lunes, noviembre 24, 2014

Yo te diria

Te encuentro en ese viejo café, sentada en un rincón, con la mirada perdida en el humo que asciende de tu taza de té.
Y yo te diria, no sé,  que las cosas van a ir bien.
No levantas la mirada, quizas por  que tus ojos estén nadando en  un lago que nunca quieres mostrar.
Y yo te diria, no sé,  que las cosas van a ir bien.
Pareces cansada, como el boxeador que se sienta en su esquina después de haber estado al borde del K.O.
Y yo te diria, no sé,  que las cosas van a ir bien.
Siento que  ahora solo escribes palabras que empiezan con des, desilusionada, depechada, destrozada, desencantada, desengañada...
Y yo te diria, no sé,  que las cosas van a ir bien.

Yo te diria, no sé,  que las cosas van a ir bien, aunque sólo sean palabras, aunque a veces las escuches como la brisa que llega y se va.
Las cosas van a ir bien.

Y aunque no me escuches, y no me creas, yo te diria no una, sino mil veces, no sé, que las cosas van a ir bien, que las cosas te van a ir bien.

domingo, noviembre 23, 2014

Qué te gustaría ser...

Pasaron una lista en el instituto, un cuestionario para ser más  exactos, en el se hacía hincapié en los gustos y las preferencias del que lo rellenaba, y como colofón del test una última pregunta. ¿Qué te gustaría ser, si pudieras ser lo que más sueñas?

A pesar de haber cerca de cincuenta hojas, las respuestas a esta ultima pregunta se podian agrupar en pocas tipologias, las mas usuales futbolista, modelo, actor, actriz, algunos iban a los mas sencillo tertuliano de televisión, otros se decantaban por profesiones lucrativas médicos de cirugia plástica,  astronautas y políticos.

Sin embargo hubo una que por su extensión llamó la atención.

"Tras mucho pensarlo, me decanté por dos. La primera sería actor, lo cual lejos de la fama y el dinero que podría darme, me llenaría más que en una vida podría vivir cientos, unas veces espía, otras un super héroe, otras un simple mortal viviendo situaciones inversimiles, otras viviria a cientos de años de mi epoca ya sea en el futuro o en el pasado. ¿qué mejor profesión hay que pueda darte la oportunidad de ser César, o Cristobal Colón, o cruizas el espacio interestelar, vivir un romancce en desayuno con diamentes o un amor imposible en Memorias de África?, pero despues de pensarlo mejor creo que hay una profesión mucho mejor que la de actor, una que puedes vivir todas esas vidas sólo que está en tu mano como hacerlo, como iniciarlas, como cambiarlas y como terminarlas.
Poder rehacer aquello en lo que te equivocaste, volver a enamorarte  y que se enamoren de ti, curar un corazon roto, cruzar el desierto o el océano, ser no sólo un personajo por qué no ser dos tres o casi todos, creo que la mejor profesión que me gustaria tener, mas que profesió lo que más que me gustaria ser es.... poder hacer sentir,llorar, reir, tocar el corazón, lo que me gustría ser es... lo que ahora estoy haciendo... ser simplemente alguien que con palabras entreteja una historia o mil historias, donde yo las viva las sienta las termine,, donde pueda sentir que lo que una vez se ha perdido puedes recuperarlo, que lo que sueñas que llegue llega de verdad, que al poner fin y cerrar la última página sientas que algo ha queddao guardado en el corazón.

Querria ser escritor."

viernes, noviembre 14, 2014

Quizás

Hacía ya varios meses desde que el sonido de la puerta de su casa al cerrarse habia llenado todo de un vacío que él nunca pudo llegar a imaginar.

El silencio se acomodó en su sillón, cubrió como si fuera un mantel blanco , el mismo que utilizaba para aquella cena con velas, la mesa de madera, y por último se hizo un hueco en su cama.
Intentó resistir, adaptarse a la idea de que ella ya no estaba, que se había ido, que la había perdido, sin embargo cada dia que pasaba sus fuerzas flaqueaban, empezaba a ser consciente de la realidad, de que había jugado con fuego y se había quemado, de que de alguna extraña manera él había sido el artifice de su marcha.

Aquel día de noviembre amaneció  lluvioso, las gotas se estrellaban en el cristal de su dormitorio con un repiqueteo constante que  solo conseguian aumentar el sentimiento de nostalgia que le ahogaba.
Cogió su móvil, y navegó entre los números de sus contáctos grabados en la tarjeta SD, no estaba, recordó entonces que una tarde en un ataque de furia borró las fotos y los teléfonos que le uníana ella, como si aquello fuera romper el amarre que une el barco al puerto y pudiera otra vez echarse a la mar.

Abrió el whatsapp, y deslizó la yema de sus dedos por las teclas... " quizás te lo hubiera tenido que decir antes, quizás te lo tendría que haber escrito antes, quizás te lo tendría que haber hecho sentir antes, no soy nada sin ti... vuelve"  intentó recordar su número de móvil, era cinco u ocho se decía, ocho era un ocho, tembló un poco antes de dar a enviar, la pantalla brillo y apareció la marca de mensaje enviado.

Esperó, un día, "es demasiado pronto", dos días "quizás esté pensando que decirme", tres días "ya deberia haber escrito", una semana "no va a hacerlo", un mes "¿cómo es posible que me ignore, después de todo lo que hemos vivido..?", tres meses "un amargo recuerdo que aún duele".

