viernes, julio 31, 2015

Sin título


Basado en la canción de Mecano 7 de Septiembre



Después de tantos años, y sin saber porqué aquello que sentían se desvaneció como la niebla lo hace con los rayos del sol.

Entre ellos había algo especial que por mucho que quisieran ignorar no podían borrar de sus corazones, algunos lo llaman una conexión más allá de esta vida, otros simplemente dicen que es el alma gemela.

Aquella noche, en aquel restaurante, las lágrimas corrieron por la mesa, los recuerdos saltaron de plato en plato, y un  adios se convirtió en el postre. Quiso la casualidad que aquella noche fuera el mismo día en que se habían conocido, como un macabro aniversario donde lo  único que podían celebrar era una despedida con la sensación de que estaban cometiendo un error.

Él se quedó mirando la puerta que se cerraba tras ella, ella no se giró a ofrecer su mirada por una vez más, sus ojos navegando entre sus lágrimas lo decían todo. Aún quedaba una llama que ni con todo el agua del mar podrían apagar.

Enredado en la cabellera de ella aún se oían sus palabras, "estaré aquí siempre, de la forma que sea, siempre en este día".

Y así fue, cada año él regresaba al restaurante, la misma mesa, los mismos platos, el mismo silencio y vacío, la puerta que no se abre.

Su mirada ha perdido brillo, ahora sus ojos se visten con cristales, y su andar no es el mismo, aquel pelo negro se ha convertido en un monte nevado, y su sonrisa ha dejado paso a una linea de puntos suspensivos.

Esa noche el restaurante esta abarrotado, hay gente esperando mesa, y sin embargo su rincón permanece vacío para que el llegue y lo llene. 
Mira los vasos y los platos, y siente que las fuerzas se le van recordando lo estúpido que fue por no salir tras ella, si la hubiera detenido, si ella se hubiera vuelto por un instante, pero a pesar de que la llama nunca se apagó, el tiempo va venciendo. Mira la gente que está esperando y llama al camarero, "es hora de dejar mi mesa".
Rápidamente una pareja joven aparece y llena el espacio que él ha dejado.

Se va hacia el maitre, que se encuentra en un apartado, "ya no hará falta que reserve la mesa mas años", y sale a la calle, la noche se ha convertido en algo frío, y empieza a caminar.

La puerta del restaurante se abre, unos ojos buscan, imploran y suplican, pero en aquella mesa, su mesa una pareja charla y ríe.

Sus labios tiemblan cuando alguien roza su hombro, "si le busca, acaba de salir".
Ella no puede creerlo, sale a la calle corre lo que le permite la falda de tubo que se ajusta a su cuerpo, y al fondo de la calle reconoce sus andares.

Se acerca, y cuando sabe que está lo suficientemente cerca para que pueda oirle, susurra:

- Aunque la historia se acabó hay algo vivo en nuestro amor, que aunque nos empeñamos en soplar hay llamas que ni con el mar... no dejemos que acabe... nunca

El se gira y la ve, exactamente como estaba el día que se fue, y le contesta

- Porque aunque nos empeñamos en soplar hay llamas que ni con el mar entero podrían apagarse.

martes, julio 28, 2015

Echo de menos

Entró en el viejo bar, como un amigo que llega a casa.
Buscó sitio en el mismo lugar que años atrás se sentó delante de unos ojos oscuros que bailaban al son de la vida.

Subió el camarero, un hombre devorado por la edad, le sonrió cuando le preguntó que deseaba tomar. 
Él devolvió la sonrisa, pidió una cerveza, y saco un viejo block de su mochila.

Esperó a que le sirviera la cerveza y una vez que el camarero se hubo marchado, empezó a escribir.

 Cosas que echo de menos

- Conducir en una noche de verano con la música bien alta,  con las ventanillas bajadas y viendo como el viento se enreda en tus cabellos mientras sonríes.

