estar solo todos los días y yo tengo tiempo me gustaría alquilar mi tiempo para acompañarle. "Ya ..  vale... pero cuanto me va a cobrar por ello...", inquirió el enfermo, "nada, sólo le pido que si alguna vez yo termino en un hospital usted me alquile su tiempo". Al enfermo le pareció algo extraño aquel trato, pero eso era mejor que no estar sólo todo el día.
 Y de aquella forma aquel hombre llegaba por las mañanas al hospital y alquilaba sus horas, una por paciente, hasta que terminaba el horario de visitas.
Dicen que estuvo cinco años visitando todos los días el hospital, hasta que un día cuando estaba alquilando una de sus horas, entró una chica en la habitación, "hola, ¿eres tú el visitante que se alquila?" le dijo, él la miró sorprendido, " sí soy yo, ¿por qué?". "me gustaría hacer lo que tú haces,  y no sé a quien dirigirme, y me llegó que había alguien que ya lo hacía... y aquí estoy"

Dicen que fué de esa forma que crearon una asociación, voluntarios que alquilan su tiempo, solitarios que apagan su soledad, sabiendo que el día que ellos puedan estar en una cama de hospital también tendrán compañía."
- Es una bonita historia...
- Lo es, pero no quiero que te lo tomes como una moralina por lo que me has contado, lo que sientes es como la sombra que todos tenemos cuando luce el sol, hay que aprender a convivir con ella, quizás algún día tu sombra pueda ser como la de Peter Pan y abandonarte por haga llegado alguien que la descosa de tus pies.
- Gracias, quien sabe... al menos tú me acompañas a no estar sola, un beso contador de historias.
- Un beso y dulces sueños.

martes, junio 21, 2016

Recuerdos

El sol de junio, en uno de esos atardeceres  que huelen y sienten a verano, calienta el asfalto de esta ciudad, una ciudad a la que amo y odio a  partes iguales.
El cielo como si Dios hubiera soplado está desnudo de nubes, y me recuerda a aquel cielo de la playa, de un azul intenso que rivaliza con las aguas del Mediterráneo.

Y se pegan a mi piel los recuerdos como se hacia antes con un sello al sobre, carta de recuerdos que un día tendría que mandar sin destinatario y sin remitente, como esos mensajes que se lanzan en una botella al destino.

Olor a patatas fritas, doble ración, a la espera de que suene un timbre, que trae en su sonido unos ojos y una sonrisa y un susurro.

Una caja de cerillas, pequeña, como un rincón perdido en la inmensidad de un espacio sin fin, amaneceres con olor a café, desayuno en la cama, cama desnuda tras la lucha de dos cuerpos, cuerpos en los que el sudor dibuja sonrisas, sonrisas que al final terminan colgadas  como cuadros en la pared, pared de esa caja de cerillas.

Un puf rojo, mudo, que calla situaciones tan rojas como el color de su piel.

Mesa de madera vestida de blanco, copas de vino, Maxwell, Bruce, luz de una vela, susurros que se deslizan en una liana que son las miradas que se cruzan.

Noches de música, de botella de lambrusco, de sentidos embotados por el alcohol, donde los sueños revolotean como mariposas en busca de una luz, luz que calienta e ilumina, esas noches de música.

Tiempo que pasa, que corre veloz y se desliza entre los dedos como los granos de arena de una playa lejana que ya no se alcanzará nunca, y un niño crece, sin verlo, pero crece, sin apenas notarlo, pero crece, cumpleaños de dinosaurios que dejan paso a mando de consolas,  dientes debajo de la almohada que dejan paso a vasos de leche y hojas de lechuga que un dia los camellos de unos reyes magos se comieron, ilusiones que el tiempo va cubriendo  de polvo.

En aquella caja de cerillas se quedó parte de un corazón roto, la otra parte aún la llevo incrustada en mi pecho, llena de aquello que sintió, como en un cuento, en ese pedazo aún quedan habitaciones que un día alquilé y que aunque ahora están vacias siguen ahí como si fuera ayer.

Son recuerdos, recuerdos de una vida.

lunes, junio 06, 2016

Cuentos por teléfono - ESPERAR

Sonó el teléfono.

- ¿Hola?
- Hola, ¿qué tal estas? - me dice una voz conocida
- Bien, pensé que ya no volvería a saber de ti, ha pasado tanto tiempo
- Es verdad, lo siento. Pero un pariente mayor mio se cayó y se partió el hombro y la cadera... y ya sabes, hospital, rehabilitación, ha perdido mucha movilidad y el tiempo se pasa volando...
- Lo sé, y siento lo de tu pariente, espero que pronto mejore
- Bueno, no lo sé, es muy mayor y esta vez parece... en fin, la verdad es que viendole y viendo los ancianos en la residencia te da que pensar, que hace uno con su vida, y tengo la sensación de que estoy a la espera, a la espera de que algo pase, a la espera de que algo cambie, a la espera de que un dia todo sea diferente, pero hago poco o nada para que esto sea diferente
- Al menos lo tienes claro, ¿un cuento?
- Por supuesto, me apetece escucharte, te echaba de menos
- "Hace mucho mucho tiempo, en una ladea lejana vivía una chica de ojos claros y pelo suave como la seda. Ayudaba en su casa a su madre, y por las mañanas iba a ordeñar a las vacas, a adecentar el establo y a echar un mano a su padre.
Cuando tenía tiempo libre paseaba hasta el rio, charlaba con los pajaros de sus sueños, sueños que le llevaban muy lejos del pueblo, a la gran ciudad donde viviría con un principe que se enamoraría de ella y su vida sería completamente diferente.
Había tardes que se quedaba asomada a su ventana mirando el puente por donde ella soñaba que pasaría su principe, entonces él la vería  y tomándola de la mano la llevaría a su castillo.

Su madre la miraba y le decía "ya estás con sus sueños pero los sueños hay que perseguirlos no vienen a buscarte a la ventana"."Pero mamá, él pasará por aquí y cuando suceda se enamorará de mi, y seremos felices"

Pasaban los días, las semanas y los meses, pero por el puente unicamente lo cruzaban los rebaños de vacas, ovejas y algún que otro comerciante. Más ella estaba convencida que no tendría que hacer nada, solo esperar.
Una tarde llegarón al pueblo unos caballeros, reunieron a todos en la plaza y anunciaron:
                                 "El principe parte para visitar su reino, y conocer a su futura esposa, engalen sus casas y preparense para recibirle"

Ella no podía creerselo, tanto tiempo esperando y ahora el principe llegaría cruzaría el puente, se fijaría en ella y su vida cambiaría para siempre.
Algunas amigas suyas no esperaron,   hicieron las maletas y cuando le pregutaron si se iba con ellas en busca del principe, ella contestó "no, prefiero esperarle aquí, él cruzará el puente y cuando me vea se enamorará de mi"

Incluso su madre al verla tan ilusionada le dijo que lo mejor era partir y encontrarle en el camino, de esa manera no tendría oportunidad de conocer otros pueblos a otras chicas, más ella decidió esperar, " el principe tiene que cruzar el puente si quiere conocer su reino..." se decía.

