lunes, marzo 30, 2015

Hay

Hay una esquina, y hay un cafe.
Hay una mesa pegada a un cristal.
Hay dos sillas enfrentadas y hay dos miradas que se cruzan.

Hay palabras que se dicen y palabras que se quedan colgando en los labios.
Hay un autobus que arranca.
Hay un adios y hay un te quiero pegado a un ¿me quieres?

Hay un camino de regreso y hay una acera que crepita bajo el calor de Madrid.
Hay un sueño que espera a la vuelta del autobus, bailando con una musica que desprende un ipod.

Hay.

sábado, marzo 28, 2015

Caracol

Tengo la extraña sensación de que cada vez me parezco mas a los caracoles. Y esto lo digo porque el otro día me quedé mirando fijamente a uno que subía por una hoja de lechuga como si fuera un ciclista en las rampas del Tourmalet.

Ya sé que alguno de los que estaréis leyendo esto, pensaréis, claro un caracol, arrastrado y cornudo. Bueno puede que también esa acepción pueda servirme. Algunas veces me he sentido arrastrado por la vida, y me he arrastrado por la vida también, en el amplio sentido de la palabra, en cuanto a cornudo no podría asegurarlo al 100% pero podríamos dejarlo al 99%  que alguna vez lo he sido, y para mi descargo sin saberlo... hasta el final.

Pero creo que mi parecido mas extremo con un caracol, va por otros derroteros, para empezar como dice la canción "caracol saca los cuernos al sol", yo no es que lo saque, pero cada vez necesito más del astro rey para sentirme vivo, para inyectarme algo de esa energía vital que me hace sentir que hay vida.

Y donde creo que me asemejo aún más es a ese acto reflejo del caracol, quién no ha tocado los ojos o el cuerpo a un caracol y este rápidamente se ha encogido y se ha metido en su caparazón, seguro que lo habéis hecho. Pues yo, me estoy dando cuenta que cada vez adopto más esta postura, que con un acto o con unas palabras, es como si me tocaran y entonces ¡zas! me encojo me meto en mi caparazón, como si este fuera una burbuja opaca que pudiera aislarme de todo y allí dentro nada llegara a alcanzarme. Me recluyo y permanezco a salvo de esos "toques". Luego, lentamente voy asomando, despacio, con precaución, hasta que vuelvo a asomarme por completo... hasta el siguiente toque.

¡Ay! caracol...

"Caracol, col, col
saca tus cuernos al sol
que tu padre y tu madre ya los sacó.

Caracol, col, col
en cada ramita
lleva una flor.
Que viva la baba,
de aquel caracol."

jueves, marzo 26, 2015

El secuestrador de besos

Se sentía solo, solo y abandonado, abandonado y traicionado. Él que se había entregado, que lo había dado todo por ella, ella que lo había dejado con un adios, ni siquiera con un beso de despedida.

Si él no podía ser feliz, nadie debería tener derecho a ser feliz. Se sumergió en la biblioteca más antigua de la ciudad y allí descubrió la forma de hacerloz, la manera de convertirse  en el secuestrador de besos.

Rondaba los parques al atardecer y en el momento en que una pareja iba a besarse, él secuestraba el beso, lo introducía en una caja metálica y aquella pareja no podía volver a besarse nunca más, sus labios se volvían como dos imanes del mismo polo cada vez que se acercaban se repelían.

Entraba en la estación de tren y allí secuestraba los besos de despedida, los besos de los que llegaban, iba a los colegios y secuestraba los besos de los niños a sus padres, de los padres a los niños, entraba en los cines, se sentaba en los parques infantiles, no había lugar que no apareciese y desaparecieran los besos.

Al anochecer, en su casa, vaciaba la caja metálica, y en frascos de cristal encerraba los besos secuestrado, estos como mariposas intentaban salir, volar a las bocas que los esperaban.

Una tarde sentado en el parque,  miró a una chica, ella acercó sus dedos a sus labios  y lanzó un beso al aire, él abrió rápidamente la caja, y antes de que el beso llegara a su destinatario lo atrapó. 
Con prisas se fue a su casa, el beso golpeaba las paredes de metal como ninguno antes lo había hecho. Él pensó que aquel beso merecía estar en una recipiente de cristal separado, "golpea con tanta fuerza que debe estar lleno de amor", se dijo, " que suerte debería tener a aquel al que iba dirigido".

Abrió el frasco de cristal y en el momento que colocaba la caja el beso golpeó con fuerza la tapa, volcó el frasco de cristal que se estrelló en el suelo saltando en añicos, y el beso voló por la habitación. ël esperaba que fuera hacia el ventanal abierto para escapar buscando a su dueño, pero el beso quedó flotando por unos instantes hasta que raudo se lanzó a su boca y quedó pegado a ella como un sello a una carta.

El beso, el beso era... para él... aquella chica... entonces... entonces está enamorada de mi, y yo he secuestrado sus besos, y no podrá besarme más....

Sin pensarlo fue abriendo una a una todos los frascos de cristal, lo besos salieron volando en dirección al ventanal y una vez allí se dispersaron por la ciudad. Igual que los trinos de los pájaros en cada esquina sonaba un beso entregado.

El secuestrado de besos salió a la calle, cruzó la acera y entró en el parque, la chica estaba sentada aún en el banco, él se acercó y cuando estuvo a su altura le dijo:

- Creo que esto es tuyo -  y abriendo las manos un beso de deslizó entre sus dedos hasta los labios de ella.