- Echo de menos llegar a casa y ver una luz encendida, y saber que estas allí

- Echo de menos llamarte para saber que quieres de cenar y esperarte en la cocina

- Echo de menos no poder esperar a contarte como me fue el día, y que tú me cuentes

- Echo de menos mis paseos por las calles de Madrid, con mis cascos puestos, sin prisa por llegar a ningún sitio.

- Echo de menos no coger este block y escribir los sitios donde nos gustaría ir, e ir apuntando todo lo que haríamos cuando llegasemos  allí

- Echo de menos bailar pegado

- Echo de menos el olor a café que te despierta cuando lo llevo a la cama

- Echo de menos un beso de buenas noches que se convierte  en otro y otro y otro...

- Echo de menos cubrirme con una manta mientras oigo la lluvia estrellarse en los cristales y que tú te acurruques en mi pecho.

- Echo de menos enredar mis dedos en tu pelo.

- Echo de menos aquellas comidas donde nos reuníamos toda la familia y se hacían largas e interminables.

- Echo de menos acunar a un niño entre mis brazos

- Echo de menos caminar por la playa por la noche

- Echo de menos esas noches de verano escuchando a Bruce Springsteen

- Echo de menos reir, sin saber porqué, sin poder parar hasta que duela el estómago

- Echo de menos estar despierto mientras te veo dormir

- Echo de menos bailar sin parar en mi caja de cerillas con la luz apagada

- Te echo de menos aunque no sepa donde este

Apura la cerveza, vuelve a mirar aquel bar, y se mete la hoja de papel en el bolsillo trasero de su pantalón vaquero convencido de que irá tachando uno a uno sus echo de menos.

jueves, julio 23, 2015

Conejito

Se acercó a la jaula y vio allí a su conejito, este al oírle estiró las orejas movió los bigotes y se acercó a saludarle.

Con sumo cuidado, como hacia otras veces, lo abrazó, y lo acurrucó entre sus brazos, miró aquellos grandes ojos negros y sonrió mientras pensaba "te quiero mucho conejito".

Volvió a meterlo en su jaula y se se fue a jugar.

Había días que pasaba solo a verle, se quedaba allí le miraba le daba un trozo de zanahoria y se iba,otros lo sacaba de la jaula cerraba la puerta de su habitación y jugaba con él.

Así paso el tiempo, unas veces le hacia caso y otras menos.

Un día cuando fue a sacarlo de la jaula para estar con él, "conejito" ya no estaba, la puerta estaba abierta y había desaparecido.

El niño lo busco por el dormitorio, debajo de la cama, en el armario,  en la cocina por el salón y nada.

Con lágrimas en los ojos llamó a su madre.

- Mami, mami "conejito" no está se ha marchado.
- ¿Has buscado bien?
- Si, mami, lo he buscado pero no está en ningún sitio... ¿porqué se ha ido? yo le quería mami, tú lo sabes.
- Hijo no sé por que se ha ido, quizás no lo quisiste lo suficiente como para que no abriera la puerta, quizás si pero él decidió abrirla puerta.
- ¿Volvera?
- Quién sabe,  de todas maneras deja la puerta abierta por si acaso...

Y por si acaso, aquella tarde la madre fue a comprar otro conejito.

martes, julio 21, 2015

Volver a joderlo

Se miraba al espejo, aún quedaban restos del maquillaje y el carmin corrido provocado por el ultimo beso que había dado.
Aquellos ojos que reflejaba el espejo eran ya unos ojos cansados, habían perdido el brillo que una vez tuvieron, cuando la decían "ojos vivarachos".

Mucho tiempo habia pasado desde entonces, y ahora tenia la certeza de que tenía un poder, un fantástico poder para joderlo todo, sobre todo sus relaciones.
Se sentó y recordó una por una aquellas personas que dejaron huella y que ella simplemente dejó pasar,  no supo retenerlar, no supo valorarlas, y aunque cada vez que pasaba una se prometia que no caería en los mismos errores, algo había en su interior que volvia a "joderlo".

