miércoles, diciembre 31, 2014

Habitación 2015

Marca el calendario un 31 de Diciembre, miro a través de mi ventan y veo las luces de colores parpadear, enfrente una chica luce sus mejores galas, la fiesta espera, hoy se cierra un año, otro espera llegar.

Hace tiempo escribí que los años son como habitaciones de hotel donde uno reside, este año mis maletas son más ligeras, ligeras de equipaje, un equipaje que se queda en la otra habitacion esa que me dieron hace 365 dias con el número 2014.

Echo de menos la vieja mesa de madera con olor a antiguo, echo de menos vestirla de blanco con sus dos copas, sus velas, una botella de lambrusco y maxwell sonando. Echo de menos unos ojos brillantes, una sonrisa, una orilla al otro lado de la cama.

Cuando dejas una habitacion ya sea la 2014 la 2013 o la 2006 se acumulan los echo de menos, quizas se queden pegados a la puerta que se cierra, mientrás se abre otra.

Espero que ahora que las luces se apagan, que dentro de nada se oirán los petardos y la algarabia lejana, que cuando abra los ojos, si Dios quiere, estaré en otra habitación una habitación blanca a la que decorar dia a dia , a la que pintar sus paredes, a la que asomarme de nuevo, desde la que, sin duda, echáre de menos mi vieja mesa de madera, mi cajita de cerillas que con ella tantas cosas viví.

Feliz Habitación 2015

miércoles, diciembre 17, 2014

Cuida a tu tía

Hacía una tarde de perros, de esas que lo que más apetece es estar en casa y ver como llueve. Sin embargo todo iba a truncarse cuando sonó el móvil.

- Dime ¿pasa algo?
- Lo siento pero la que cuida a la tía no puede ir y a mi me es imposible, ¿puedes quedarte tú con ella esta noche?
- No me jodas... ¿esta noche?
- Si... venga ya sabes que...
- Sí ya se... pero es que es inaguantable...
- Lo sé... pero no puede estar sola.
- Está bien, vale voy para allá.

La tía era una anciana de 90 años, con demencia senil pero forrada de dinero, algo que aunque costara reconocerlo era un buen motivo para aguantar una noche. Vivía en una casa grande y desde hacía tres años no había vuelto a pisar la calle, las visitas que le había hecho su sobrino siempre terminaban en discusión, era una mujer con un terrible carácter que siempre había hecho en su vida lo que le había dado la gana y le habían consentido.

Cuando llegó al portal ya era noche cerrada pese a ser las 6:30 de la tarde, la lluvia arreciaba y maldijo cuando apretó el botón del portero automático. Como era habitual tardó en abrir lo cual solo logró enfadarlo aún más.

- Ya te vale casi me quedo helado abajo - le soltó nada más abrir la puerta
- Es que no he oido nada
- Claro tienes la tele a todo volumen no me extraña.
- Anda que nada mas entrar y ya me estas regañando, ¿no me traes tabaco?
- ¡¡Ya estamos!! no acabo de entrar y siempre con el tabaco, ¿a que te has fumado lo que te dejan?
- No lo sé voy a ver.

Le hace la cena, ella sentada no se mueve para ayudarle simplemente le mira hacer, y se queja de la ciática. "Te ayudaria, pero es que no puedo moverme" - le dice. Él masculla un " ya, cuando quieres bien que te mueves no te jode" y se sienta a verla cenar.

- ¿Te vas a quedar? dame un pitillo anda - le dice mientras sigue masticando la tortilla francesa que asoma por su boca
- Si me quedo, sola no puedes estar, y tabaco no hay así que cena y tómate las pastillas.
- Pero ¿porque? dame un pitillo si tu fumaras yo te lo daría...
- ¡¡Que no!! No puedes fumar y por favor no me lo digas más,  siempre igual que si un pitillo...

Termina de cenar se toma las pastillas y cuando él está llevando los platos a la cocina se pone un vaso de vino con gaseosa que se lo bebe de un trago.

- Venga dame un pitillo aaaanda -le dice arrastrando las palabras en su boca
- ¿Pero que has hecho? ya te has tomado el vino si sabes que con las pastillas de dormir no puedes que te afecta ....
- Si... bueno.... y ese pitillo ¡¡damelo!!

Su cara se descompone mueve las manos como si quisiera atrapar algo en el aire, las pastillas para dormir ya empiezan a hacerle efecto y él se asusta un poco.

- Vamos que te llevo a la cama.
. Y mi pitillo ... anda... no seas malo...
- ¡Qué no! basta ya, a la cama

La mete en la cama ella coge el mando de la tv y la enciende, "no me cierres la puerta del todo" - le dice. El vuelve al salón y busca algún canal de televisión donde haya algo interesante que ver.

Desde la cama ella grita.

- ¿Me vas a traer el pitillo?   me voy a comprar cuatro cajetillas y voy a fumar cuando yo quiera...

Él hace oídos sordos, mientras ellas sigue de vez en cuando preguntando por el tabaco. Hasta que pasado un rato se hace el silencio.

Cansado él se va a su dormitorio, apaga la luz y cierra la puerta. Las paredes de aquella casa como papel de fumar dejan oír cualquier ruido. En su habitación brillan unas estrellas fosforescentes, no puede dormir, le parece que su tia se ha levantado y oye como arrastra los pies, sin embargo no ve ninguna luz encendida por debajo de la puerta de su habitación.