Cuentan que nunca nadie supo que pasó aquellos días en los que no se podían besar, cuentan que desde aquel día, en aquella ciudad se dan mas besos que en ninguna otra parte del mundo.

domingo, marzo 15, 2015

Invitación a cenar

Me daba una pereza enorme ver el vestido sobre la cama y saber que tendría que ponérmelo cuando lo que más me apetecía era tumbarme en el sofá con mi viejo y raído pijama, mi cuenco y alguna peli que me haga olvidar, que me haga dormir... dormir.
Reconozco que no es el mejor plan, pero cuando él se fue, sin explicaciones, sin más dejándo tras de si un corazón roto, un silencio, se llevó mis ilusiones, mis fuerzas, y ahora recuerdo lo que decia Rayuela " cada vez iré sintiendo menos y recordando más, pero qué es el recuerdo sino el lenguaje de los sentimienos.." y yo no quiero olvidar como sentir, aunque sea a base de recuerdos.

He de vestirme lo sé, pero esto me recuerda las veces que me vestía para él, llena de dudas ¿le gustaré?, siempre había una diferencia entre sus gustos para vestirme y los suyos, pero luego siempre coincidíamos en los gustos a la hora de que me desvistiera.

Miro al espejo, y sólo puedo ver lo que aquella casa era hace tiempo. Una cama para dos, sin escarcha en un rincón, un sofa testigo mudo de besos y suspiros, una mesa de madera que se vestía de manteles blancos y velas, danzando con aquella música...

Ya de eso hace tiempo, tanto tiempo, que los recuerdos se tornan borrosos como si estuvieran cubiertos de un extraño velo.

Bien estoy vestida, ¿y a dónde vas con tan pocas ganas? os preguntaréis,  voy a casa de una de mis mejores amigas, bueno a su casa, a la de su marido y a la de sus dos niños, ¡¡ qué planazo !!, pero se lo debo, se preocupa por mi, me llama e incluso ha intentado presentarme algún chico, "que no puedes estar en el dique seco, que la vida pasa y al final se te va a cerrar de no hacer nada..." Logra sacarme algunas sonrisas, y es cierto echo de menos esos arrebatos, esos besos provocativos, las caricias, y el sexo, suave, salvaje, torrido, correrme como una loca una y otra vez hasta quedarme acurrucada en sus brazos.

Como siempre iba tarde subí las escaleras y llegué justo cuando un chico de unos treinta y tantos cerraba la puerta del ascensor, pulsé el sexto piso, era un edificio antiguo y el ascensor sin saber porqué aún seguía vivo aunque su motor respiraba como si tuviese asma.
Le miré de reojo, no estaba mal del todo, ¿ cuanto tiempo hacía que no me fijaba en un chico? mi cuerpo reaccinó a mis pensamientos y noté un calor entre mis piernas que añoraba.  "Esta podria ser la tipica fantasia de hacer el amor con un desconocido en el ascensor" me dije mientras mi respiración se entrecortaba.

- No te preocupes, aunque a veces parezca que se va a venir abajo o pueda pararse es seguro -  me dijo.
- No si no tengo miedo es que...

En ese momento el ascensor lanzo un quejido, un estertor y se paró bruscamente, yo caí hacia el chico que con unos reflejos increíbles me sostuvo entre sus brazos. Noté su cuerpo pegado al mio y sin saber  como me vi besando su boca, abrí mis labios y enseguida sentí su lengua buscando la mia. Mis manos sujetaron su nuca mientras mi pierna se cerraba en su cintura, sus manos recorrian mi espalda bajando hasta que encontró el final de la falda.
No dudó un instante en subírmela, e introducir una mano por debajo de mis braguitas para agarrarme el culo y apretarme contra el. Yo  deslice las mias hasta su cinturón que se resistia a dejarse abrir, se separó un poco me ayudo en mi tarea y en ese espacio metio su mano en mi sexo. Lo acaricó despacio mientras yo gemia de placer, hacía tanto tiempo que una mano extraña no me acariciaba, y él sabia lo que hacia. empapó sus dedos con mi humedad y me acarició lentamente, tuve que cerrar mi boca para evitar un grito de placer cuando sentí como me penetraba con sus dedos , por fin agarraba su tesoro escondido que se mostró duro al contacto de mis manos. Lo acaricié apretándolo entre mis dedos, intentando frenar las ganas de sentirlo dentro, pero no pude, lo acerque a mi sexo y con un golpe de caderas entró. Sentía como se abría paso como me iba llenado mi sexo mientras él me besaba el cuello me mordia despacio y se movía ¡¡ y cómo se movia!! no resistí mucho tiempo cuando me llegó un orgasmo salvaje, ansiado, mis piernas temblaban y él se aferraba en sujetarme para que no cayese. Me  giró contra el espejo del ascensor y volvió a metérmela desde atrás, arqueé mi espalda provocando que la pentración fuera más profunda, sentia sus embestidas, no quería que parase, me sentía como "una perra en celo" y lejos de desagraderme me excitó más aún.

- Fóllame. no pares sigue follándome... - le suplicaba.

- Perdona... ya hemos llegado ¿es este tu piso?

Le miré sorprendida, bajo sus gafas de pasata negra, dos ojos de color caramelo me miraban.