Y pasaron los días y pasaron las semanas, hasta que se escucharon unos caballos cruzar el puente, ella salió corriendo en busca del príncipe, más no era él.
Al pueblo llegaron unos caballeros que anunciaron que el príncipe había elegido otra ruta y que en una posada llegaron unas doncellas en su búsqueda, se hizo una fiesta y quedó prendado de una de ellas, la boda tendría lugar en el castillo en poco tiempo.

Ella no podía creer lo que estaba escuchando, ella que le había estado esperando tanto tiempo, tantas tardes mirando el puente, sentada en su orilla y ahora él la habia traicionado, se casaba con alguien que no era ella.
Quedó destrozada, se encerró en su habitación y se negó a comer.
Al tercer día, sus padres entraron en su habitación, la madre llevaba en su mano una maleta, era su maleta.
"Hija mia" le dijo " tu padre y yo aunque nos duela queremos que te vayas a la ciudad, alli vive una tia tuya con la que vivirás, pero los sueños no vienen a buscarte, no se esperan, hay que salir a por ellos, hay que buscarlos, hay que luchar por conseguirlos, aquí ya no tienes nada que hacer, no esperes más, la vida te espera en cuanto cruces el puente"

Ella con los ojos anegados en lágrimas se dió cuenta de lo tonta que había sido, cogió la maleta, abrazó y besó a sus padres y cruzó el puente camino de la ciudad.

Dicen que unos meses después volvió al pueblo, pero esta vez no volvió sola, no era un príncipe, pero era el rey de su corazón.
Se casarón en el pueblo fue un día muy feliz...

Y después... después lucharon para que cada día tuviera algo de especial, por que en este cuento no hay y se casaron y vivieron felices, ellos sabían que los sueños las ilusiones cuestan hay que pelearlas, algunas veces las consigues... otras tardas un poco más."
Y este es el fin
- Bonito cuento, y me parece que lo has pensado para mi, por lo que te he dicho
- Bueno tómalo como quieras, pero  estar esperando no te lleva a ningún sitio, es como si te sentarás en un anden a la espera del tren, pero si no sacas el billete y subes nunca saldrás a ningún sitio, siempre estarás anclada a esa estación.
- Gracias de verdad, tienes toda la razón
- Me alegro ¡ah! y espero que tu pariente se mejore
- Yo también lo espero, hasta pronto
- Hasta pronto, ciao

martes, mayo 10, 2016

Una canción

Llueve sobre Madrid, dias grises, como si el sol hubiera decidido retirarse, huir dejando tras de si un manto de nubes cargadas de agua.

A pesar de todo, camino por el retiro aprovechando una tregua en la lluvia.  
No hay nadie en el parque, y el silencio lo abarca todo, de las hojas caen gotas que rebotan en
la arena prensada.
El estanque, vacio, ahonda ese sentimiento de soledad, hasta los patos parece que esperan la vuelta del astro rey para salir de sus casas de madera.

A lo lejos en un banco, bajo una capa de lluvia, veo a mi viejito,  sabía que hoy le encontraría.
 
Me acerco deprisa mirando al cielo, pidiendo que es nube de un gris oscuro perlado nos deje el tiempo suficiente para poder charlar.

- Hola, a pesar del día, no sé porqué sabía que hoy le encontraría
- Me gustan los días lluviosos, cuando no hay nadie y respiro el silencio de este parque, aunque sabía que vendrías no las tenía todas conmigo.
- Gracias por esperarme
- No tienes po que darlas...
- ¿Sabes? No sé si es el tiempo o la lluvia, pero siento que  mi vida es un completo error, que en algun tramo del camino me perdí,  me equivoqué y sigo cometiendo error tras error en un intento vano por que reecontrar un camino, mi lugar,  pero cada vez queda menos tiempo...
- Debes recuperar tu canción, entonces encontrarás tu camino
- ¿Mi canción?
- ¿Te cuento una historia?
- Claro que sí, ¿mi canción?...
- Pues tu canción, sí, todos tenemos una, o eso al menos cuentan en...

"En un poblado de Africa central perdido entre la selva, cuando nace un niño, ya sea chico o chica, todo el poblado se reune y cantan por el recien nacido, es su canción, única para él, no hay dos canciones iguales, cada habitante del poblado tiene una canción diferente.
Esa canción le acompañará siempre, cuando va creciendo y en sus días especiales, recordatorio de cuando nació, su ritual de iniciación, su ingreso en la tribu como miembro activo, esos días se reunen todos y le cantan la canción. " su canción".

Pero cuando obra mal, hace algo malo, o se equivoca, no hay reproches, no hay castigo como aquí entendemos el castigo, simplemente se reune toda la tribu le rodean y permanecen en silencio durante horas, desde el amanecer hasta el anochecer, un silencio sepulcral, indicando que con su acto ha perdido su canción, la canción de su vida, y en ese momento, ese silencio es lo mas humillante que le puede pasar. 
Sentir que ha perdido su canción que nadie de la tribu le cantará más, y que él o ella no podrá cantar lo que aquí llamaríamos su banda sonora, es lo peor que le puede pasar, peor incluso que le desterraran.
Por eso hará todo lo posible para recuperar, para que cuando la tribu  considere oportuno, considere que con sus actos es merecedor de ello, vuelvan a reunirse y vuelvan a cantarle la misma canción que cuando nació, la misma canción que su madre le cantaba cada noche para que se durmiera, la misma canción que le cantaron cuando pasó a la pubertad, o se casó o tuvo a su primer hijo.

Y cuando mueren es la canción lo último que oirán , lo único que se llevarán al otro lado."

-
Es preciosa tu historia
- Lo es, tú  has perdido tu canción, te pierdes en pensar que dejaste de cantarla en algún recodo, o que te la robaron cuando te rompieron por dentro, pero lo único, lo único que debes hacer es recuperarla, volver a tenerla, a desear oirla, por que ahora estas sordo, y persigues solo silencios, en cuanto vuelvas a tener tu canción, entonces seras tú de nuevo, y seguro que volveran a cantartela hasta el último de tus días.

Sólo puedo mirarle, a veces sus historias, sus cuentos me parecen ... de loco, pero cuando los pienso, cuando los siento, llego a comprender toda la verdad que hay en ellos. 