Era como si en cuanto abriese la mano para cogerlo lo destrozara convirtiédolo en arena, y cuando mas huía mas perdída se sentía y con mayor facilidad lo estropeaba de nuevo.

Una vez alguien le dijo "hay personas que nacen para estar solas por que aunque desean compartir su vida no saben como hacerlo" o como aquella vieja canción "que no quieres que te quiera solo quieres que te abracen"...
La habían amado y ella de alguna manera extraña también,  pero siempre acababa mal y cuando terminaba las paredes de su cuarto se pintaban de dolor y  soledad.

"Quizás no haya otra solución"  se dijo, a pesar de lo vivido no he aprendido, y estas manos lo terminan todo. Todo lo terminan.

Puso los dedos como si fueran una pistola se los acercó a la sien y simuló que disparaba.

Su cerebro dejó de pensar, la mano que agarrotaba su estómago se aflojó, su corazón lentamente se fue parando, y por fin, como si un pincel se deslizase por su boca, dibujó una sonrisa.

miércoles, julio 15, 2015

Todo puede suceder si...

Se tumbó en la cama,  aunque aún era de día, encendió el ventilador de techo, se desnudó y dejó que la corriente de aire fluyera por su piel,  cerró los ojos, "por fin un momento de tranquilidad".

Pero sólo duró un instante su cabeza empezó a centrifugar una vez más, "¿cómo había llegado hasta a aquel estado? ¿cómo?. No había nada en aquel momento que le procurara un atisbo de esperanza, su vida había ido cayendo lentamente pero sin remisión. En otras ocasiones había pensado que ya había tocado fondo y que solo era cuestión de rebotar, "rebotar hacia arriba" se decía, sin embargo seguía deslizándose en una pendiente.

Recordó lo que una vez había leido en un blog "elcontentoblog.blogspot.com":

"Seguro que en alguna ocasión has sentido una dicha inmensa, un estado de bienestar, de felicidad, de Paz absoluta, en el que todo parecía corresponderse: el entorno, la situación, las personas, tú mismo.
Tú creaste esa realidad. Nada te impide volver a crearla.
Sé Uno contigo, aquí y ahora, para Ser Uno con todo, y con todo"


De alguna manera llevaba razón, miró al techo las aspas giraban una y otra vez, una y otra vez,  "he de afrontar mi vida, se acabó el decir sí a todo, el callar, el estar pendiente de todos menos de mi, por una vez en la vida yo voy a ser el primero para mi, Dios ayúdame, ¿que puedo hacer?"

Ese fue su último pensamiento antes de caer dormido.

A la mañana siguiente se levantó, todo seguía igual, miro arriba "está bien, ni por esas me vas a hacer ese favor ¿eh?". Se duchó, desayunó cogió sus cosas y salió camino de la oficina, al salir del ascensor se encontró a la vecina del cuarto piso y como cada mañana muy amablemente él le saludó.

- Buenos días.

Ella hizo caso omiso a su saludo, él se giró y en un tono más alto le replicó.

- He dicho buenos días, lo que pasa es que en este edificio debe haber un virus de sordera mayúsculo o quizás de una falta de educación supina.  

Se quedó sorprendido de su  propia voz, muchas veces lo había pensado pero no se había atrevido a decirlo.

- ¿Qué me ha dicho? - contestó sorprendida la mujer.
- Que todos los días le saludo, le doy los buenos días y usted me ignora, ¿es que está sorda, o simplemente carece de educación? - volvió a sorprenderse de su audacia.

La señora enrojeció, agachó la cabeza, lanzó un "buenos días" y se metió a toda prisa en el ascensor.

Él salió a la calle aún perplejo por lo que acababa de pasar.

Llegó a la oficina, al pasar vio a las dos secretarias charlar amigablemente, se acercó cuando ua de las dos se marchó.