- Uyss  si , aquí me bajo.
- Anda yo también, ¿no iras a casa de Alicia y Carlos?
- Pues... si... no me digas  .. ¿que tú también?
- Si debe ser que nos han invitado, soy  Héctor.
- Y yo Almudena... encantada ... Héctor.

La cena estuvo bien, muy bien , y aquella encerrona de mi amiga... bueno ¿quién no se preocupa por una amiga?. Lo que si que os contaré es que lo que vino después cuando la cena terminó y Héctor y yo nos fuimos, supero con creces a mi fantasía del ascensor.

domingo, marzo 08, 2015

Fantasmas

Me gusta mirar a un espejo pequeño que tengo como un cuadro, colgado a la puerta de mi habitación.
POr que a veces veo a "mis fantasmas"

Mis pequeños fantasmas, no todos son de carne y hueso si es que alguna vez ha habido fantasmas de carne y hueso, mis fantasmas son inmateriales como aquella mesa de madera vieja rojiza.

Me asomo a mi espejo y la veo vistiendose de blanco  iluminandose  con unas velas a la espera de teñirse con un lambrusco, mientras sobre su hendiduras caen sonrisas miradas atrevidas y algún que otro susurro lo suficientemente bajo para que la mesa no se ruborice, mientras Maxwell invitado invisible... canta.

A veces mis fantasmas son ciudades lejanas a las que una vez fuí, aparecen llenas de niebla y borrosas pero yo, a pear de todo, las reconozco, y están y son y han sido y sé que serán.

Otras veo coletas, que saltan y sonrien, aunque esa sonrisa siempre guardana algo de tristeza.
Veo fantasmas en una catedral que no es la catedral del mar, pero que para mi siempre lo será.

Y al final cuando los fantasmas desaparecen veo mis ojos algunas veces brillan  sonrien, por que los fantasmas me sonrien , otras los veo cansado , cansados de mirarse al espejo.

Y cada mañana cuando salgo de mi habitación,  miro al espejo.

El arcón

Hay noches que se abren los recuerdos de aquel arcon escondido en algun rincon de la mente, quizas una brisa que huele a verano o una cancion, ejerce de llave, y es entonces cuando corren saltan y bailan en la mesa, mientras las estrellas guiñan su luz como si se encendiesen y apagasen en un extraño baile.

Son momentos, breves, casi fugaces donde estallan todos aquellos momentos que tal vez embriagados por la cerveza se yerguen abrazando, africa, amsterdam, barcelona, la sonrisa de un niño que tras sus gafas te mira extrañado tan lejano..

Corren vuelan y cuando quieres atraparlos vuelven a su arcñon a esconderse... hasta la próxima vez.

Mi querido fantasma

Rescato del baúl uno de mis escritos de hace tiempo,  cuando en las teclas del ordenador bailaban los dedos como si fueran un Fred Astaire cualquiera...

Mi querido fantasma

Se que estas ahi, te he visto en noches en las que me he hecho el dormido, y has ido dejando los recuerdos desperdigados por el salón como si plantases un campo de minas esperando a que yo me levantase y pisase una a una.

No me mires asi, sabes que es cierto lo que digo, he visto encima de la alfombra autobuses de color verde que transitan en amaneceres frios sobre Madrid.
Y camino a ciegas por el salon y piso otra, aquella de un bar llamado narizotas ¿recuerdas? ya veo que si, lo veo en tus ojos transparentes.

A pesar de todo sigues teniendo esa misma sonrisa, aquella nerviosa delante de un teatro, mira que te dije que no me picaras, y es que siempre he sido un poco maquiavélico, basta que vea un resquicio y me cuelo por el, y pasa lo que pasa. Anda, no pongas ese mohín, no estuvo mal del todo, recuerdo lo que nos reímos, y cuánto tiempo hacía que  no lo pasaba tan bien, ni alguien me daba la mano como tú.

Sigues fumando a pesar de todo, y eso que pensabas dejarlo, ya sé, ya sé, el trabajo de ahora, pero te recuerdo que ya estas muerta, ahora eres sólo un fantasma, ese trabajo pertenece a otra persona, no me mires así, me gusta mas la otra mirada, aquella que me reservabas tras una ventana de un bajo cuando iba a buscarte.

Eres mala, acabo de ver otra de tus minas debajo de mi teclado, esta está cubierta de escarcha y de frió, de paseos por tu pueblecito de la sierra, allá donde vivías, suelos cristalinos, el quejido de tu puerta al abrirse y ese radiador que nunca apagabas, que madrugones, no te rias que yo no estaba acostumbrado, ya se, ya se, era un gruñón, lo malo es que nunca te dije lo que me gustaban esos dias.

Pero tu no cuentas nada, solo estas ahi aferrada a mi espejo, de vez en cuando dando una calada a tu pitillo mirandome y sonriendo, dime... me has dejado mas recuedos desperdigados, sabes que aún me duelen, y aunque ahora a veces siento que la vida puede volver a latir sin ti, la veo llegar con un gran agujero, el que has dejado al irte, venga, no lo niegues con la cabeza, como te gusta que te lo repita verdad?
ya no deberias mostrarte insegura ni dubitativa, llevas unas cuantas noches vagando por aqui, y ya viste, que esa vida oculta era tan oculta que no llegaba ni a exitir, te ries verdad? pues, perdona, pero si ahora eres un fantasma es por aquello de la vida oculta ¿no?.