- No te obsesiones, no se ha levantado - se dice, e imagina que ella en un ataque psicótico entra en la habitación a reclamar su tabaco. No suele ser miedoso pero esa imagen de su tía abriendo lentamente la puerta le hiela la sangre.

Vuelve a oír ruidos en el pasillo, - ¿tia? - grita, pero nadie contesta, mira el hueco de la puerta no hay luz pero juraría que la puerta se está abriendo, justo en ese momento se oye un tremendo relámpago y la luz del despertador parpadea antes de apagarse.

- Mierda, no me jodas que se ha ido la luz.  

Intenda ver en la oscuridad algún reflejo que pueda indicarle si la puerta se está abriendo, su mente le traiciona y cree ver la silueta de la vieja en el quicio de la puerta  "vengo a por mi tabaco... dame mi pitillo..." 

Se pone nervioso, su imaginación se dispara, y si su tía alterada por la mezcla del vino y las pastillas para dormir fuera capaz de... " no digas tonterias, es una vieja..." se dice intentando tranquilizarse. A tientas toca el pomo de la puerta del dormitorio e intentado no hacer ruido abre la puerta,  se asoma al pasillo y  casi susurrando - "¿tía, estas despierta?" - No hay respuesta. 

La casa es grande y no sabe donde puede haber alguna vela, duda si acercarse hasta la habitación de su tía, pero paso a paso avanza hacia ella, intentando oír si duerme. Con la mano pegada a la pared avanza recuerda que el pasillo gira a la izquierda antes de llegar al dormitorio, se para e intenta escuchar, silencio. De repente un crujido a sus espaldas, lanza un grito, su corazón parece salirse  de su pecho, se agarra a la pared esperando ver si ella está detrás,  - "Tia, por Dios, ¿estas ahí? " -  pero nadie contesta, ahora el ruido parece amortiguado. Se detiene y vuelve a escuchar, otra vez el crujido, pero no viene de atrás sino de arriba, "malditas paredes, !!joder!! es el vecino".

Por fin llega al dormitorio de su tia, empuja la puerta, todo está a oscuras y no se oye nada. Duda si acercarse a la cama y tocar por si está allí, - "y si se ha muerto.."- piensa  mientras se concentra en si puede oir su respiración, cuando ya está casi pegado a la cama  la luz de la mesilla se enciende y se apaga repentinamente. lo justo para ver que  ¡¡¡ la cama está vacía!!!

El amago de volver la luz, se ha quedado en eso, y todo sigue a oscuras. 

- Tiaaaaa - grita - ¿pero donde estas?

- continuará -

domingo, diciembre 14, 2014

Círculo rojo

Miraba el calendario absorto como si nada de lo que ocurría a su alrededor tuviera importancia, solo la sucesión de números y días, y realmente nada sucedía a su alrededor.

Tachó los numeros hasta llegar al último que rodeó con un círculo rojo, dejó el rotulador en la mesa y se quedó mirando el trazo que había hecho, entonces bajó a la calle, se acercó a la papelería y compró otro calendario.

lunes, noviembre 24, 2014

Yo te diria

Te encuentro en ese viejo café, sentada en un rincón, con la mirada perdida en el humo que asciende de tu taza de té.
Y yo te diria, no sé,  que las cosas van a ir bien.
No levantas la mirada, quizas por  que tus ojos estén nadando en  un lago que nunca quieres mostrar.
Y yo te diria, no sé,  que las cosas van a ir bien.
Pareces cansada, como el boxeador que se sienta en su esquina después de haber estado al borde del K.O.
Y yo te diria, no sé,  que las cosas van a ir bien.
Siento que  ahora solo escribes palabras que empiezan con des, desilusionada, depechada, destrozada, desencantada, desengañada...
Y yo te diria, no sé,  que las cosas van a ir bien.

Yo te diria, no sé,  que las cosas van a ir bien, aunque sólo sean palabras, aunque a veces las escuches como la brisa que llega y se va.
Las cosas van a ir bien.

Y aunque no me escuches, y no me creas, yo te diria no una, sino mil veces, no sé, que las cosas van a ir bien, que las cosas te van a ir bien.

domingo, noviembre 23, 2014

Qué te gustaría ser...

Pasaron una lista en el instituto, un cuestionario para ser más  exactos, en el se hacía hincapié en los gustos y las preferencias del que lo rellenaba, y como colofón del test una última pregunta. ¿Qué te gustaría ser, si pudieras ser lo que más sueñas?

A pesar de haber cerca de cincuenta hojas, las respuestas a esta ultima pregunta se podian agrupar en pocas tipologias, las mas usuales futbolista, modelo, actor, actriz, algunos iban a los mas sencillo tertuliano de televisión, otros se decantaban por profesiones lucrativas médicos de cirugia plástica,  astronautas y políticos.

Sin embargo hubo una que por su extensión llamó la atención.