En algún lugar dejé de cantar mi canción, dejé de escuchar a quien me la cantaba, quizás por que yo mismo dejé de cantarla y mis oidos quedaron sordos, como él dice, es hora de que vuelva a encontrar mi canción.

La nube no espera más y empieza a caer lentamente sobre nosotros.
Vuelvo a mirarle, y sus ojos se despiden de mi.

Me coloco mi sombrero de lluvia, y aprieto el paso, cuando miró hacia atrás él ya no está, solo hay un banco vacío,  un banco de madera empapado de lluvia.

Y yo intento encontrar mi canción.

lunes, mayo 02, 2016

Un cielo azul

Hay un cielo azul sobre Madrid.
Un azul que seguramente no lo haya en ningún otro rincón del mundo, algunos lo llaman la luz de Madrid.
Es como si alguien hubiera abierto las nubes con una cremallera dejando al aire todo un tul de un azul intenso y brillante.

Camino por el retiro, a estas horas tempranas de un día festivo, sólo un puñado de corredores recorren sus calles de arena.
De los árboles cuelgan letras y palabras, con las que conformo historias que se quedan en el suelo, en las ramas o simplemente se disuelven en mi memoria, una memoria que
a veces parece ser la memoria de un pez.

Llego al estanque y en una esquina veo a una pareja bailando, no hay musica, y sin embargo se que dentro de ellos hay una sinfonía que quizas dejó de sonar hace tiempo, los observo, él ha cerrado los ojos, ella también, mientras giran despacio, una vuelta sólo una dan, y se separan.
En la cara de él hay una pincelada gruesa de tristeza como si se arrepintiese de algo que sucedió una vez, pero veo en sus mirada que hay algo más, una sombra de muerte. Ella le sonríe y le brillan los ojos mientras vuelve a ponerse los cascos. Su forma de mirarle me convence de que una vez estuvieron enamorados, y sin embargo ahora ella se aleja, se gira y se despide alzando la mano, él parado asiente con la cabeza y aquí desde lejos juraria que alguna lágrima recorre su mejilla.

Lentamente se van y desaparecen de ese paisaje que es el estanque, un chico lanza un palo a un perro que saltando alegremente lo atrapa antes de que caiga al suelo y yo me acerco al árbol más próximo y recojo de sus ramas letras y palabras, quizas escriba una historia donde hace tiempo había una pequeño edificio en un pequeño pueblo con una pequeña puerta de madera, y había unas escaleras antiguas que crujian cuando subías por ellas, y había un puerta a la izquierda,  una puerta que daba a piso...

Quizas escriba una historia, quizás había una historia que contar con las palabras de ese árbol.

Y sobre Madrid hay un cielo azul, como seguramente no  hay en ningún rincón del mundo, y yo camino sólo, solo hacia ningún lugar.

jueves, abril 14, 2016

Tejiendo

Suena el teléfono.

- Hola, soy yo
- Hola, te noto la voz cansada
- Sí, no te lo voy a negar, estoy cansada...
- Hay momentos que la vida cansa, no por que no siga siendo hermosa sino por que a veces se convierte en un cuadrilátero donde es imposible bajar los brazos, hay que aguantar los golpes y esperar el momento, quizás suene la campana y puedas descansar en tu esquina, quizás puedas lanzar un gancho y darle a la vida lo que se merece.
- No lo sé, hoy no tengo ganas de pensar, sólo siento que en algún momento me euivoqué de camino, o que simplemente no supe ver lo que tenía delante, lo dejé escapar y ahora ya no hay vuelta atrás.
- ¿Quieres que te cuente una historia?
- Si, por favor
- Hace tiempo caminando por un bosque perdido, de esos momentos que uno desea perderse por si acaso en algun recodo te encuentras, cosa por cierto que casi nunca sucede, me encontré a un viejo sentado sobre una roca.  Me senté junto a él, me miró y suspiró un "hola" que flotó en el aire lo suficiente para caer entre las hojas suavemente. El viejo siguió moviendo las manos, pero en sus manos no había nada.
Yo le pregunté "¿Que hace?"  y él me contestó "Estoy tejiendo palabras, llevo tejiendo mucho tiempo, saco letras de mi vieja frasca y empiezo a tejerlas a veces sale un "te quiero" junto a un "no me olvides"  tejo un "un beso" junto a "un abrazo" y un "dormir juntos, despertar juntos", cuando termino se lo doy a la persona que ne ese momento estba en mi vida, algunas veces se vestían con mis palabras, y mientras ese vestido lo llevaba la vida era... "diferente", luego se desvestían y se iban. Entonces yo volvía a recoger mis palabras las metía en mi frasca y empezaba de nuevo a tejer por si surgia volver a entregarlas. Hubo quien se no llego a desvestirse, simplemente se llevó las palabras,  quizás por que las necesitase, quizas por que las colgó de alguna pared como recuerdo."  Ahora sigo tejiendo, aunque a veces aparezca un "debería", varios "quizás" y muchos "lo siento", el hilo se convierte en lágrimas y en sonrisas, tejo  con recuerdos y con sueños, y cuando cae la noche lo recojo todo hasta el día siguiente.
¿Y que va a hacer con todo lo que teje?, le pregunté, simplemente tejo el vestido más hermoso que nunca se vió para cuando llegue, y cuando eso ocurra estaré preparado.
me quedé mirándole mientras él seguía moviendo las manos, unas manos vacías, le sonreí, me levanté y seguí mi camino.
Ese día tampoco me encontré.
Sé que a veces tenemos la sensación de que nos perdimos en algún recodo del camino, de que dejamos escapar aquello que quizas fuera nuestra estrella, nuestro tren , pero nunca lo sabremos, porque lo vemos ahora con el tiempo pasado y creemos que quizas como el viejo tejimos las palabras adecuadas aunque se desvistieran antes de lo que creiamos, o se llevaran el vestido.. eso nunca lo sabremos
- Yo sí lo sé - y su voz pareceía cargada de nostalgia
- Quizás debas buscar alguna frasca e intentar volver a tejer esas palabras que piensas se llevaron
- Quizás...
- Inténtalo.
- Gracias de nuevo, siempre hay algo en tus cuentos que se queda "colgando" como si esperase a ser recogido...
- Son solo palabras, nada más que palabras, llámame siempre que quieras
- Lo haré
- Ciao
- Ciao.

martes, abril 12, 2016

Espuma de mar

Nunca lo entendí.
Aunque siempre lo comprendí.

Puede que fuera que mi madre, en una de sus locuras, me bautizara con agua de mar, puede que fuera que aún casi sin abrir los ojos, en una noche de luna llena, sus manos me introdujeran en la mar.