Por cierto sigues bebiendo tanto café? mira que aquellas escapadas cerca de la plaza de sevilla, al café jamaica. ...

Al final aunque recuerde muchas cosas, tengo que decirte que me has robado tantas otras, por que si, me dejaste un monton de recuerdos esos que diseminas por esta caja de cerillas, pero te llevaste parte de mi corazon, me robaste aquellas ilusiones que tu misma hiciste crecer, una a la que ibas a llamar sara, o ese viaje a Lisboa o a Amsterdam, te llevaste mi sonrisa en una cajita de cristal, y mis ganas de disfrazarme y sorprender, ayss ese cura que se transformó en un payaso ridiculo, y no te digo que en el cambio haya salido perdiendo, quizas no, pero como recuperame de todo ello? ahora me has dejado tan vacio, que a veces te miro y no se si el fantasma soy yo o eres tu.

Pero a ver, déjame que mire donde has dejado mas recuerdos, uyss , este era fácil de descubrir, dentro del microondas, si claro, esos cafes y desayunos en la cama, anda que cuando me dijiste que nadie te lo habia llevado nunca, no me lo pude creer, y ahi me tenias calentando croissants con zumos de naranja y cafe, ¡dios! cómo me gustaba llevartelos a la cama y verte alli boca abajo, desnuda, ya, ya, no te ruborices. no contare nada que pueda sacarte los colores. Pero aún sigo viendo esa cara de "ummmm como me gusta".

A ver que aqui en la bañera tambien me has dejado varios, hay uno envuelto en papel de regalo, y ya sé cual es, ese no te lo llevas, aunque espero que tu tamben lo recuerdes, no se si en tu estado de fantasma los recuerdos podran agarrarse a tu piel, pero aquel fin de semana en Barna, la catedral del mar, perdernos por la diagonal y sus calles, un instante, un momento, la sensacion de que podria ser y al final no fue, pero sabes? ojala hubiera sido, en aquel momento nada importaba. soprendida? no lo estes, es raro ¿verdad?

Y aqui me dejas en un frasco los recuerdos escritos de emails y de chats, en susurros que pronuncian un peque y un te quiero, en un verano repleto de sms y llamadas, de peliculas donde al final siempre me quedaba dormido en tu hombro, te lo miras verdad?, y aquellas series que tanto nos gustaban, corre corre deja de hacer la cena, me decias, que empieza. ¿Estas seria? quizas tu tambien lo echas de menos? no lo se, no puedo decirte, nunca he estado en tu mundo de fantasmas que vuelven a habitaciones con espejos para mirar desde el otro lado, y que conste que estuve muy tentado de cruzar a tu mundo, pero al final me falto el valor.

Ahora todo es diferente, muy diferente en este lado, siento frio, y el silencio se me hunde como una daga, llego con ganas de contarte que hoy vi una luna redonda, o que en el trabajo todo fue bien, o llego deseando que alguien me abrace y me diga, no te preocupes peque, todo va a salir bien, todo ira bien..

Tengo que cerrar los ojos, no quiero echarte mas de menos, no quiero vivir con tu presencia en mi espejo, aunque sé que me moriría si te fueras..

Ahora dejame solo por favor, no quiero que me veas llorar, no, si tienes que recordarme recuerdame con mi sonrisa cada vez que te veia, o con mi pinta, cabezota y gruñon, pero no con los ojos rojos... por favor.

Imagino que te volveré a ver por aqui, nunca te dire que no regreses., siempre me asomaré a este espejo, o me haré el dormido, esperando que te asomes.-.

adios mi querido, mi querido fantasma

Un cuento ya escrito

A veces hay cuentos que se releen y a pesar del tiempo merence ser re posteados.

LA BODA

Los años habían caído sobre mi como una pesada losa. Perdida en aquella ciudad, un mundo conocido pero distante. Había decidido dar una vuelta de tuerca más a mi vida, la tentadora oferta de cambio de trabajo era irrenunciable, por más que ello significase, cambiar de ciudad, dejar amigos y familia atrás… y a él.

Le había conocido de la manera más extraña, y para mi, cuando ahora lo pienso, imposible, pero ahí estaba, después de mi azarosa vida sentimental, había llegado de improviso, cuando menos lo esperaba. Y ahora que comenzaba a conocerlo un poco, la distancia se ponía entre los dos.

Dos meses daban para poco, pero aún así me reconfortaba la idea de saber que le había conocido. Su imagen distaba mucho de lo que en mente podría ser mi “hombre” ideal, de hecho era el polo opuesto a mi ex. En nuestros pocos encuentros había conseguido sacar de mi, mi parte mas dulce pero también sabía como sacar mi genio. Era, en definitiva, una persona dual. Su imagen podría dar a engaño pues tras una aparente dulzura, se refugiaba una rabia contenida, como si en el fondo estuviera peleado con el mundo.

Y sin embargo, había sabido conquistarme, añoraba su sonrisa, como me ruborizaba ante él, cuando sentía que iba a intentar besarme, y muchas veces me llamaba a mi misma tonta, a mis años no podía demostrarme tan frágil.

