lunes, agosto 18, 2014

La búsqueda

Había llegado.
 Trás tres años.
 Tres largos años de búsqueda.

Ahora estaba cerca, lo presentía, muy cerca.
Subí los peldaños de dos en dos, dejé todo lo metálico en una bandeja de plástico y accedí a las oficinas del registro.
Como no, tuve que esperar,  pero me deleité observando a la chica que dispensaba los certificados, de pelo castaño claro , ojos oscuros, vivarachos todo lo contario al estereotipo de funcionario que todos llevamos en la cabeza.
Cuando llegué al mostrador sentí que en aquella chica había algo especial que me atraía, no era su hermosura ni la dulzura de su voz, era algo interior que no sabía interpretar, una fuerza de atracción que sólo podía comparar con la gravedad.
Me entregó los certificados, y hubo un leve instante en el que ella se detuvo, como si lo que yo estaba sintiendo lo hubiera podido leer con claridad

Aún me quedaban días para poder dar con lo que me había llevado a aquel pueblo, los certificados eran un paso más en aquel largo camino que había emprendido desde una triste cama de hospital, hacia tres años, donde una anciana al borde de la muerte me desveló su oscuro secreto.
El pueblo era pequeño, y no me fue difícil volver a cruzarme con la chica del registro, esta vez, reuní las fuerzas suficientes para invitarla a cenar.

Ella aceptó.

Tras la cena, me enseñó el mirador del pueblo, desde donde podía verse toda la llanura y las ruinas de lo que antaño debió ser el castillo del señor feudal. Paseamos, ella se paró delante de una gran portón de madera envejecida. "Vivo aquí" me dijo, no pudo decir más, la atraje hacia mi y la besé, lejos de mostrarse sorprendida ella abrió su boca y jugó con mis labios. Lo que ocurrió después fue fugaz, el portón se abrió  ella me empujó hacia dentro,y  cerró con un movimiento de cadera. Me llevó contra la pared mientras no dejaba de besarme, sus manos se apresuraban en quitarme la ropa mientras yo torpemente intentaba hacer lo mismo con el cierre de su sujetador. 

Desnudos, sobre la tarima, hicimos el amor.
Ya entre las sábanas blancas, nos contamos un poco nuestras vidas, ella desde pequeña en aquel pueblo deseando salir de allí, pero presa por no querer dejar a sus padres, yo le hable un poco de mi vida, de esa terrible atracción que sentí por ella desde que la ví. Cuando  me preguntó el motivo por el que había recalado en aquel publo perdido, no le dije la verdad.

 Me deslicé entre sus piernas y ella empezó a gemir...

Pasaron los días,  nos seguimos viendo.
 Mientras iba avanzando en mi búsqueda, una sospecha se cernía en mi mente " y si fuera...".

Aquella tarde cuando ella regresaba a las oficinas del registro y aún su aroma impregnaba mi habitación, tenía sobre mi mesa la solución a lo que vine buscando.
Sabía que no debía abrirlo, pero...

Lo que aquella anciana me desveló antes de morir, era cierto, no era hijo único, aquel bebe que nació años después que yo, no estaba muerto, se lo habían arrebatado a mi madre, ese bebé seguía vivo y era.... ¡¡¡ ella!!!, ¡¡¡ era mi hermana!!! la chica del registro, esa atracción extraña... ¡¡¡ mi hermana!!!

 Cientos de pensamientos se cruzaron por mi mente, lo que sentía por ella, desvelar la verdad, el daño que eso le causaría, a los que ella pensaba que eran sus padres...

Mi movil vibró, era un mensaje  "¿vienes a buscarme y cenamos juntos?"...
Cuando salí de la ducha y terminé de vestirme, ya sabía lo que tenía que hacer.

Al cerrar la puerta de la habitación, aún humeaban las cenizas del informe sobre mi hermana.

1 comentario:

Masakoy dijo...

¿Borbones?