La mar, en  femenino, siempre la he llamado la mar, porque ella y yo, yo y ella, vivimos en la  distancia, distancia que nos separa. pero nos une en recuerdos de arena y sal.

Espuma de mar
Tú que sabes amar
Que besas la orilla, que vienes y te vas,
Espuma de mar
Enseñame a olvidar

Mi madre nos dejo un dia calido de otoño, no dijo nada, sonrió, caminó a la playa y se perdió en la mar.
Nunca la odié por ello, nunca odié a las olas que la abrazaron y se la llevaron para no devolverla jamás.

Ella era agua, remanso y tempestad, puerto y rompeolas, tsumani y riachuelo.

 Siempre volvía  a aquella playa, donde un día tú me miraste y yo te dije "No me romperas el corazón ¿verdad?",  bajaste la mirada y miraste  la arena, yo bajé la mirada y encontre mi corazón roto en pedazos, cuando te quise volver a mirar, ya no estabas sólo quedaba la arena y la mar.

Desde aquel día soy como esos prácticos de puerto, otra vez a la mar,  que se suben a un barco enorme que no es el suyo y junto al capitán lo llevan a puerto para atracar, luego desciende del barco y ya nadie le recuerda.
He atracado grandes barcos y también pequeños, incluso alguna vez he tenido la ocasión de sacarlos del puerto y dejarlos en alta mar.
 Todos han tenido algo en común, que nunca regresaron, que nunca se acordaron.

Hoy vuelvo a la playa hoy vuelvo a mi mar, con las manos delgadas y el alma cubierta de sal.
Nunca es tarde, me dicen, pero  siempre es tarde para volver.
Tomo entre mis dedos un poco de agua y en un lienzo, para que nadie pueda leer, escribo:

"Espuma de mar
Tú que sabes amar
Que besas la orilla, que vienes y te vas,
Espuma de mar
Enseñame a olvidar"

domingo, abril 03, 2016

lavadoras de alquiler

Por petición de mi hermana Patricia, aquí os dejo un relato de esos pequeños habitáculos donde la gente va a lavar su ropa.


                                                      *********

La noche caía sobre Madrid como un manto mortecino sólo rasgado por la luz amarillenta de las farolas.
Él llegó al pequeño recinto, no más grande que una habitación, la luz del neón pestañeaba.
Baldosas verdes hacian de alfombra de aquellas lavadoras industriales, unos bloques de madera pegados a la pared hacían de mesas. Un dibujo soez en un rincón de la pared sustituía a  un cuadro que alguna vez debió estar allí colgado por las huellas que le marco había dejado.

Subió su ipod mientras Térez Montcalm cantaba rasgando su voz "A song for you".  (https://www.youtube.com/watch?v=MWEy5ep1Hdw)
Vació su bolsa, unas cuantas camisas, dos vaqueros y ropa interior. Hizo una bola con todas ellas y las introdujo en la lavadora, cerró la puerta de cristal y observo como quedaban alli encerradas.
Sacó unas monedas de su bolsillo derecho, mientras ponía la dosis exacta de detergente.

La luz volvió a pestañear como si de un ojo que lo mirase desde arriba se tratara.
Metió las monedas, apretó el botón y oyó el agua correr por las venas de aquel aparato hasta caer en el receptaculo donde se hallaba su ropa.

Se sentó, miró a la calle, desnuda de gente, y sintió un horrible silencio cuando la canción de su ipod acabó. Buscó el botón de replay y volvió a ponerla.
Tenía veinte minutos, cerró los ojos y recordó que no hacía mucho tiempo él tenía su propia lavadora, y en ella dormian su pijama junto al de ella, sus calzoncillos junto a su brasier, sus camisas junto a las de ella.
recordó lo que le gustaba plancharle la ropa mientras ella en ropa interior tumbada en aquel pequeño sofa le tentaba a dejar la plancha.

Ahora sólo le quedaba aquel pequeño habitáculo, y como única tentación el guiño del viejo fluorescente.
Miró como su ropa daba vueltas, no tantas como había dado su vida.

Térez volvio a desgarrar un " this song is for you" y una lágrima descendió por su mejilla lavando los ultimos pedazos de su alma.

La máquina se para, expulsa el agua y deja su interior preparado para centrifugar, ronronea antes de emprender la marcha y empieza a girar, gira y gira a una velocidad endiablada, hasta que de pronto se para.
Unos instantes y se enciende una luz verde.
Él se levanta aprieta el resorte y la puerta se abre como si la escupieran.

Dobla la ropa con cuidado, la mete en la bolsa, y cuando va a salir el neón vuelve a pestañear.

En su ipod Térez termina cantando:
 "I love you in a place where there's no space or time
I've loved you for my life
You're a friend of mine
And when my life is over
Remember when we were together
We were alone and I was singing this song to you.." (*)

(*)

Te amo en un lugar en el que no hay espacio ni tiempo,
te amo por mi vida,
eres mi amiga,
y cuando acabe mi vida,
acuérdate de cuando estuvimos juntos,
estábamos solos y yo te cantaba esta canción...


Si quieres oir la canción  https://www.youtube.com/watch?v=MWEy5ep1Hdw

sábado, abril 02, 2016

Cuentos por telefono 11 - Enfadada

Suena el teléfono. Descuelgo.