Cuando llegó la propuesta, lo primero que hice fue llamarle, mi decisión estaba tomada, pero aún así necesitaba…. Bueno en realidad necesitaba oírle decir que no me fuera, que me iba a extrañar, que aún siendo tan poco tiempo y conociéndonos tan poco. Pero su reacción fue todo lo contrario a lo que yo quería y deseaba. Lejos de intentar que no me fuera, parecía que ardía en deseos de verme lejos, y lo peor fue su silencio a mis preguntas, no dijo nada sobre lo que sentía o deseaba, era una decisión mía y por tanto el no tenía ningún derecho en inmiscuirse en la decisión, eligiese lo que eligiese el lo aceptaría, aunque su opinión era que no debía dejar pasar aquella ocasión.

Y no lo hice.

Fue doloroso, ahora que sentía que mi vida podría de nuevo estabilizarse, era como si el destino jugase de nuevo conmigo. Y ahora, me hallaba lejos de todo y de todos.

Lo peor era la sensación de soledad que nuevamente me embargaba, y para colmo la compañera de piso, con su feliz maridito, a la espera de que le destinaran también a él a la ciudad para reintegrarse a la vida marital, y aquellas miradas, esas que tantas otras veces había sentido como se clavaban en mi como agujas, “mírala, otra vez viene sin pareja” “pues no se a que espera…”.

Lo había intentado, pero él pareció reacio a conocer a mis amigos, y las dos o tres veces que salió el tema terminamos discutiendo, no quería forzarlo, pero no entendía que le costara tanto entrar en mi mundo.

En el fondo suponía que sería cuestión de tiempo, pero aquella forma de actuar, provocaba en mi serias dudas, su reticencia parecía ocultar algo que yo no llegaba a comprender.

Y de nuevo el destino jugó sus cartas, una boda, de una de mis mas antiguas amigas, y con ello otra vez el torrente de si iría sola o acompañada.
No pude aguantar la presión, esta vez no, demasiado dolía la soledad que me había impuesto con el cambio de ciudad, como para aparecer allí, de nuevo sola y aguantar el chaparrón de preguntas, miradas y risitas.
Pero esta vez no iba a ser así, estaba dispuesta a apretar hasta donde hiciera falta para que me acompañara, al menos eso me decía a mi misma, aunque a la hora de oír su voz pudiera derrumbarme y flaquear.

Cogí el móvil y le llamé.

- Hola peque
- Hola bebe, ¿que tal va todo?
- Bien, oye que no tengo mucho tiempo, ya sabes yo y mis prisas, dentro de dos semanas tengo una boda y me gustaría que vinieras.
- Ummmm, ya sabes como pienso al respecto, no sé si sería una buena idea, tendrías que estar pendiente de mi y….
- Déjate de excusas, creo que al menos por mi, deberías hacerlo.
- Ok, estará bien, ya me dirás la fecha exacta, espero que no te arrepientas.

Me dejó perpleja, que aceptara tan rápidamente y ese: “espero que no te arrepientas”

- Pero ya me conoces tendrás que dejarme ser tal cual soy, y entrar en mi juego.
- ¿Juego? Bueno vale, si vienes lo acepto, pero no te pases ¿vale?, ahora tengo que dejarte una nueva reunión, besitos peque
- Besitos y no te preocupes ya me conoces.

Seguí toda la tarde dándole vueltas a no arrepentirme, pero ya empezaba a hacerlo, sabía que podía ser capaz de cualquier cosa, y además se vanagloriaba de ello, acciones que mas de una vez me habían provocado más de una jaqueca.
Intenté no pensar en ello, además la sensación dulce de ir acompañada borró cualquier atisbo de duda, ahora sólo tenía que concentrarme en el vestido para la ocasión, y que no supusiese una nueva discrepancia entre los dos.

Me sentí como una niña y no dejé pasar mucho tiempo sin coger el móvil y llamar a mis amigas para confirmar que ese fin de semana iría a la boda y acompañada. La perplejidad que mostraron algunas de ellas me resultó insultante, acaso, ¿no tenía derecho a ir acompañada? No dejaría que me estropeasen ese momento, puse mi CD y empecé a bailar solo con la imagen de los dos juntos en la boda en mi mente.

Aquellas dos semanas fueron una lenta agonía, no podía concentrarme en mi trabajo y las reuniones me parecían largas y tediosas. La elección del vestido fue otra tortura, estuve a punto de ir con el último que había llevado, pero sabía que alguien me lo recordaría y además quería darle una sorpresa a él. Pero la elección no fue fácil, sin nadie que me aconsejara buscar un punto intermedio entre mi gusto y el suyo, se tornó en un acto que me dejó exhausta.

El día de la boda llegó y él estaba en su línea me pareció encantador que se hubiera
comedido en su vestimenta, pero aún así no dejó de dar su estilo personal, sin duda no era el estilo de la boda. Le sonreí y el disimuladamente me miró de arriba abajo, esos segundos fueron eternos, pero la sonrisa que me regaló lo justificó todo.
Me tomó por la cintura y me besó suavemente en los labios.

- Estas realmente encantadora, solo por verte merece la pena venir a la boda.

Mis palpitaciones subieron aceleradamente y me separé de él para que no las notara. No tardaron mucho tiempo en ir apareciendo mis amigas y haciendo las inevitables presentaciones.

Con un gesto tierno rehusó entrar en la iglesia, era demasiado forzar la situación y le dejé a la puerta.
En cuanto me vieron sola, dos de mis amigas se acercaron para sentarse a mi lado en uno de los últimos bancos de la iglesia.