"Tras mucho pensarlo, me decanté por dos. La primera sería actor, lo cual lejos de la fama y el dinero que podría darme, me llenaría más que en una vida podría vivir cientos, unas veces espía, otras un super héroe, otras un simple mortal viviendo situaciones inversimiles, otras viviria a cientos de años de mi epoca ya sea en el futuro o en el pasado. ¿qué mejor profesión hay que pueda darte la oportunidad de ser César, o Cristobal Colón, o cruizas el espacio interestelar, vivir un romancce en desayuno con diamentes o un amor imposible en Memorias de África?, pero despues de pensarlo mejor creo que hay una profesión mucho mejor que la de actor, una que puedes vivir todas esas vidas sólo que está en tu mano como hacerlo, como iniciarlas, como cambiarlas y como terminarlas.
Poder rehacer aquello en lo que te equivocaste, volver a enamorarte  y que se enamoren de ti, curar un corazon roto, cruzar el desierto o el océano, ser no sólo un personajo por qué no ser dos tres o casi todos, creo que la mejor profesión que me gustaria tener, mas que profesió lo que más que me gustaria ser es.... poder hacer sentir,llorar, reir, tocar el corazón, lo que me gustría ser es... lo que ahora estoy haciendo... ser simplemente alguien que con palabras entreteja una historia o mil historias, donde yo las viva las sienta las termine,, donde pueda sentir que lo que una vez se ha perdido puedes recuperarlo, que lo que sueñas que llegue llega de verdad, que al poner fin y cerrar la última página sientas que algo ha queddao guardado en el corazón.

Querria ser escritor."

viernes, noviembre 14, 2014

Quizás

Hacía ya varios meses desde que el sonido de la puerta de su casa al cerrarse habia llenado todo de un vacío que él nunca pudo llegar a imaginar.

El silencio se acomodó en su sillón, cubrió como si fuera un mantel blanco , el mismo que utilizaba para aquella cena con velas, la mesa de madera, y por último se hizo un hueco en su cama.
Intentó resistir, adaptarse a la idea de que ella ya no estaba, que se había ido, que la había perdido, sin embargo cada dia que pasaba sus fuerzas flaqueaban, empezaba a ser consciente de la realidad, de que había jugado con fuego y se había quemado, de que de alguna extraña manera él había sido el artifice de su marcha.

Aquel día de noviembre amaneció  lluvioso, las gotas se estrellaban en el cristal de su dormitorio con un repiqueteo constante que  solo conseguian aumentar el sentimiento de nostalgia que le ahogaba.
Cogió su móvil, y navegó entre los números de sus contáctos grabados en la tarjeta SD, no estaba, recordó entonces que una tarde en un ataque de furia borró las fotos y los teléfonos que le uníana ella, como si aquello fuera romper el amarre que une el barco al puerto y pudiera otra vez echarse a la mar.

Abrió el whatsapp, y deslizó la yema de sus dedos por las teclas... " quizás te lo hubiera tenido que decir antes, quizás te lo tendría que haber escrito antes, quizás te lo tendría que haber hecho sentir antes, no soy nada sin ti... vuelve"  intentó recordar su número de móvil, era cinco u ocho se decía, ocho era un ocho, tembló un poco antes de dar a enviar, la pantalla brillo y apareció la marca de mensaje enviado.

Esperó, un día, "es demasiado pronto", dos días "quizás esté pensando que decirme", tres días "ya deberia haber escrito", una semana "no va a hacerlo", un mes "¿cómo es posible que me ignore, después de todo lo que hemos vivido..?", tres meses "un amargo recuerdo que aún duele".

Había pasado un año desde que escribió el mensaje, la vida continuaba y auqnue a veces aquello dolía como una dentellada en el alma, había aprendido a convivir con ello.
Era otra tarde gris de noviembre cuando volvió al bar de siempre, ya los recuerdos se habian vuelto más difusos, dicen que el paso del tiempo va creando un velo en la memoria por el cual las imágenes van perdiendo nitidez y se vuelven más y más borrosas aunque nunca lleguen a desaparecer. Se sentó en una mesa apartada, pidió un café con leche, sacó su pequeña libreta un lápiz y se quedó mirando fijamente aquella página en blanco que hacia tiempo le retaba y siempre ganaba.
No se percató que la puerta del bar se abrió, ni que, no muy lejos pero tampoco muy cerca una pareja se sentaba, una cerveza y una coca light, una concersación y unas risas.

Él seguía mirando la página en blanco, el lápiz trazaba círculos en sus dedos, pero sin atreverse a cruzar el espacio que le separaba de aquella libreta, se deslizo entre el índice y su pulgar dió un ligero brinco y como un polluelo que salta del nido, se lanzó a volar, giró y cayó al suelo.

Fué entonces cuando al levantarse se percató de su presencia,  era ella, parecía más cansada, sus ojos no brillaban tanto, pero su sonrisa... aquella sonrisa.  Intentó pasar desapercibido pero ya era tarde, sus miradas se cruzaron, un instante fugaz pero suficiente para delatar que ella estaba allí y que él estaba mirándola.

Fue ella la que se levantó y se acercó a su mesa, él cerró torpemente la libreta, apreto el lápiz en su mano, y sintió como su boca se secaba.

- Hola... ¿no pensabas saludarme?
- Yo... bueno... no queria interrumpirte.. esta con tu chico.. y yo...
- No es mi chico, es un compañero de trabajo,  ¿puedo sentarme o te molesto?
- Para nada.. por favor sientate - dijo él levantándose y apartando la silla para que ella pudiera acomdarse.
- Me quedo aqui un rato, luego te veo en la oficina - dijo ella a su compañero mientras este pagaba la cuenta y salía del bar.- Bueno y qué es de tu vida.
- Ahi voy, ya sabes, un poco de allí un poco de alla...
- jajaja sigues siento tan explícito como siempre.
- ¿Y tú?
- No me puedo quejar, cabié dos veces de trabajo y ahora estoy muy agusto, tengo buenos compañeros y trabajo en lo que siempre estuve buscando.
- ¡ Cuánto me alegro!