- Hola
- Hola - su voz suena dura, como si las palabras que fuera a pronunciar se fueran a estrellar contra una pared de mármol.
- Hace mucho tiempo que no me llamabas
- Lo sé, he dejado pasar el tiempo, porque tras nuestra última conversación, tú ultimo cuento... no, cuento no, aquel  final a mi poema, lo escuche una y mil veces y sinceramente me dolió
- ¿Te dolió?
- Si, creo que no  llegaste a comprender lo que sentía lo que te quería decir, y tú simplemente  utilizaste tu "buenismo", creo que a veces en la vida no basta con ser positivo, no basta con decir si tiene que ser que sea, no basta con pensar que con querer es suficiente...
- Pero...
- ¿Sabes? aquella frase "Cuando tus risas apaguen el sonido de mi voz yo aún guardaré mis canciones para ti." A mi las risas se me apagaron y mi voz se quebró, no podía cantar, no podía ni siquiera hablar, hasta borré la palabra peque de mis labios.
- Yo...
-  Quizás tu no has amado, pero yo no puedo pensar en que las cosas suceden y uno las recoge  y aprende de ellas como si fueran una lección de gramática, yo no.. quizás porque en mi corazón no caben más cicatrices, y aunque sepa que  un dia oueda encontrarme mirandole a los ojos ... se que ahora vivimos vidas separadas.
- Y sin embargo creo que siempre hay un rincón de nuestro corazón donde a aquellas personas que amamos, que nos quisieron,  siguen viviendo allí, bajo aquellos recuerdos que nos hicieron vivir, besar, abrazar, soñar, sé que conviven con el dolor, el rencor y la decepción, pero siempre queda algo o eso es lo que me gustaría pensar.
- A mi no me queda nada, solo un vacío... un enorme vacío
- Y sin embargo
- ¿Sin embargo?
- Habia una vez un chico y una chica, en un pueblo de casas blancas cerca del mar, de un mar tan azul que parecia convertirse en verde turquesa. desde un primer momento supieron que eran el uno para el otro,  como en aquello cuentos  donde el final siempre es feliz, sólo que la vida no es asi y a pesar de lo que sentían su final si fue un final. Ella se mudó a otra ciudad, y a pesar de que conoció  a más gente, nunca le olvidó. Muchas veces se sorprendía cuando caminaba por una calle pensando en que estaría haciendo él, que estaría comiendo, que película estaría viendo.  pero su dolor era tam grande que borraba aquellos pensamientos de un soplido.
Él se quedo en el pueblo, intentó volver a enamorarse pero sólo conseguía tener relaciones que le dejaban más y más vacío. Se convencía que ella ya lo había olvidado y aunque hacía esfuerzos por olvidarla, siempre pensaba que no hay nada más lindo que recordar a quien te  ha olvidado.
Pasaron los años, hasta que el destino los volvió a jugar una pasada. Él viajó a aquella ciudad y como si alguna mano manejara unos hilos invisibles se cruzaron en una calle. A pesar del tiempo transcurrido, cuando sus miradas se enlazaron en el aire, fue como si una agujero en el tiempo les devorara y aquello que habían sentido les golpease de nuevo. Él siguió andando, pensando que ella no le recordaría, ella se mordió el labio, intentó cruzar la calle pero recordó la frase de aquella canción " aunque sepa que un dia me encontraré mirándote a los ojos... se que ahora vivimos vidas separadas". Ella siguió su camino.
Hubo un silencio

- ¿Y...?  - dijo ella.-  Nada - contestó él
- ¿Cómo que nada? ¿no se volvieron a ver, no se llamaron no se dijeron nada...?
- Tú que harías, me has llamado enfadada y ahora me dices...
- Ya, bueno, pero la vida es otra cosa, no es un cuento de los que tú cuentas
- ¿de verdad? No crees que puedes hacer de tu vida un cuento, y que no sea un cuento tu vida

Hubo otro silencio

- Quizás... - y las palabras de ella, como equilibristas, se mantuvieron en el aire.
- Quizás ya es algo, me ha gustado que me llamaras, por favor no te demores tanto
- Te llamaré
- Adiós
- Ciao

domingo, marzo 13, 2016

Alguien como vosotros

Me pongo el uniforme azul, y cuando paso delante del espejo del vestuario bajo la mirada.
No es que me avergüence de el, pero tras pasar muchos años de mi vida estudiando, dando todo de mi, terminar una carrera, nunca pensé que llegara a trabajar con este ridículo uniforme en un supermercado.

No quiero que penséis que me las doy de algo, tal como están las cosas y mi vid,a incluso debería dar las gracias, pero pìenso qué tan bajo hemos llegado, que se han de dar las gracias por un mísero sueldo en un mísero trabajo, no sólo a mi. que pasé mi vida entre libros sino a la mayor parte de las personas que ejercen trabajos tan mal pagados aunque la excusa sea que cualquiera puede hacerlo  y que hay cientos esperando  por un trabajo así.

Monto el mini stand entre esas dos barreras frigorificas, sino fuera por mi camiseta térmica estaría temblando de frío todo el día.
Aún es pronto, pero en nada vendrán, unos pasaran sin ni siquiera mirarme, otros se pararan a la espera de que me acerque por que ya no sólo buscan comprar los productos también buscan algo de charla,  luego están esas personas que te miran por encima del hombro, que despectivamente te llaman o ni siquiera te escuchan tan solo porque creen que son algo más que yo, y por último están los niños, esos que corretean, cogen los productos los tiran al suelo o los abren y los padres les rien la gracia, mientras yo no se si gritarles a ellos o darles un bofetón, ahora los niños, con eso de que no se les puede gritar y ni mucho menos un cachete se les educa con esa "psicologia" barata que crea monstruos que gritan a los padres, que se enfrentan a un adulto cuando les recriminan su actitud y lo peor es que si lelgan los padres encima se te encaran.

Sin embargo me gustan los viejitos que viene a verme, unos me piden si tengo algo de oferta o de muestra,  algunos sólo vienen a pasear por el centro comercial, su vida ha quedado relegada a eso, a un paseo solitario antes de estar encerrados en sus cuatro paredes, y se me acercan y me cuentan, que si sus hijos ya casi no pasan a verlos, que se sienten solos y salir a dar una vuelta les vale, otros solo lo piden por que seguramente es el unico postre que tendrán, su corta pensión no da para más, luego llegan las señoras con el carro como si circularan en un coche de lujo con sus abrigos de piel sintética, se paran y me sueltan los ultimos cotilleos que en tardes pegadas al televisor han visto en salvame o en cualquier programa  basura y de mierda que proliferan y triunfan, echar la bilis unos sobre otros, sacar todos lo trapos sucios, qué más da que sea en horario infantil, los que lo ven se tragan toda esa mierda como si fuera el mejor alimento cocinado.

Y yo les escucho, no me que da otra, en una especie de consejara-psicologa-sacerdote,  a la espera de que se llevan un pack o dos, a la espera de que vuelvanm y con sus compras yo puedarellenar luego un  largo formulario de los productos que más han gustado , los que más se han vendido, y así poder volver el siguiente fin de semana.

Llega un señor con  traje y corbata, engreido me mira y me escupe sus palabras " tienes alguna muestra hoy", es su ritual no suele comprar nada, pero me mira altanero a la espera de que se lo de, y cuando lo tiene en su mano se va, ni un gracias, ni un feliz día.
os preguntaréis que porqué se lo doy,  es sencillo, la segunda vez que me lo pidió y le dí, a la hora de comer le sorprendí en un banco, un papel de estraza, un bocadillo y mi muestra. Seguramente es alguien al que le han echado del trabajo y no tiene valor de enfrentarse en casa a la verdad, pasa por 100 grs de mortadela y una pequeña barra de pan y come en un banco alejado de todos y de todo, intentando pensar que su mundo no se ha venido abajo que él sigue igual, que todo sigue igual, hasta las 5 que puede volver a casa, un dia de trabajo más un dia con la mentira bajo el brazo.