- Por fin, podemos charlar.
- Pero que estamos en misa, luego si quieres.
- No puedo esperar, es él ¿no? El chico del que nos has estado hablando. La verdad es que no está nada mal.
- Si es él, pero por favor no le acoséis a preguntas, no le gustan los eventos sociales.

En ese momento di las gracias al cura, cuando hizo sonar la campanilla, y mis amigas dejaron el interrogatorio.

Sentí algo de envidia cuando pasaron los dos a mi lado, no salí de la iglesia hasta después del lanzamiento de los pétalos y el arroz, aún me daba la cabeza vueltas al verle allí, al fin y al cabo era como una presentación en sociedad, pero para mi suponía un paso más en nuestra relación, era como si él se acercase mas a mí, a mi mundo y lo aceptase.

Le sonreí, y él me devolvió la sonrisa, estaba allí apoyado contra la pared del edificio de enfrente de la iglesia ajeno a todo, le pedí con un gesto que se acercara, teníamos que acercarnos a los novios a felicitarles y esperaba hacerlo juntos.
No vi un atisbo de negación en sus ojos, y eso me alegró aún mas, me tomó de nuevo ligeramente por la cintura y nos acercamos a los novios. Le miraron inquisitivamente intentando disimular, pero yo sabía que mi amiga no había dejado pasar ni un detalle sobre él. Me miró disimuladamente y me sonrió como si me diera su aprobación.

Fuimos a los coches, y aprovechó el momento que íbamos solos para hablarme.

- Te sientes feliz, al final lo has conseguido, aquí estoy, pero ya sabes que hicimos un trato.
- ¿Trato?

Un escalofrío me recorrió la espalda, de que se trataría.

- No te preocupes, solo seré yo mismo, tu me conoces…

Miedo me estaba dando la conversación, pero nada podía hacer. Llegamos al coche, y este nos llevó hasta donde cenaríamos, no volvió a hablar de ello, ni yo quise sacarle más el tema, quizás solo era un juego para devolverme el mal trago que debía estar pasando, aunque no lo creía, justo era lo que le había prometido.

Llegamos al lugar elegido, una amplia zona verde con una carpa rodeada de mesas circulares, un pequeño grupo musical y un catering. Le miré, sentí su nerviosismo, sabía que estas cosas le ponían nervioso, y que cuando ello ocurría tendía a crear un pantalla de protección. Sin embargo me sonrió, se acercó y me susurró al oído un te quiero dulce y suave, que dejó temblando mis piernas, levanté la vista y me crucé con su mirada, pícara y traviesa con un brillo especial, que nunca antes había visto.

La cena estuvo muy bien, el grupo donde nos sentamos fue muy agradable, y aunque en un principio le costó integrarse, en cuanto cogió confianza se hizo con las riendas de la conversación.

Empezaron a servir las copas, y la gente se animó a bailar mientras el alcohol hacia el resto, yo estaba con mi Bombay saphire, él no se había apartado mucho de mi, como si temiera juntarse al resto de la gente, no me desagradaba, al contrario sentía un poder de posesión raro en mi, pero que dejé que me invadiera lentamente, como si disfrutara por la pírrica victoria de estar con alguien rodeada de mis amigos.

Llegó una prima de la novia, y mirándome de soslayo me preguntó:

- No te importa que te lo robe un ratito, a ver si baila tan bien como parece.

Noté en su mirada un atisbo de que corriera en su ayuda, pero a pesar de que no me hacía gracia, quise ver su reacción.
Al poco de estar bailando le vi que hablaba con ella con soltura, y reían, sentí un leve ataque de celos, cuando me vi rodeada por el resto de mis amigas. La verdad es que no las había hecho mucho caso y ahora ellas no me dejaban respirar.

- Bueno, nos tienes que contar muchas cosas, como le has conocido, cuanto tiempo llevas con él, a que se dedica
- Si, si cuenta nos tienes a todas en ascuas, la verdad es que su forma de vestir ha llamado mucho la atención.
-
Imaginé por un instante la cara que él pondría cuando le contara el éxito de su vestimenta.
Por mucho que había pensado que llegaría el momento de decir cómo le conocí, solo pude balbucear que era un amigo de un amigo de Carlos. Parecí convincente, cuando dejaron esa pregunta por otras más inquisitivas e intimas, intenté zafarme de ellas pero me era imposible. Alcé la vista buscándole, y le vi entre otro grupo de amigos y amigas mías, charlando amistosamente. Temblé, no sabía si diría en que forma nos conocimos, y eso aún me aterraba. Me buscó con su mirada y rápidamente interpreto que esperaba me sacara del compromiso de mis amigas, se giró saco algo de su bolsillo y sonriendo vino hacia mí.

Detrás de él, alguien recogía algo del suelo, me fijé en su gesto extrañado miro lo que había recogido, luego a él y fue a hablar con una de mis compañeras de facultad. No quise darle importancia, él se estaba acercando con su grácil y rápido andar, cuando vi que se arremolinaban alrededor de mi compañera y esta mostraba una especie de tarjeta.

- Hola ya estoy aquí, ¿No me presentas al resto de tus amigos?

Había perdido la noción del lugar donde estaba, ignorando que aún mis amigas y algunos de sus chicos estaban a mi lado.

- Sí claro.- Le sonreí.

Fui haciendo el resto de presentaciones sin perder de vista al grupo que parecía mirarme con extrañeza. Una sensación de desasosiego subía por mi pecho, que era lo que habían recogido del suelo que tanto alboroto había creado, sin duda era algo de él.