Había pasado un año desde que escribió el mensaje, la vida continuaba y auqnue a veces aquello dolía como una dentellada en el alma, había aprendido a convivir con ello.
Era otra tarde gris de noviembre cuando volvió al bar de siempre, ya los recuerdos se habian vuelto más difusos, dicen que el paso del tiempo va creando un velo en la memoria por el cual las imágenes van perdiendo nitidez y se vuelven más y más borrosas aunque nunca lleguen a desaparecer. Se sentó en una mesa apartada, pidió un café con leche, sacó su pequeña libreta un lápiz y se quedó mirando fijamente aquella página en blanco que hacia tiempo le retaba y siempre ganaba.
No se percató que la puerta del bar se abrió, ni que, no muy lejos pero tampoco muy cerca una pareja se sentaba, una cerveza y una coca light, una concersación y unas risas.

Él seguía mirando la página en blanco, el lápiz trazaba círculos en sus dedos, pero sin atreverse a cruzar el espacio que le separaba de aquella libreta, se deslizo entre el índice y su pulgar dió un ligero brinco y como un polluelo que salta del nido, se lanzó a volar, giró y cayó al suelo.

Fué entonces cuando al levantarse se percató de su presencia,  era ella, parecía más cansada, sus ojos no brillaban tanto, pero su sonrisa... aquella sonrisa.  Intentó pasar desapercibido pero ya era tarde, sus miradas se cruzaron, un instante fugaz pero suficiente para delatar que ella estaba allí y que él estaba mirándola.

Fue ella la que se levantó y se acercó a su mesa, él cerró torpemente la libreta, apreto el lápiz en su mano, y sintió como su boca se secaba.

- Hola... ¿no pensabas saludarme?
- Yo... bueno... no queria interrumpirte.. esta con tu chico.. y yo...
- No es mi chico, es un compañero de trabajo,  ¿puedo sentarme o te molesto?
- Para nada.. por favor sientate - dijo él levantándose y apartando la silla para que ella pudiera acomdarse.
- Me quedo aqui un rato, luego te veo en la oficina - dijo ella a su compañero mientras este pagaba la cuenta y salía del bar.- Bueno y qué es de tu vida.
- Ahi voy, ya sabes, un poco de allí un poco de alla...
- jajaja sigues siento tan explícito como siempre.
- ¿Y tú?
- No me puedo quejar, cabié dos veces de trabajo y ahora estoy muy agusto, tengo buenos compañeros y trabajo en lo que siempre estuve buscando.
- ¡ Cuánto me alegro!

La conversación fluyó por temas intranscendentes, como si ninguno de ellos quisiera ahondar más alla de la superficie por temor a ahogarse.

- He de irme - le dijo ella - aún me quedan cosas por terminar en la oficina.
- Siempre tan liada como ....
- ¿cómo...?
- Como antes, como cuando... estábamos juntos.
- Si, y si te digo la verdad aún más liada, pero bueno ya me conoces...
- Pensaba que te conocía.. me ha alegrado mucho volver a verte.
- A mi también- dijo ella levántadose, echado la silla hacia atrás.

Él temblaba, le costó ponerse en pie para despedirse, las palabras escalaban sus labios intentando llegar a la cima y desprenderse.

- ¿Lo recibiste? - le prenguntó.
- Si recibí... ¿ el qué?
- Mi mensaje hará un año más o menos.
- No he tenido noticias tuyas desde.. bueno ya sabes...
- ¿De verdad no te llego nada? te lo mandé a tu móvil 825 38 45  72
- Aysss pero qué cabeza tienes, ni siquera recuerdas mi número  no es 38 es 35

"¡¡ Dios!! no era un ocho era un cinco " pensó él.

- ¿Algo importante?
- Bueno quizás en aquel momento.. ahora  ya no creo.
- Ya... tengo que irme ¿vale?. Ya nos veremos.

Volvió a cerrar la puerta del bar, él cogió el móvil, buscó aquel mensaje, esta vez puso un cinco un vez de un ocho y dió a reenviar.

Salió un check gris, luego otro y acto seguido uno doble azul. Lo había leido.
Cerró la mano tapando el móvil, y segundos después este vibró. 

Era su respuesta:

"Quizas si, quizás tendrías que haberlo hecho... quizás... si ... quizás aún estemos a tiempo de borrar los quizás"

lunes, noviembre 03, 2014

Todo se detiene

Hay momentos en que todo se detiene.
Siempre he pensado que uno escribe cuando siente que surfea en sus sentimientos, en mi caso mas que surfear ha sido nadar e incluso ahogarse en ellos.
Pero hay momentos en que todo se detiene.
Se detienen incluso los latidos. Sinlatidos.

Hace tiempo que las frascas de letras están vacías.
Que ya no encuentro hilo con que coser letras y palabras.

Que una página en blanco no es una invitación a llenarla de garabatos, sino un monte imposible de escalar.

Incluso mi viejito ya no regresó más.

Hay momentos en que todo se detiene, los latidos, las sonrisas, las lágrimas y la tinta de mis letras.

Quien sabe cuanto durará, pero por ahora sólo tengo frascas vacias, agujas sin hilos de palabras que coser.

Por que hay momentos en que todo se detiene, incluso la vida.