- ¿Que tal Angeles?
- Bien, ¿ya has preparado la reunión?
- ¿La reunión? querrás decir la demostración testicular de algunos para demostrar que hacen algo  cuando somos los demás los que curramos, ellos se ponen las medallas y nosotros callamos como putas. - En cuanto hubo dicho esto cerró la boca asustado.
- ¡¡¡Guauu!!!, te ha salido del alma ¿eh?
- Si.. yo... por cierto tu compañera, la que se acaba de ir, es una zorra, en cuanto te descuidas va poniéndote a caldo, yo que tu me andaría con cuidado.

Dicho esto se alejó, "¿qué me está pasando?,  ¿porqué he tenido que decirle esas cosas?.

Dejó sus cosas en la mesa, y rápidamente le llamaron para la reunión.
Allí estaban todos, los jefes de proyecto, los dos jefes de departamento y ¡sorpresa!, el gran jefe.
Todo iba bien hasta que el jefe pidió las opiniones de todos, había unanimidad,  un gran trabajo, un gran esfuerzo, ahora le tocaba a él su turno, se levantó, miró uno a uno a los que allí estaban sentados...

- Esto es una mierda,  todos sois unos hipócritas que habéis criticado el proyecto desde que empezó pero no habéis tenido el coraje suficiente de decirlo, lo que se nos ha pedido es inviable además de una somera estupidez, ni se ha pensado en el cliente final ni siquiera en su utilidad, os habéis puesto a ello sólo para cubrir el expediente, lamer el culo a unos cuantos y listo ¿qué mas da si el dinero del proyecto acaba en un cajón?. Me pide mi opinión, es sencilla es una autentica basura, es más si me apura le diría que es una mierda con la que algunos de vosotros vais a justificar vuestros sueldos y nada más... tiempo y dinero perdido.  Y supongo que con esto estoy despedido...

- Bueno, la verdad es que has sido muy claro al respecto.. - le contesta "el gran jefe" - nadie ha tenido la sinceridad de decir  las cosas tan claras y eso tiene su valor, pero esto es una línea jerárquica en la que hay que cumplir lo que se nos dice, y sinceramente...

- Sinceramente... no se que coño pinto aquí entre tanto trepa, ya me mandaréis el finiquito - y dicho esto sale de la sala coge sus cosas, se acerca a la secretaria y le susurra, "no hagas caso de lo que dicen, vales mucho más que la mayoría de los que están sentados aquí"

Ella le mira, nunca esperó un halago, se sienta y por fin siente que vale la pena.

Baja a la cafetería, le tiemblan las piernas, " me he quedado sin trabajo, la he cagado... y si subo  y les digo ..no sé que ha sido un desvarío, un golpe de calor... algo...". 
El camarero le pone un café, el mismo de todos los días, él lo apura de un trago.

- Hoy es más temprano para su café...
- Si... sinceramente Antonio, eres tío simpático, pero tu café es una mierda, nos veremos...

Sale a la calle, de pronto se siente ligero, como si alguien le hubiera quitado una carga de los hombros.

"¿Y ahora que haré?, sin trabajo... bueno algo tengo ahorrado, puede que sea el momento de empezar  gastarlo"

Se va a casa paseando, hacía tiempo que no andaba sin prisas, mirando los escaparates, las tiendas la gente pasar. Llega a la floristería al lado de su portal, y por primera vez entra.

- Hola - le dice a la chica que lleva la tienda.
- Hola - contesta ella con un ligero rubor en su voz - tú eres el que vives en el portal de aquí al lado ¿verdad?
- Si, nos vemos todas las mañanas y todas las tardes cuando estas echando el cierre, querría un ramo de violetas, ¿tienes?
- Si claro - cuando las coge le tiemblan las manos, las envuelve y se las da.
- Bueno dime cuanto te debo
- Ummm pues es tu primera compra y  creo que ... te las regala la tienda.
. No por favor, no puedo permitir que me las regales, no para lo que quiero hacer...

Ella se queda sorprendida, le mira a los ojos y ve algo que no acierta a saber que es.

- Está bien dame ... cinco euros.