- Una cosa, - le dije- ¿se te ha caído algo del pantalón?

Él se metió las manos en los bolsillos, comprobó su cartera y su móvil.

- No nada, ¿porqué me lo preguntas?
- No, por nada tenía la sensación de que al sacar la cartera se te había caído algo.
- Pues no, aquí tengo las tarjetas del banco el dni, no nada.

Y sonrió, en otro momento esa sonrisa hubiera bastado, pero yo miraba al grupo que seguían cuchicheando y levantando la vista disimuladamente como si quisiera evitar que yo les viera mirarme.


Del grupo salió Ángel dirigiéndose hasta nosotros, hablo con Silvia su novia, y esta me miró y me dijo:

- Ahora vuelvo no te me vayas.

Me estaba sintiendo mal, no entendía lo que estaba pasando y una punzada en mi cabeza presagiaba otra de mis jaquecas, él se dio cuenta, y se acercó a mi hasta abrazarme.

- No pasa nada bebe, no te preocupes por ellos, déjales y veremos como reaccionan.


-“¿Reaccionan?”- pensé a qué, busqué en su mirada una respuesta pero solo obtuve un cálido beso, que me reconfortó, dejé que esa sensación me inundara y que la seguridad se instalara de nuevo en mi.

No sé si fue su intención por bailar conmigo, o por tranquilizarme, pero me abandoné en sus brazos, y dejé llevarme por él, mi mente voló y por un momento solo eramos él y yo bailando.

La canción terminó antes de lo que yo hubiera deseado.

- ¿Te traigo otra copa?
- Está bien, ya sabes lo que me gusta.

Le ví alejarse, mientras se giraba y me ofrecía otra de sus cálidas sonrisas.
Busqué con la mirada al grupo de mis amigos, ahora era menos numeroso pero con elementos distintos, aunque seguían mirándome disimuladamente, volví a sentir ese desasosiego cuando noté un leve roce en el hombro.

Me volví y me encontré con la mirada de mi mejor amiga, era una mirada llena de ternura pero a la vez inquisitoria.

- Hola, bueno la verdad es que me gustaría hablar contigo,¿ tienes un momento?


Un nudo se estaba haciendo en mi garganta, recordaba sus palabras “… no pasa nada bebe…”, intenté serenarme pero me era imposible. Nos partamos del resto de la gente.

- Bien, dime ¿pasa algo?
- Bueno como pasar, la verdad no sé como decírtelo, hemos…
- ¿Hemos?
- Si, no lo hemos podido evitar, nos importas y…

Ahora si que temblaba….
- Mira esto se le ha caído a tu chico.

Me tendió una tarjeta, Albatros Consulting, una web y un móvil, sin embargo en la letra pequeña se podía leer, “chicos de compañía”.

- Lo siento, quizás no lo sabías…

Sonreí un poco, ¿sería eso?... porque aunque no lo conocía del todo, no me lo imaginaba como un chico de compañía. Me miró y al ver mi leve sonrisa me dijo:

- Vaya, sí que lo sabías, eso habíamos comentado algunas pero no te creíamos capaz de ello, no tenías por qué, sabes que nunca te diríamos nada si vinieras sola, pero recurrir a esto, imagina que tu madre se enterase.
- Bueno… yo…. es que……
- No se en que estarías pensando, no somos así, además besarte con él… ya se que eres mayor pero no crees….

En ese momento llegó él.

- Hola, estabais aquí.
- Si, aquí me estaba contando que se te había caído esto.

Le dí la tarjeta, la miro y sin mover un músculo de su cara, nos dijo

- Bueno, con que era esto, por lo que os he visto cotillear todo rato, que deciros, parece que vosotros lo habéis hablado todo.
- Quizás debería dejaros solos
- No espera, -le dije a mi amiga- quizás deberíamos decirte …
- No hace falta, no vine para pedirte explicaciones, sólo quería q supieras que somos tus amigos y que no necesitas de estas argucias, si vienes sola nadie te iba a decir nada…

Yo la miraba, no me podía creer lo que había sido capaz de hacer, y él me miraba a mi con su sonrisa pícara, no podía estar enfadada con él, sabía que era capaz de eso y de mucho más, y bueno era un juego, esperaba que mis amigos lo comprendieran

- La verdad, - dije- es que no quería sentirme sola, y busque en internet y lo encontré. Quedamos hace dos días para conocernos y me he enamorado de él.

Me miraron los dos con incredulidad, pero él sonrió ligeramente, entendió que yo había entrado en su juego.

- Ahora quizás él que se deba ir soy yo.
- No, no te vayas solo entiende que es una situación rara –dijo mi amiga- nos extrañamos que ella llegara al extremo de llamar a un chico como tu, bueno quiero decir… ya sabes.
- La verdad es que no te imaginas que tipo de chicas suelen contratarme.
- Pero, espero y deseo que no se haya enamorado nadie más de ti… - le dije-
- ¿De verdad estás diciendo que te has enamorado de él?
- Si – fue mi respuesta tajante-.
- Entonces os dejo, quizás deberíais hablar entre vosotros.
-
La ví alejarse y no dudé que no tardaría mucho en comentar nuestra conversación, nos miramos y no pudimos evitar reir, aunque me sentía un poco arrepentida por la mentira, estaba disfrutando de ello como una niña.