Y asi son mis días aquí, de pie con la mejor de mis sonrisas, aunque por dentro yo tambien sienta que mi mundo lentamente se derrumba, auqnue cuando me quite el uniforme tenga que ponerme otro, ese que oculta lo que siento por dentro para que nadie se de cuenta, para que lo que mas quiero en el mundo solo vea mi sonrisa y no mis lágrimas, para de alguna manera no sentirme devorada por este mundo cruel, donde hay personas que una vez pensaste conocer y amar y hoy se te revuelven como serpientes.

Sólo os pido una cosa, cuando os acerquéis en un hiper mercado o en un super a alguien que promociona productos, pensar que vosotros podíais ser esa persona, es alguien que hace su trabajo, que quizás es todo lo que tenga, alguien como vosotros.

viernes, marzo 04, 2016

Muertos

Mi cama se ha convertido en un pequeño cementerio lleno de muertos.
Unos muertos enterrados, otros aún sin enterrar.

Hay noches que salen a bailar encima de sus lápidas. Lápidas en las cuales yo he escrito con jirones de mi corazon hermosos poemas de despedida.

Y bailan y bailan, haciendo círculos.
Bailan alzando las manos, moviendo los piés, llamándome para que baile con ellos.

Y algunas veces bailo y algunas veces me quedo sólo mirando y algunas veces intento volver a hacer el amor con ellos, besar sus helados labios de los cuales antes se deslizaban palabras de primavera, intento hundir mi cabeza en sus pechos, mi sexo en su sexo... pero son solo eso muertos, son solo eso fantasmas... mis fantasmas.

Fantasmas que con las primeras luces del alba vuelven a sus tumbas, esas tumbas que llenan mi cama... cama fría como la escarcha.

Hasta la próxima noche que volveran a bailar, volveran a llamarme...

martes, febrero 23, 2016

Cuentos por teléfono 10 - Cuando...

Sonó el teléfono, una, dos, tres veces.
Descolgó.
En algún lugar al otro lado del aparato una voz apagada, cubierta de lágrimas, susurró un "hola" tan bajito que las palabras se descolgaron de sus labios con una tirolina, saltarón al telefono y caminaron hasta donde él pudo escucharlas.

- Hola - respondió el contador de historias - hace tiempo que no sabía de ti, pensé que ya no necesitarías de nuestras charlas.
- Hola - repitió ella, esta vez con algo más de fuerza - lo siento, sólo que no tenía fuerzas, a veces uno suelta tanta mierda que parece un aspersor de un parque cuando toca la hora de riego, y yo no quería empaparte con la mia.
- No digas eso, me gusta que me llames, que me cuentes, que por un momento descargues tu mochila, si eso te hace sentir mejor, a mi me hace sentir mejor que  escuches mis cuentos, que yo te escuche a tí y cuando cuelgas note que tu voz ha cambiado.
- Gracias... de verdad, ¿podrás aguantar una más?
- Claro que sí.
- Hoy no sé si te pediré un cuento, hoy soy yo la que quiero leerte algo que he escrito en una de esas noches que no puedes conciliar el sueño, que las sombras de una vela se confunden con las sombras de los  recuerdos, recuerdos que saltan de su arcón, un arcón guardado en un recoveco del corazón al que uno no quiere ir a visitar, pero va.
- Dime... leemelo.
- Son unas pocas líneas... me inspiré en una canción
     
      "Cuando me hayas ahogado en las aguas de tu olvido.
        Cuando me hayas disuelto en la niebla de la mañana
        Cuando me hayas dejado ir entre la espuma de las olas
        Cuando sólo sea una página más que pasaste del libro de tu vida
        Cuando cierres la puerta de aquella casa de la playa y 

            el eco de nuestras risas solo sean eso un eco
        Cuando me conviertas en un recuerdo de tus recuerdos..."


Se hizo un silencio, un extraño silencio lleno de sonidos.

- Lo has dejado sin acabar - dijo el contador de historias.
- No sé acabarlo, me quedé ahí colgada, como esos cuadros que se cuelgan solo por el hecho de que hay que vestir una pared para que no quede desnuda.
- ¿Me dejas?
- ¿El que?
- Terminarla
- Si quieres...
- A ver ...

    "Cuando la vida te sonría y no te acuerdes del ayer
      yo aún estaré detrás de tí
     Cuando todo lo que veas es el azul intenso del cielo
     yo tendré en mi mano el bote de pintura
     Cuando tus risas apaguen el sonido de mi voz
     yo aún guardaré mis canciones para ti.
     Porque  cuando llegue la tormenta que un día llegará
     y no tengas sitio donde ir
     Piensa en mi y allí estaré
     acunándote una vez más"

- Me gusta ese final... pero...
- ¿Pero?
- El final ya se escribió, el final estaba escrito en el viento, gracias de todas maneras
- ¿Sabes?
- Dime...
- Los finales nunca se escriben, los finales los pone uno cuando cierra  puertas, cuando deja de sentir, cuando guarda los recuerdos en arcones olvidados, los finales los pone uno cuando cierra los ojos,  no pongas finales, simplemente pon punto y seguido, o puntos suspensivos, porque quien sabe...

   "Cuando abrás los ojos y abras la ventana, cuando quieras pintar de azul el cielo gris
     y de verde  esmeralda el mar de tu vida
     cuando quieras, puedes empezar a vivir."

    Llámame pronto, te echo de menos.

- Gracias una vez más mi contador de historias, lo haré, no lo dudes.

domingo, febrero 21, 2016

Llorar

Había alquilado aquel pequeño estudio,  como un caracol ermitaño buscaba su concha, su caparazón donde resguardarse, muchos hubieran dicho donde esconderse y quizás fuera así.

Quería escribir, rellenar todas aquellas hojas en blanco de su block con historias de sueños cumplidos, de amores imposibles que la final se abrazan y besan, de manos que acunan corazones, de manos que cosen con hilo las cicatrices de corazones rotos.

Quería escribir todo lo que él quiso vivir y sólo le dejo el corazón roto.

Aquel pequeño estudio tenía las paredes de papel, podía oír a las 7 en punto de la mañana ni un minuto antes ni un minuto después, el despertador del piso de al lado, oía correr el agua y a las 7:42, ni un minuto antes ni un minuto después alguien cerraba la puerta. Puerta que no volvia a hablar hasta las 18:15, día a día, cada día de la semana excepto los fines de semana.