Él abre su cartera saca cinco euros y la sonríe.

- Perdona ¿tendrías una tarjeta, necesito escribir algo?
- Si, toma.. ¡ah! y un bolígrafo.

Se da la vuelta y escribe algo en la tarjeta, cuando le devuelve el bolígrafo tiende el ramo de flores hacia ella.

- ¿Hay algo malo en el ramo? - le dice la chica.
- No nada, nada, sólo... que son para ti, llevo viéndote desde que abriste la tienda y nunca me he atrevido... hasta hoy.- 

Ella calla, coge el ramo y mira la tarjeta.

- Estoy segura de que habría querido intentarlo contigo, muchas veces cuando me mirabas, esperaba que dijeras algo... ahora no se que va a pasar... como va a ir sucediendo todo...

- No te preocupes, es lógico, lo siento... habrá alguien... bueno aún así, por favor acepta las violetas.

Sube a su casa, suelta todo y se tira en el sofá, "¿con que era esto lo que me tenías reservado?" dice mirando al techo, "genial no podía callarme ¿verdad? me he quedado sin mi jodido trabajo y encima la he jodido con la chica, menudo payaso he debido parecer... ¿y esta es la solución para arreglar mi vida?..."

Sus pensamientos son interrumpidos por el el sonido del móvil.

- Si, dígame..
- ...
- Si soy yo, el mismo...
- ...
- No ya no trabajo alli... ¿pero como se ha enterado?
- ...
- Bueno... yo , claro ahora mismo podría hacerme cargo de su proyecto, ¿de freelance? sin ningún problema, entiendo, estaban hartos  de ellos y quieren trabajar directamente con los que les hacíamos los trabajos...si, yo me encargaba de su cuenta... bien mañana a las 9 estoy en sus oficinas... gracias... en serio muchas gracias...

"Ufff no me lo puedo creer, quieren que colaboren con ellos, madre mía, es mi oportunidad...."

Oye un ligero ruido en la puerta,  acerca su ojo a la mirilla pero no ve nada, abre la puerta, no hay nadie, pero cuando baja la mirada encuentra un ramo de margaritas y una nota.

"Fue sin querer es caprichoso el azar, no te busque, ni me viniste a buscar, tu estabas donde no tenias que estar y yo pasé, pasé sin querer pasar y me viste y te vi.... Acepto tu cena.. quien sabe..."

Él cerró la puerta, miró al techo y sonrió.

martes, julio 14, 2015

Fotografías

"Mírame a los ojos" , le dijo sin pestañear.
"Quiero volver a oír tu voz, aunque sea una última vez más", sus palabras cayeron y se esparcieron sobre el suelo.

La fotografía permaneció muda.

Él la cogió, separó las pestañas y la depositó con sumo cuidado en su marco.
Abrió el cajón de su mesilla y dejó la foto sobre unas cuantas más.

Se acercó a la pared, descolgó otra, abrió el marco y repitió la operación.

La fotografía permaneció muda.

Así lo hizo hasta que la pared quedó desnuda.
Ninguna fotografía le habló.

El cajón de la mesilla rebosaba de fotografías encerradas en sus marcos.
Él tomo una cuartilla la dobló y con sumo cuidado escribió " el tiempo pasa..."
Depositó la cuartilla encima de las fotografías, apagó la luz, y se marchó.

lunes, julio 13, 2015

Reflejos

No recuerda en que momento comenzó,  aunque lo correcto sería decir en que momento las perdió o se las robaron.

La primera vez que las echó en falta, fue con aquella película siempre le había emocionado, pero esta vez no hubo lágrimas que recorrieran sus mejillas, ni siquiera una que se asomara a la pupila de sus ojos.

No le dio importancia.

La segunda vez fue cuando una noche apagó todas las luces y puso su cd,  sintió el nudo en su estómago, y esa sensación a veces añorada, pero tampoco vinieron.

Esta vez si le dio importancia.