La conversación fluyó por temas intranscendentes, como si ninguno de ellos quisiera ahondar más alla de la superficie por temor a ahogarse.

- He de irme - le dijo ella - aún me quedan cosas por terminar en la oficina.
- Siempre tan liada como ....
- ¿cómo...?
- Como antes, como cuando... estábamos juntos.
- Si, y si te digo la verdad aún más liada, pero bueno ya me conoces...
- Pensaba que te conocía.. me ha alegrado mucho volver a verte.
- A mi también- dijo ella levántadose, echado la silla hacia atrás.

Él temblaba, le costó ponerse en pie para despedirse, las palabras escalaban sus labios intentando llegar a la cima y desprenderse.

- ¿Lo recibiste? - le prenguntó.
- Si recibí... ¿ el qué?
- Mi mensaje hará un año más o menos.
- No he tenido noticias tuyas desde.. bueno ya sabes...
- ¿De verdad no te llego nada? te lo mandé a tu móvil 825 38 45  72
- Aysss pero qué cabeza tienes, ni siquera recuerdas mi número  no es 38 es 35

"¡¡ Dios!! no era un ocho era un cinco " pensó él.

- ¿Algo importante?
- Bueno quizás en aquel momento.. ahora  ya no creo.
- Ya... tengo que irme ¿vale?. Ya nos veremos.

Volvió a cerrar la puerta del bar, él cogió el móvil, buscó aquel mensaje, esta vez puso un cinco un vez de un ocho y dió a reenviar.

Salió un check gris, luego otro y acto seguido uno doble azul. Lo había leido.
Cerró la mano tapando el móvil, y segundos después este vibró. 

Era su respuesta:

"Quizas si, quizás tendrías que haberlo hecho... quizás... si ... quizás aún estemos a tiempo de borrar los quizás"

lunes, noviembre 03, 2014

Todo se detiene

Hay momentos en que todo se detiene.
Siempre he pensado que uno escribe cuando siente que surfea en sus sentimientos, en mi caso mas que surfear ha sido nadar e incluso ahogarse en ellos.
Pero hay momentos en que todo se detiene.
Se detienen incluso los latidos. Sinlatidos.

Hace tiempo que las frascas de letras están vacías.
Que ya no encuentro hilo con que coser letras y palabras.

Que una página en blanco no es una invitación a llenarla de garabatos, sino un monte imposible de escalar.

Incluso mi viejito ya no regresó más.

Hay momentos en que todo se detiene, los latidos, las sonrisas, las lágrimas y la tinta de mis letras.

Quien sabe cuanto durará, pero por ahora sólo tengo frascas vacias, agujas sin hilos de palabras que coser.

Por que hay momentos en que todo se detiene, incluso la vida.


martes, septiembre 30, 2014

Pedacito de mar

El silencio habia trepado por las paredes hasta rodear mi cama, cubriéndolo todo, arropándome.
Hacía días que se habían apagado las risas, los gritos de mi madre  llamándoe a cenar, como se apagan las luces al llegar el alba.

Me había acostumbrado a sus llamadas,  en voz alta, pero con toda la ternura del mundo.
 Por las mañanas, como si fuera un despertador    "¡¡ a desayunar!!",  cuando hacía la comida. "¡¡deja eso!! y pon la mesa",  y por la noche: "¡¡vamos a cenar!!, cena, límpiate los dientes y a la cama", luego se acercaba  se cercionaba que estaba bien tapado y me besaba con un "dulces sueños".

Esa era mi rutina diaria, marcada por las llamadas de mi madre, ahora el silencio lo llena todo.
Ella recostada en la cama, blanca como las sábanas que mi padre pone cada día.
Yo me acerco tembloroso, como si ella fuera de cristal y con un leve roce mio se hiciera mil pedazos.

- No dejes de ver el mar - me dice - cuando puedas viaja a conocerlo es lo mas grande que he visto en mi vida, ¡cómo me gustaria volver a verlo!

Y cierra los ojos, y yo pienso que ella soñará de nuevo con volver a pisar la arena y ver el azul que se convierte en verde turquesa del mar que la vió nacer.
Y cada vez que la dejo, pienso cómo puedo traerla el mar, como hacer que una vez más vea su mar.

Cojo a mi hermano pequeño de la mano y corremos a la cocina a por un bote de cristal.

- Ve a por arena - le ordeno. Mientras yo saco la sal del armario.

Lleno el frasco de agua y la mezclo con la sal y cuando mi hermanito llega echamos la arena. esperamos a que se pose en el fondo.
Entonces vamos a por el pequeño pez que nada distraido en su bola de cristal, lo cojo y lo echo en el frasco.
El pez da una bocanada, como si con ello pudiera respirar en aquel pequeño trocito de mar, pero es un pez de agua dulce y lentamente empieza a flotar boca arriba.

Me echo a llorar, mientras mi hermano pequeño mete el dedo empujando al pez como si con ello pudiera insuflarle un poco de vida.