Aquel lunes fue la primera vez que oyó como alguien lloraba detras de la pared, no era un llanto desgarrador,era casi silencioso, sin duda un llanto de mujer.
Paró lo que estaba haciendo, aquel sonido llenaba su habitación y como una mano helada apretaba su corazón.
Se sintió tentado de ir a ver que pasaba, pero tenía experiencia en que aquello sólo le acarrearía problemas y si acaso, quizás, otro jiron más en su corazón.

Al cabo de un rato el llanto cesó, oyó ruidos de platos y como encendian un televisor.

Tres días después y más o menos a la misma el llanto volvió y de igual manera al rato cesó, oyó un ruido de platos, un televisor encendido y nada más.
Empezó a pensar en los motivos de aquel llanto, quizás se sintiera sola como él, quizás solamente era la nostalgia o la ausencia de un ser querido, quizás... quizás no era de su incumbencia y lo mejor era dejarlo estar.

Pero el lunes volvió a pasar, y tres días después otra vez, como si fuera algo programado, a la misma hora el llanto y con el mismo final un ruido de platos y un televisor encendido.
Como buen escrito emborronó un montón de hojas sobre la historia de aquella chica que lloraba dos días a la semana y a la misma hora, ¿leería una carta de un amor que la había abandonado? ¿ quizás escucharía alguna canción triste con unos cascos  y su recuerdo le hacía llorar? Pero no encajaba que casi siempre fuera a la misma hora.

Aquel llanto se estaba conviertiendo en una banda sonora  y él necesitaba apagarlo, no soportaba la idea de oirlo una vez más.
Y ese lunes a la misma hora, quizas un minuto antes, quizás un minuto después, cuando ella empezó a sollozar, él llamó a la puerta.

Oyó una voz que le decía "un momento, voy" y cuando la puerta se abre aparece ante él una chica envuelta en un delantal de cocina, sus ojos rojos delatan que estaba llorando, él intenta blabucear unas palabras

- Hola, soy tu vecino, verás... quizás no debería meterme donde no me llaman... pero te oigo llorar  siempre los mismos... bueno... yo ... me preguntaba si te pasa algo, si necesitas cualquier cosa...
- Ohh vaya - le contesta la chica azarosa - no pensé que me oyeras, no quería molestarte...
- No, no... no es ninguna molestía, sólo me preocupaba oirte, esas lágrimas, algún amor perdido, algún pariente, o quizás la soledad... y me dije voy a llamarla que sepa que si necesitas algo...
- ¿Cómo? - y aquella chica esbozo una sonrisa, casi era una risa incontenible, que por educación ahoga entre sus labios - jajaja no, no.... perdona que me ria, de verdad, no me río de ti, pasa anda y verás...

Entró en la casa, era algo más grande que la suya, ella le indicó que la siguiera, entraron en la cocina, sobre una pequeña mesa había un bol con patatas cortadas, al lado un montón de cebolla picada.

- ¿Ves? ese es el motivo de mi llanto, adoro la tortilla de patatas, pero al cortar las cebollas no puedo evitarlo, y bueno soy algo metódica suelo hacerme una tortilla los lunes y una los jueves...
- Yo... esto... vaya estúpido que debo parecerte, pensando que llorabas por alguien y...
- No te preocupes, es un detalle encantador que te hayas preocupado por mi,  esas cosas ya no se llevan
- Bueno al menos déjame darte un consejo para que no llores más cortando la cebolla
- ¿Sabes alguno?
- Si claro, mi abuela encendía una vela cerca de donde cortaba la cebolla, según decía absorvía los gases de la cebolla y evitaba llorar.
- Ummm ¿lo probamos?, venga, si resulta te invito a cenar... tortilla de patatas

Y aquella noche lo vecinos oyeron el ruido de unos platos, un televisor encendido... y unas risas en compañia

Fué la primera de muchas tortillas de patatas...

jueves, febrero 18, 2016

Ventanas abiertas

Subió la persiana y abrió la ventana.
Afuera lucía un sol implacable, colgado de un cielo azul intenso.
En el horizonte el mar de un verde  que parecía esmeralda rompía contra la playa.

Se frotó los ojos, los cerró y los volvió a abrir.

Allí seguian, un sol que lucía implacable colgado de un cielo azul intenso, un mar de un verde que parecía esmeralda rompía contra la playa.

No volvió a cerrar la ventana, no bajó nunca más la persiana.

sábado, febrero 13, 2016

Una canción

Llovía sobre Madrid, aquel estaba siendo un invierno raro, cálido, seco como si el otoño no hubiera querido dejarnos y el invierno escondido en algún rincón del planeta no se atreviera a hacerle frente.

Hay ciudades que le temen a la lluvia y Madrid es una de ellas, el tráfico se colapsa, la gente no sabe andar con paraguas que te van clavando en cuanto te descuidas, e incluso si  no vas atento algún coche pasa raudo salpicandote.

Sin embargo, a mi me encanta pasear bajo la lluvia, sí, lo sé, es un incordio , pero recuerdo cuando de pequeño calzaba unas botas de agua e iba saltando de charco en charco, ¿recuerdo o simplemente es un sueño de lo que me hubiera gustado?. El caso es que salgo a la calle con mis cascos, quiero pasear, ¡no!, necesito pasear, que la lluvia empape mis pensamientos, quizás con un poco de suerte los arrastre bien lejos.

Llego al parque del retiro, casi vacío, en el estanque solo los patos se atreven a posarse encima de sus aguas, y los pocos que caminan por el parque lo hacen rápido y con la cabeza baja, sin embargo a mi me encanta mirar el cielo cubierto, las ramas vestidas de gotas de agua que se zarandean, y llega a mi la visión de como me gustaba jugar a pasar debajo de un árbol y cuando aquella persona pasaba lo zarandeaba para que le lloviera encima, un instante de reproche un instante de  sonrisa.

En un rincón encuentro una figura conocida bajo una capa de lluvía, es mi viejito, hoy si que no me lo esperaba.
Me siento a su lado.