Y buscó entre sus recuerdos, y los vio caminar delante de él, sintió la mano fría de su padre, el sordo golpeó de una puerta al cerrarse, el cálido abrazo de un adios, no te vayas... pero ellas no vinieron

Buscó en su almohada, y entre las sábanas, buscó en su armario, y en las viejas fotografías, buscó entre sus letras, mas ellas no vinieron.

Salió a la calle, recorrió los viejos caminos, anduvo entre callejuelas y bares, más ellas no vinieron.

Aquella noche cuando llegó a su casa cansado y abatido, se miró al espejo, y entonces allí estaban, se asomaron curiosas y después como un río cayeron por sus mejillas.

- Os he estado buscando - les dijo
- Lo sabemos - le contestaron
- ¿Y entonces, por que aparecéis ahora? - preguntó
- Mírate al espejo, simplemente no te hemos reconocido.

Y él se miró al espejo y lo que se reflejaba ya no era él.

Algo en la noche

Sentado sobre una mesa desconocida con un hule y un mantel antiguo, su vista se perdía en otra mesa mas conocida, de madera envejecida, con olor a fracaso y esperanzas.

Le encantaba vestirla de blanco e iluminarla con unas pequeñas velas mientras  Teddy Pendergrass llenaba la pequeña habitación con su voz suave.

Eran momentos de increíble felicidad, vertía el Lambrusco en aquellas copas cristalinas, bebía un sorbo y a veces parecía que bebía la vida o era la vida la que le bebía el alma.

Ahora aquello queda lejano, tan lejano que parece a veces que nunca existió, que son simplemente invenciones de su mente, juegos macabros con el único fin de reírse.

Ahora todo aquello queda tan lejano, que quizás nunca existió.

Hay unas  botas cansadas al borde de la cama, hay cristales de sueños rotos envueltos en sábanas vacías, hay promesas que uno se hace que solo cuelgan del techo como recordatorio de lo que nunca se cumplió.


Hay unas huellas de zapatos diferentes que salen de tu puerta y que nunca más regresaran, zapatos que ahora bailan otras canciones, sin duda más alegres, mientras tú recoges los manteles blancos, dejas caer el vino por el fregadero, y Teddy Pendergrass apaga su voz.


Vuelves a tu mesa desconocida, cubierta de hule lleno de moho, que se tapa con un mantel azul desgastado.

Cierra la puerta, deja que todos esos zapatos bailen, por que nacieron para bailar aunque no fueran tus canciones, y sal a la noche.

Hay algo en la noche, hay algo en la oscuridad.

jueves, julio 02, 2015

Historias del viejito

Caminaba por Madrid,  bajo un sol indecente,  sí,  indecente en el sentido de que está en contra de las normas morales socialmente establecidas, por que un sol de Junio no puede caer a plomo sobre Madrid a más de 40 grados. 

Pero necesitaba andar, ponerme los cascos y abstraerme en mi mundo , recordar mi pequeña caja de cerillas...  ¿dónde estarás? 

Crucé el retiro, ese parque siempre ha tenido algo de mágico, sus caminos solitarios, el olor de la yerba, quería llegar hasta la Puerta del Sol, recordar los viejos tiempos, las esperas en el edifico de la gobernación.

Llegar hasta la Puerta del Sol, como cuando esperaba a la salida del metro en el edificio de la Gobernación.

- Llegas tarde. - decía con mi voz de refunfuñón.

Sabía que no estarías,  es vano llegar hasta allí y buscarte con la mirada. Aunque dijiste que volverías y yo te he esperado, no has vuelto, y te imagino, te imagino caminando por estas calles, sorteando a los extranjeros, añorando como era esta plaza en aquellos tiempos.

Cerré los ojos, deseaba volver a verte, oirte,  escuchar tu voz. 
Aú no había abierto los ojos  cuando sentí una mano sobre mi hombro.

- Hola, imagino que no me has olvidado, y por eso estoy aquí.

Le vi, era él, mi viejito, igual que siempre con su dulce mirada.