- Abuelo, el pez, el pez se ha muerto y no puedo llevarle a mama mi pedacito de mar.
- No te preoupes, traeme un poco de hilo.

Y el abuelo ata al pescadito.

- Ahora tira despacio, ¿ves? parece que nada, súbelo y enséñaselo a mamá.

Subimos a la habitación y allí mi hermanito y yo le eseñamos a mama, el frasquito llenos de agua y arena de sal y de un pequeño pececito que se mueve... se mueve a tirones de hilo.

- Mira mama un pedacito de mar para ti.

Y ella sonrie, no dice nada, pero sonrie.

Ahora soy yo quien le grita a mi hermanito, por las mañanas como si fuera un despertador "¡¡a desayunar!!" y  cuando  la comida está hecha "¡¡vamos deja eso!! y pon la mesa",  y por la noche: "¡¡vamos a cenar!!, cena, límpiate los dientes y a la cama", luego me acerco,  me  cerciono que está bien tapado y le doy un beso con un "dulces sueños".

En algún lugar donde hay un mar azul que se torna en verde turquesa, allí estará mi mamá.

miércoles, septiembre 24, 2014

Encender la Luna


Vivía en un pueblo de casas blancas, verdes, rojas, a la orilla del mar.
Algunos decían que parecía un pueblo de la costa Irlandesa, pero tan sólo era un pequeño pueblo de Almeria.

Mi padre había trabajado en el faro desde siempre, pero cuando llegó la tecnología él solo recibió una carta, un cheque y un adios.
Los barcos con su gps, sus radares ya no necesitaban de los viejos faros.
Y allí estaba en casa todos los días todas las noches... excepto una.

Cada 29 días más o menos, sin decir nada y antes de anochecer desaparecía.
Mi madre no decía nada y yo por más que preguntaba sólo obtenia un "ya lo sabrás, aún eres pequeño".

Y aquel misterio nacía una y otra vez cada 29 días más o menos.

Hasta que una tarde justo antes de anochecer, mi padre me miró y cuando se levantó me dijo "ya es hora que vengas conmigo".

Seguí sus pasos hasta el viejo faro, él abrio la puerta de madera que crujió como si fuera a deshacerse. Subimos los peldaños hasta el lugar donde mi padre había pasado gran parte de su vida.
Metió una llave, giro la luz y la dirigió hacia el pueblo.
Justo cuando el sol se ocultó, él encendió la luz que iluminó la noche.

- ¿Qué haces papá? - le pregunté.
- Enciendo el faro...
- ¿Es esto lo que haces cada 29 días?
- Si hijo, enciendo la luna cuando es luna nueva, para que la noche no sea oscura, para que la luna siga con nosotros.
- ¿Y que hago yo aquí?
- Aprender, aprender a encender la luna.

martes, septiembre 02, 2014

Ella





Hoy,  cuando el calor del verano aún no quiere despedirse, en una pequeña plaza frente a un banco de madera, la parca vino a sentarse junto a un anciano. Le miró, como suele hacerlo antes de llevarse a alguien, quizás dandole la oportunidad de que pudiera revisar su vida, pero sin tiempo para despedirse.
Imagino que sintió el frio brazo de ella rodearle hombros, imagino que en ese instante supo que todo acababa, o quizás no.

Ella lo abrazó, y se elevó con él. abajo quedó su cuerpo que pese al calor de Madrid, se quedó frío.
Ahora sólo queda un a especia de papel metálico amarillo cubriendole, y una extraña sensación en el aire. La gente pasa se detiene un momento y sigue su camino,  como si  ella, la parca,  nunca fuera a venir, como si esa visita solo fuera para los demás, y mientras seguimos viviendo con prisas, estresados, pensando en qué nos falta sin saber lo que tenemos.

Ella, sin duda volverá, vendrá a por todos un día.. y en ese momento lo mejor sería esbozar una sonrisa por que haya merecido la pena vivir.

lunes, agosto 18, 2014

La búsqueda

Había llegado.
 Trás tres años.
 Tres largos años de búsqueda.

Ahora estaba cerca, lo presentía, muy cerca.
Subí los peldaños de dos en dos, dejé todo lo metálico en una bandeja de plástico y accedí a las oficinas del registro.
Como no, tuve que esperar,  pero me deleité observando a la chica que dispensaba los certificados, de pelo castaño claro , ojos oscuros, vivarachos todo lo contario al estereotipo de funcionario que todos llevamos en la cabeza.
Cuando llegué al mostrador sentí que en aquella chica había algo especial que me atraía, no era su hermosura ni la dulzura de su voz, era algo interior que no sabía interpretar, una fuerza de atracción que sólo podía comparar con la gravedad.
Me entregó los certificados, y hubo un leve instante en el que ella se detuvo, como si lo que yo estaba sintiendo lo hubiera podido leer con claridad

Aún me quedaban días para poder dar con lo que me había llevado a aquel pueblo, los certificados eran un paso más en aquel largo camino que había emprendido desde una triste cama de hospital, hacia tres años, donde una anciana al borde de la muerte me desveló su oscuro secreto.
El pueblo era pequeño, y no me fue difícil volver a cruzarme con la chica del registro, esta vez, reuní las fuerzas suficientes para invitarla a cenar.

Ella aceptó.