Me acerqué a él y tome su cara entre mis manos, le besé, al separarme le dije:

- Sabes que eres malo, muy malo.

Sin duda mis amigos nos estaban mirando, y ya no pude más, los veía con cara de asombro, yo que siempre había dado una imagen de chica seria y más o menos formal y ahora estaba rompiéndoles los esquemas, la seria se volvía la mas loca enrollándose con un loco chico de compañía. Me reí, nunca pensé que llegaría a hacer una cosa así y sin embargo me sentía bien como si aquello me diera un aire de libertad.

- Creo que es hora de hablar con ellos, ¿no crees?
- Si, - me contestó- espero que no se hayan molestado, al menos se han preocupado por ti, pero antes me dejaras terminar el juego ¿no?
- Si claro.

Nos acercamos a mis amigos y justo unos metros antes de llegar a ellos, se giró, me apretó contra su cuerpo y me beso largamente en un beso apasionado.

Cuando terminó, todos tenían la boca abierta mirándome sorprendidos.

- Bueno chicos, no es lo que pensáis, era simplemente una broma, le seguí el juego, estaba harta de que siempre me miraseis con cara de compasión pensando que nunca traería a nadie, y bueno esto le dio pie a él…


Sus caras se tornaron del asombro a las risas, algunas a la incredulidad, pero al final se acercaron y entre soplidos me dijeron que menudo susto les había dado, su amiga con un chico de compañía… ja ja ja ja….. aunque yo me preguntaba y ¿Por qué no podría ser verdad?


- Bueno esta ronda es mía, -dijo él- pero que conste que es Albatros Consulting quien paga………

Y todos rieron.

Aunque yo vi un brillo especial en su mirada cuando lo dijo, ya me lo explicaría mas tarde… ¿estaría con un chico de compañía? Por si acaso guarde bien la tarjeta, mientras me abrazaba a él.

viernes, marzo 06, 2015

Dicen

Dicen que tenía un don para las palabras, que las engarzaba como un joyero hace con sus joyas.
Dicen que las cosía con sentimientos y lograba tejer historias que te envolvían como lo hace un jersey de lana en invierno.
Dicen que escribía por que guardaba nubes de verano en frascas, sentimientos olvidados en frascas, besos no entregados, cartas no mandadas, susurros nunca dichos.

Dicen que un día llegó a un pueblo de paredes blancas y mar azul de un azul tan intenso que diríase era turquesa.
Que llegó cargado con una sola maleta, con una sola frasca.

Un sola.. vacía.

Y dicen que contó que todo lo que contaban de él era solo fantasías, supersticiones, leyendas, que él sólo escribía cuando su corazón latía, porque a diferencia del resto de los mortales, su corazón no producía latidos, sino palabras.

Dicen que un día su corazón dejó de latir, dejó de lanzar palabras, y desde aquel día se le ve por el pueblo deambulando en las sombras, perdido en la playa de ese mar azul de un azul tan intenso que se diría que es turquesa.

Dicen.. pero yo no me creo lo que dicen, simplemente sé que espera, espera a que su corazón lata de nuevo palabras.

miércoles, marzo 04, 2015

Jaula

Paseaba con mi peque, bueno ya no lo era tanto, acaba de cumplir 16 años, y aunque para mi siempre sería "mi peque" ya no podía tratarle como tal.

Aquella tarde nos perdimos por el parque del Retiro, intentando alejarnos de la algarabía que se forma en las cercanías del estanque, mientras el silencio solo roto por el vuelo del viento entre las hojas nos envolvía, comencé a contarle una historia:

"¿Sabes? cuando yo era más pequeño que tú ahora, mis padres tuvieron un jilguero, este todas las mañanas cuando lucia el sol, cantaba. Yo le miraba en su jaula y me preguntaba por qué si estaba encerrado cantaba tan feliz. Nunca por aquel tiempo pude responder a esa pregunta, simplemente una tarde llegué del colegio abrí la jaula y le dejé volar.

No veas la que me cayó, "que si moriría de hambre, que si esos pájaros están acostumbrados a estar en la jaula, que si...."  yo sólo recordaba como miró la puerta abierta, primero con miedo luego se acercó asomó la cabeza, desplegó las alas y se fue.

Siempre he pensado que se marchó en busca de sus sueños, por aquella época yo también tenía los míos, luego los fui guardando con el peor de los candados "ya lo haré, ahora no es el momento, ahora no puedo" y así uno a uno esos sueños están enterrados en algún lugar dentro de mi.

Por eso te digo nunca cierres la puerta por mucho que la jaula pueda parecer de oro, no dejes de volar, de perseguir tus sueños, ya sean que quieras ser el próximo astronauta que llegue a Marte, como irte a recorrer el mundo con una mochila.

¿Sabes? ahora que ya soy demasiado viejo para muchas cosas, pero demasiado joven para morir, he encontrado la respuesta a por qué cantaba el jilguero en su jaula,  y creo que era por que sabia que podía volar, sabía que aun a pesar de estar encerrado tenía sus alas, y que en cualquier momento podría desplegarlas, por que no eres un prisionero en una jaula si no te sientes prisionero, si sabes que en tu mano, y solamente en tu mano está poder echarte a volar."

Yo sabía que más tarde o más temprano él echaría a volar, y por mucha tristeza que me diera, ¿quien soy yo para no abrirle su jaula?