- Como olvidarle, es imposible, le tengo en mi corazón, he añorado cada  momento que he pasado por esta plaza y lo pasé  junto a usted,  le he echado de menos, tanto de menos...
- No es para tanto, los cuentos de un viejo, que anda por aquí, cuando alguien como tú le llama.
- Pero yo le he llamado muchas veces y sin embargo...
- No siempre me necesitas, no siempre puedo venir, no siempre puedes esperar que te guíen.
- Lo sé, pero yo a veces necesito su compañía, aunque no diga nada solo sentirle a mi lado.
-  Esta bien, pero hoy me toca a mi invitarte a ese café, ¿donde siempre, no?
- Sí, donde siempre pero un café con hielo que con este calor...

Entramos en el café, y nos sentamos en la misma mesa de siempre.
Me miró con aquellos ojos profundos llenos de amabilidad y dulzura.

- Te envidio, mi viejo, si es que puedo llamarle así
- A estas alturas por favor Nicolás, claro que sí, además me gusta. ¿ en que me envidias?
- Siempre pensé en un amor hasta viejitos, en tener a alguien al lado, a quien cuidar, alguien que también me cuidaría, que con el paso de los años estuviera ahí, al otro lado de la cama, en mis amaneceres y en los anocheceres, siempre creí que cuando llega el amor es para quedarse, no es una estación de paso, ni  siquiera es la primavera o el verano, por que después llega el otoño y le invierno, siempre pensé que me ardería el estómago, que sentiría una mano agarrándome por dentro hasta casi asfixiarte, sentiría lo que todo el mundo llama mariposas en el estómago. Sé que dura un tiempo y luego llega un amor mas sereno, pasional, sin esa locura del principio, y eso duraría hasta viejitos. Pero como los niños cuando descubren que los Reyes Magos son los padres, yo descubrí que el amor dura lo que dura el amor, y  que quizás aquellas mariposas, aquella mano agarrándote el estomago hasta asfixiarte es sólo fruto de la juventud de un momento de la vida, y que ahora basta con que tengas una compañera o un compañero con quien  tengas complicidad, que te sientas bien con ella, que tengas a quien esperar y que te espere, que sólo baste con eso, yo, siempre esperé que volvieran las mariposas, que me asfixiara, que me sintiera capaz de alcanzar la cima del mundo y quizás sea una espera en vano, una pérdida de tiempo que me haya impedido ver a personas que han pasado a mi lado con quien haber envejecido sin más.

El viejito no dice nada, me mira, pero no dice nada, y yo sigo.

- Quizás hoy sea yo el que te cuente algo, y me basta con que me escuche, quizás me cansé de guardar recuerdos, nubes de verano en un cine abierto  lleno de abrazos y susurros, quizás me cansé de ver ese lado de la cama cubierto de escarcha, de no escuchar un buena noches mientras se enredan las sábanas en dos cuerpos que juegan, quizás me esté haciendo viejo.

- No te puedo ayudar, no tengo un cuento que contarte, la vida a veces solo se vive viviéndola, no sé si merece la pena esperar a eso que tu llamas "arrebato" o deslizarte suavemente en la vida, ¿es mejor esperar a los rápidos de un rio, o navegar por aguas tranquilas?, no lo sé, no puedo decirte que encontraras a la vuelta de la esquina, no puedo decirte que esperes y que la vida pase . Yo amé al principio con ese arrebato cuando fui joven,luego llego la calma, el placer de compartir momentos, silencios, de apoyarse y también de maldecirse, recuerdo que en aquel viaje tranquilo llegó un día la posibilidad de cambiarlo, estuve tentado, pasé una hora delante de la puerta de mi casa con un macuto, alguien me esperaba en el cruce de caminos, pero no tiré por la borda todos los años que había vivido, todos los recuerdos y todos los que vendrían. ¿Me equivoqué? no lo se, pero no me arrepiento de haberme quedado. Pasado el tiempo ella me dijo que sabía lo que había ocurrido, un pueblo es pequeño y se sabe todo,  le pregunté que por que no me detuvo, y simplemente me dijo que por que me quería,  cuando quieres a alguien tienes que tener el valor de dejarlo volar si es lo que desea, y te puedo decir que en aquel momento cuando la escuché, sentí de nuevo ese "arrebato".
¿Qué se debe hacer? ¿esperar? no lo sé.