Tras la cena, me enseñó el mirador del pueblo, desde donde podía verse toda la llanura y las ruinas de lo que antaño debió ser el castillo del señor feudal. Paseamos, ella se paró delante de una gran portón de madera envejecida. "Vivo aquí" me dijo, no pudo decir más, la atraje hacia mi y la besé, lejos de mostrarse sorprendida ella abrió su boca y jugó con mis labios. Lo que ocurrió después fue fugaz, el portón se abrió  ella me empujó hacia dentro,y  cerró con un movimiento de cadera. Me llevó contra la pared mientras no dejaba de besarme, sus manos se apresuraban en quitarme la ropa mientras yo torpemente intentaba hacer lo mismo con el cierre de su sujetador. 

Desnudos, sobre la tarima, hicimos el amor.
Ya entre las sábanas blancas, nos contamos un poco nuestras vidas, ella desde pequeña en aquel pueblo deseando salir de allí, pero presa por no querer dejar a sus padres, yo le hable un poco de mi vida, de esa terrible atracción que sentí por ella desde que la ví. Cuando  me preguntó el motivo por el que había recalado en aquel publo perdido, no le dije la verdad.

 Me deslicé entre sus piernas y ella empezó a gemir...

Pasaron los días,  nos seguimos viendo.
 Mientras iba avanzando en mi búsqueda, una sospecha se cernía en mi mente " y si fuera...".

Aquella tarde cuando ella regresaba a las oficinas del registro y aún su aroma impregnaba mi habitación, tenía sobre mi mesa la solución a lo que vine buscando.
Sabía que no debía abrirlo, pero...

Lo que aquella anciana me desveló antes de morir, era cierto, no era hijo único, aquel bebe que nació años después que yo, no estaba muerto, se lo habían arrebatado a mi madre, ese bebé seguía vivo y era.... ¡¡¡ ella!!!, ¡¡¡ era mi hermana!!! la chica del registro, esa atracción extraña... ¡¡¡ mi hermana!!!

 Cientos de pensamientos se cruzaron por mi mente, lo que sentía por ella, desvelar la verdad, el daño que eso le causaría, a los que ella pensaba que eran sus padres...

Mi movil vibró, era un mensaje  "¿vienes a buscarme y cenamos juntos?"...
Cuando salí de la ducha y terminé de vestirme, ya sabía lo que tenía que hacer.

Al cerrar la puerta de la habitación, aún humeaban las cenizas del informe sobre mi hermana.

viernes, agosto 15, 2014

Cine de verano

Estaba sentado en una esquina de aquel viejo y rancio bar, como si, de alguna manera, pudiera ser invisible y pasar desapercibido al resto de la gente.
Algo casi imposible puesto que no quedaba ni una mesa libre, el calor de Agosto vaciaba las calles y llenaba los locales que tenian el aire acondicionado funcionando todo el día.

Apareció ante mí, sin apenás percibirlo, con  voz queda me pidió permiso para sentarse.
Yo, casi sin levantar la vista asentí, no sé porque lo hice, porque lo último que quería en ese momento era tener compañía.
Le miré de reojo, abrazaba su jarra de cerveza como quien abraza una almohada en una cama vacía.

- ¿Sabes si hay algún cine de verano por aquí cerca?

Su pregunta me sorprendió, no esperaba que él entablara conversación.

- Creo que hay varios por Madrid, uno por Principe Pío y otro en Conde Duque... - le contesté mientrasél  apuraba un trago de su jarra.
- Recuerdo aquel cine de verano, corría una brisa fresca, de aquellas que te obligan a ponerte un jersey. El cielo estaba cuajado de estrellas, ella me arrastraba de la mano, no es que yo opusiera resistencia, pero me encantaba dejarme llevar. La sentía feliz, aunque ahora aparezcan en mi mente esas imágenes borrosas y no logre ver su cara. Bajamos las escaleras, al fondo había una barra de bar, y en el centro estaban dispuestas las filas de sillas  como en un tablero de ajedrez, solo que todas eran blancas.
 Fuimos hacía el fondo.
 Cuando ella levantó la mano  sentí un nudo en el estómago, y un calor en las mejillas, saludaba a su hermano,  él levantó su brazo y le devolvió el saludo, en su mirada leí una pregunta muda "¿es él?", imagino que ella le contestó con un ligero asentimiento de cabeza, pero yo no lo percibí.
A mitad de camino de ese encuentro las luces empezaron a apagarse, ella me soltó y con un movimiento de sus manos le indicó que después nos veríamos.  Recuerdo que nos sentamos  y me quedé mirandola fijamente, había un brillo especial en su mirada y una sonrisa de las que no se olvidan en la vida.
 Se inclinó hacía mi, y me susurró "bésame".
Le ví cuatro sillas mas allá, nos miraba, y en mis labios, apresuradas, corrienron las palabras "ahora no, está ahí...", "tonto, mira que eres... tonto" me contestó.

Su mano se deslizó sobre la mia, y los dedos se entrelazaron, yo cerré los ojos, no me preguntes de que iba aquella película, por que no lo sé, simplemente todo mi ser era un radar que captaba cada sentimiento que pudiera atrapar como si fuera una tela de araña a la espera de que algun insecto cayera.  Sentía el calor de su mano, el liviano peso de su cabeza sobre mi hombro mientras ascendia su perfume en aquella brisa de verano...