- Hola - le digo - no esperaba encontrarte por aquí con la que cae...
- Yo sin embargo sabía que vendrías
- No me cabe duda
- Siempre que te encuentro te veo con los cascos puestos...
- Bueno me gusta caminar con música es cierto que a veces dentro del parque me los quito, me gusta escuchar el silencio, el sonido del viento entre las ramas, pero casi siempre tengo una banda sonora que me acompaña
- Si, yo recuerdo aquellas viejas canciones, de aquellos bailes,  donde uno nunca se decidia a sacar a la chica a bailar, hoy tristemente eso se ha perdido
- Es una pena - le contesto - yo recuerdo los lentos, alguien apagaba la luz o en la discoteca disminuian la luz, sentias sus brazos rodearte el cuello mientras tu agarrabas su cintura, y aquella sensacion de que todo alrededor hacía un "fade in black", aquellos veranos...
- Noto que te pones algo nostálgico
- Echo de menos aquellos tiempo, aquellas sensaciones, ese vacío en el estómago.
- Ummm, y ahora ¿cual seria tu banda sonora?
- No lo sé, supopngo que según el momento, pero si me tuviera que decidir por una canción que definiera lo que ha sido parte de mi vida quizás sería "Me dedique a perderte" 
  ( NOTA. puedes escucharla aquí https://www.youtube.com/watch?v=05dcxPp62BQ)
- ¿Y eso?
- Tengo la sensación de que cuando me llegan las mejores cosas de mi vida simplemente me dedico a perderlas, alguien una vez me dijo "nunca ves lo que tienes delante" y quizás sólo llego a verlo, a apreciarlo, cuando lo  he perdido
- Eso nos pasa a todos - me dice en tono amable, pero en su voz hay un desliz de compasión.
- No te preocupes, sé que es así, lo sé. ¿Y cual sería la tuya?
- ¡Qué dificil es elegir una canción que pueda definir un instante!, una época o una vida, pero quizás me quedaría con "My way"  Mi  vida ha sido de alguna manera a mi manera
( NOTA. puedes escuchar aquí https://www.youtube.com/watch?v=e7DWe6S2u6Y)
- Pues fíjate que yo te hubiera puesto "What a wonderful world", siempre te veo disfrutando de la vida
(NOTA. Escúchala aquí  https://www.youtube.com/watch?v=FaqSchFmVRM)
- No siempre ha sido así... no siempre

Y se puso a llover  con fuerza, como si el cielo quisiera que dejaramos aquella conversación.
Me levanté y antes de verle desaparecer de nuevo, le abracé.
Busqué en mi ipod la canción de sinatra y volví a casa despacio sin importar que llegara calado.


NOTA: Si hay una canción que me ha acompañado y que me acompañará siempre incluso cuando me vaya es esta "Drive all night" de Bruce
https://www.youtube.com/watch?v=p7Ehjlxs5Sk

viernes, febrero 12, 2016

Un libro "SEDA"

Volví a aquella ciudad, a mi ciudad, la de las calles vestidas de amarillo cuando caía la noche, la de las calles desnudas en sus infernales veranos. La de su parque que te pierde y te pierdes.

Me fui un día con el corazón hecho jirones, metí en la  mochila, una aguja y un rollo de hilo para coserlo, una frasca de lágrimas, y otra vacía de sueños. Un block garabateado con perdones no dichos, y un lazo que envolvía aquellas cartas escritas y nunca mandadas..

Y volví a mi ciudad con el corazón  remendado a trozos, con la frasca de lagrimas aún llena, la de sueños cubierta de arena de playa, otra que compré con nubes de verano, el block vacío de hojas, con estas, hice barquitos de papel que lancé al mar que tanto quiero, y las cartas, ¡ay las cartas! vuelven conmigo aún envueltas en su lazo rojo.

Recorría las calles que en un tiempo fueron parte de mi hogar, y sin embargo ahora me hacen sentir un extraño, aquellas tiendas pequeñas han dado paso a ultramarinos de chinos, a pequeños espacios de masaje y uñas. 
 Sin saber donde me llevaban mis pasos, como un perro que quiere encontrar a su dueño, terminé en tu calle. 
Esta, con el paso del tiempo, también había cambiado y sin embargo el olor, el asfalto abrían aquella caja de recuerdos que había guardado en un rincón de mi corazón.
Encontré una tienda de libros de segunda mano, en la que puedes dejar tus libros y llevarte, por unas monedas  los que quieras y entré. Siempre me han encantado los libros, sus historias que pueden llegar a  atraparte, deseando acabarlo, deseando que nunca se termine. Paseé por sus estanterias, libros revueltos, libros antiguos, libros que nisiquera han llegado a leerse acaban allí.

Me paré delante de una caja en el suelo, y mi mano, como si alguna fuerza la guiara ,cogió uno pequeño "1900", recordé al autor y enseguida me puse a buscar aquella pequeña novela que me habia enamorado  "SEDA". No tardé en encontrarla,  la tomé en mis manos y algo dentro de mi se sacudió, le había regalado aquel libro el segundo día, después de conocerla, aquella sonrisa y aquel brillo de sus ojos,  busqué las palabras en mi mente, la dedicatoria  "por ti y para ti, eres Seda".
Abrí el libro y mis dedos temblorosos pasaron las primeras páginas, escrito con tinta azul figuraba mi dedicatoria, aquella dedicatoria a la dueña de las cicatrices de mi corazón ... "Por ti, para ti, eres Seda"

Me acerqué a la chica que llevaba la tienda, y le pregunté si recordaba cuando y quien habia dejado aquel libro, sus palabras -"... no lo sé, viene tanta gente..." -se deslizaron de sus labios estrellándose contra el suelo.
Le pregunté si le importaría dejar el libro en su mesa, yo me lo quedaba, pero quería dejarlo allí, aún pensaba que ella volvería alguna vez a la libreria.
Cogí un bolígrafo y debajo de la dedicatoria escribí, "Morir de nostalgia por algo que no viviras nunca".
Dejé un buen donativo y el libro sobre su mesa abierto por la página de la dedicatoria.

Volví a los tres días, Nada.
Una semana después. Nada.

Pensé que aún era un idealista que creía en que las historias tienden a acabar bien, cuando la realidad es tan diferente.
Me olvidé de su calle, me olvidé del libro y volví a cerrar el arcón de los recuerdos.

A los dos meses tuve que pasar por su calle, y cómo no entré en la librería, el ser humano tiende a esperar lo inesperado, allí estaba el libro, pero esta vez cerrado.

¿Me recuerdas? - le dije a la chica.

Si claro, creo que alguien ha escrito en tu libro. Sin esperar que terminara de pronunciarlo cogí el pequeño libro, lo abrí y ...

"Nunca es una palabra que no deberia existir en tu diccionario"

Estaba escrito debajo de mi dedicatoria, era su letra, aquella inconfundible letra.
Debajo escribí:

" Nunca es un tiempo infinito que desaparece, siempre es un regalo que perdura en el tiempo".

Volví cada dia, a la misma hora con la esperzan de que hubiera contestado.

Un día. Nada
Dos días. Nada
Tres días.  ¡¡El libro no estaba sobre la mesa!!

Mis ojos gritaron a la chica si sabía donde estaba aquel libro, mi boca solo suspiró "¡¡no está el libro!!"

De pronto alguien me agarra del brazo, y me muestra el libro, me vuelvo y oigo una voz que me susurra

"Nunca digas nunca jamás, esta vez soy yo quien te regalará el libro"