Le miré, le envidié.

- ¿Me deja darle un abrazo?
- ¡Cómo no!

Nos abrazamos, era la hora de marcharse, le vi bajar la calle camino de la Plaza de Oriente, no me giré hasta que le perdí de vista. 

Volví a ponerme los cascos, el asfalto de Madrid quemaba bajo un sol indecente.

miércoles, julio 01, 2015

Te odio

Cuando se fue mi padre, me quedé con una caja pequeña atada con un cordón.
Ttardé meses en abrirla.
Recuerdo que era una tarde de un cielo plomizo, de esos que cubren madrid envolviéndolo como si fuera un paquete de regalo.

Encendí el equipo de música, retiré la mesa y me senté en el suelo igual que un niño pqueño a punto de abrir su regalo de Reyes Magos.

Tiré despacito del cordón que se soltó dando un brinco como si lo hubiera desnudado, despojado del tiempo que habia aguantado todos los secretos que guardaba aquella caja.

Ante mi aparecieron fotos ya amarillentas y cuarteadas, mi padre vestido del ejercito español, mi padre vestido de traje de domingo, mi padre con su cuadrilla de amigos.

Las dispuse a un lado mientras mi dedos escarbaban en sus recuerdos.
Dí con una cuartilla doblada que me apresuré a desplegar ante mis ojos.
Estaba escrita con pluma, con una caligrafía que haría envidiar a cualquier escritor a mano.

Decía:

"Mi amor, mi pequeño, sorprendete gran amor.

Te odio.
 No temas, no es un odio visceral, es un odio meditado, sopesado y tranquilo.

Tuve tiempo de amarte y odiarte a la vez, el día que me dí cuenta que me habías dejado y que ya no volverías.
Te odié mientras te amaba todo aquel tiempo que estuve esperando en la puerta, aquella que decidiste cerrar.
Te odio por todo aquello que sentí, vacío, pérdida, soledad, ansiedad, esperanza, nostalgia.
Te odio  porque llegué a odiarme a mi mismo por haberte dejado ir, por haber tenido entre mis dedos una nube de verano que nunca supe engarzar.

Te odio, no por haberte llegado a conocer, nunca podría decir como dicen en  las viejas películas "maldigo el día que te conocí" al revés, recuerdo ese dia como si estuviera entrando ahora mismo en aquella cafetería.
 Te odio, por lo que llegaste a darme a conocer, por dejarme llegar a ti, por despojarme y dejarme desnudo ante mis sentimientos, te odio porque supiste sacar al niño dando la mano al hombre.

Te odio, no porque me enseñaras a amarte y no supiera hacerlo, sino por que ya no he vuelto a amar como lo hice contigo, y por eso y sólo por eso, te odio.

Odio sentir que puede que nunca más vuelva a sentir, y odio que nunca pueda llegar a odiarte con ese odio visceral que muerde las entrañas y que hace que uno te olvide.

Y aunque te odie por todo lo que he escrito en esta cuartilla y que tú nunca leeras, siempre, siempre, serás mi amor, mi pequeño sorprenderte gran amor.

Firmado: Adolfo"

Busqué el sobre suponiendo que de alguna manera aunque no hubiera mandado la carta si la hubiera introducido en un sobre con el nombre del destinatario.

No lo hallé.

Guardé las fotos, cerré la caja y volví a anudar aquella cuerda.

Doblé la cuartilla y la guardé en mi mesilla de noche, y cada vez que me acuesto la miro, sintiendo envidia de como una vez en su vida nunca la palabra odio pudo tener tanto amor.