Luego llegó el intemedio de la proyección, fuimos a la barra del bar, y allí me lo presentó, no sé si aquel acto fue como una aprobación o quizás una presentación formal, ni lo supe ni me importó que lo hubiera sido. Ella se puso delante de mi para que yo la abrazara desde atrás, mientras él se alejaba, le besé el cuello dejando un suave mordisco en el lóbulo de su oreja, ella giro su cabeza y me besó, luego susurró un te quiero... Y ya no recuerdo más todo se pierde en el tiempo.

Me decias que hay un cine de verano por Conde Duque ¿verdad?

- Si.. si... ese no está muy lejos de aquí... - le respondí con las imagenes de su historia aún en mi retina.

Se levantó, abrazando la jarra de cerveza y arrastrando los pies. No se despidió, no dijo adios, no hacía falta, aún sobre la mesa revoloteaba esa brisa de verano.

viernes, agosto 08, 2014

La voz

Tenía la sensación de que había tocado las estrellas, por un breve instante, tan breve que ahora solo era un recuerdo.
Algo que pasa una vez en la vida como un cometa, y ya no vuelve a pasar en siglos y tan solo deja una estela que con el tiempo se va borrando.
Y como cuando pasa un cometa, atrás solo queda al vació del espacio, un agujero negro allá donde decían que debía haber un corazón.

Fue ese el principio. el principio de su historia.
Todo ocurrió una mañana, cuando te levantas de un sueño del que no quieres despertar, peor te es imposible repetir por más que intentes cerrar los ojos. Se miró al espejo y oyó una voz, calida, suave, tierna, "Hola, ¿cómo estás esta mañana?" Al principio no le dió importancia, pero cuando la volvió a escuchar  preguntándole "¿no me vas a contestar?", no tuvo más remedio que decirle "si claro"

- Ah pensé que me ibas a ignorar
- No, perdona es que me has sorprendido
- Yo también estoy sorprendida, no me espraba encontrarte y aquí estas.
- Si.. bueno... ¿pero quien eres?
- ¿No te gustan las sorpresas? digamos que no te busqué ni me viniste a buscar, pero nos hemos encontrado, ¿te importa?
- No, me gusta tu voz.
- Gracias, y ahora ¿que vas a hacer?
- Voy a ducharme, tengo que ir a trabajar...
- Ah bien te dejo entonces, hasta luego.

Y desapareció. Cuando llegó por la tarde, recorrió la casa extrañado, como si buscara a alguien hasta que de pronto...

- Hola, ya has llegado.
- Hola... si...
- ¿Cómo te ha ido el día?, cuéntame...

Y él le contó lo que había hecho, y ella, la voz, las ganas que tenía de volver a hablar con él.

Aquella noche, durmieron juntos, bueno... quizás no fisicamente, pero si que desde hacía mucho tiempo él sintió que no dormía solo.
A partir de entoces compartó con ella, la voz, las películas que veía, los paseos por el parque, le enseñó donde poder ver las estrellas en aquella ciudad llena de luces, le mostró lo que era una atardecer.

Ella, la voz, aprendía de todo lo que él le narraba, como era besar, y acariciar, como era sentir, o al menos como lo recordaba él, y ella, la voz, sintió que sus palabras estaban vestidas de tristeza.

- Me gustaría poder llenar ese vacío - le dijo
- No sé si seré capaz, a veces crees que si olvidas pierdes lo que tuviste...
- Ahora me tienes a mi.
- Ahora estas tú...

Aquella mañaan, de un octubre lluvioso, llegaron unos hombres vestidos de blanco, le cogieron y se lo llevaron.
Según me dijeron todo fue por la denuncia de un vecino, que lo veía a través de su ventana hablar sólo.
Le diagnosticaron personalidad bipolar.

Nunca más volvió por el barrio, pero cuando fuí a visitarle, puedo decir que de alguna manera era feliz.

viernes, agosto 01, 2014

Recuerdo

A veces la mente esta vacía.
A veces  no hay nada dentro sólo un eterno vacio.
A veces caminas en el filo del presente agarrado a la cuerda del pasado
A veces solo todo es un recuerdo

Un recuerdo.

viernes, julio 25, 2014

La Abuela

Isabel llegó a casa de su abuela, como hacía cada domingo, comía con ella.
La octogenaria abrió la puerta con una sonrisa, a pesar de su edad, vivía sola, por mucho que habían intentado convencerla de lo contrario, ella no quería rehusar a su libertad. "No tengo que dar cuentas a nadie" - contestaba cada vez que alguien de su familia se atrevía a comentar la posibilidad de una residencia.

Isabel había pasado la frontera de los 40 hace poco, con una mochila cargada de sinsabores, que no lograba deshacerse de ella. Un relacion acabada, que le habia dejado un lista de recuerdos agridulces, sobre todo porque en la pequeña ciudad donde vivía era fácil volver a encontrarle, y además de la mano de una treinteañera. Ella que se deciá que lo había dado todo por él, sus mejores años, sus amigos ahora en el olvido, ¿y qué habia recibido a cambio?  gotas de ternura, sexo racionado, y un olvido.

Su abuela apartó la cazuela del fuego, y un olor penetrante llenó la cocina, era uno de sus famosos potajes.

- Vamos, siéntate niña, que pareces que vienes de velar a un muerto, ¡Ay! si yo tuviera tu edad.
- Venga abuela déjalo...
- Si es verdad, si yo tuviera tus años no estaría con esa cara, la vida es tan corta,  yo no me puedo quejar, pero me duele verte asi, dejándote ir, mirando pasar la vida desde la ventana.
- ¿Y qué voy a hacer?, mis amigos eligieron estar con él, y sabes que yo sola no voy a ningún lado, ¡ cómo voy a viajar yo sola!
- ¡Ay, pequeña!, aún no te das cuenta de todo lo que tienes en tu mano, con esos trastos de móviles, y eso que dicen en la tele de las redes sociales... ¿viajar sola? yo que fui de Cartagena a Madrid en mis tiempos, eso si que era viajar a la aventura, ahora lo tenéis todo hecho, aviones, hoteles, y sino mira esos jóvenes que recorren el mundo de sofá en sofá, que lo he visto en españoles por el mundo, si yo pudiera...
- ¡Pero...! no me atrevo y si me pasara...
- Y si.. y si... el cementerio está lleno de gente que se harto de decir ".. y si..". Tú sabes lo que me encanta la India, en eso nos parecemos, déjame que te cuente una historia..

Aunque Isabel se hubiera negado, era una batalla perdida, la abuela no era la misma sin sus historia, y en el fondo Isabel adoraba a su abuela y las historias que contaba.

- "Hace tiempo, en un rincón de la India vivia Rajendra, con su trabajo había logrado crear una hacienda con ganado, todos los años viajaba a la ciudad a vender las mejores cabezas de su ganado. Aquel año dejó la hacienda a cargo de su hijo Faimidha. "cuida de la hacienda, volveré en tres días" le dijo. Y Rajendra partió par ala ciudad.
A la noche siguiente de su partida, un grupo de bandidos asaltó la hacienda se llevó todo lo que pudieron, quemaron la casa, y al ver a Faimidha lo secuestraron para que venderlo como esclavo.
Cuando llegó Rajendra, quedño desolado, sólo habia cenizas en el lugar donde antes vivía, buscó a Faimidha por todo la hacienda, pero sólo encontró unos restos de huesos calcinados, "mi hijo... mi probre hijo..." se dijo, los limpió y los guardo en una urna. Abandonó la hacienda y buscó una casa donde refugiarse de su dolor.
Pasado unos meses Faimidha pudo escapar de sus captores, volvió al poblado y buscó a su padre, le costó dar con con la casa donde ahora vivía, ya era de noche cuando llamó a su puerta.
- Padre, padre, soy Faimidha, he vuelto, ábreme...
El padre oyó los golpes, y creyó que eran de nuevo los ladrones que intentaban engañarle.
- Mi hijo está muerto, tengo sus huesos  entre mis brazos, iros...
- Padre.. soy yo tu hijo ábreme....
- Iros .. dejadme en paz... mi hijo está muerto.

Al final Faimidha tuvo que irse, su padre nunca le abrió la puerta."
- Pero abuela... - Mira mi niña,  muchas veces nos aferramos  a una idea a una mentira que creemos que es verdad, y nos agarramos tanto a ella que nos cuesta ver otra realidad, otras posibilidades, sólo creemos lo que tenemos en nuestras manos, en nuestra mente, y como Rajendra somos incapaces de abrir la puerta...

Isabel miró a su abuela, se acercó y la besó.

- Me muero por tu potaje abuela.
- Y yo ...

lunes, julio 07, 2014

El hombre que podía escuchar lo que escondían las palabras

Creo que tendría cuatro o cinco años, a esa edad los recuerdos se confunden, pero más o menos fue a esa edad cuando empecé a darme cuenta de eso que algunos llaman "don".
No recuerdo exactamente la edad, pero si el lugar y el momento, mi madre con su delantal blanco estaba pelando patatas, yo detrás intentaba que me hiciera caso, ella se giró, me miró como sólo una madre puede hacerlo y me dijo: "venga ve a correr con tu hermano", yo le contesté " no quiere, dice que soy muy pequeñajo y no me quiere, ¿tú si verdad, mami?" " si hijito, yo te quiero, y no se lo digas a nadie pero eres mi preferido".

Entonces como un fogonazo las palabras que flotaban en el aire se convirtieron en letras pero que nada tenian que ver con lo que había dicho mi madre, pues a duras penas pude leer " te quiero, pero él es mi preferido, anda déjame cocinar". Yo no entendía como es que la voz de mi madre había dicho una cosa pero yo podia sentir que leía su palabras, palabras escondidas.

No le di importancia, sería cosa de mi imaginación, hasta que años después, cuando fuí a reclamar una nota de un examen, el profesor me dijo claramente "te he puesto esa nota por que es exáctamente lo que has sacado" y volvió aquella sensación de que no era cierto que yo podía leer en su voz " has sacado más nota, pero sé que puedes esforzarte más y por eso te pongo un 5".
Cuando salí de la escuela no dejaba de pensar en ello, seguía poniendo en duda que aquello fuera verdad, que no fuera algo producto de mi imaginación entonces vi a mis compañeros de clase jugando al futbol, y quise hacer una prueba.

- ¿Puedo jugar con vosotros? - le dije a uno que sabía que le caía mal.
- ... bueno... vale... - dijo resignado.

Pero yo leí en sus palabras "puf ya está el paquete este espero que vaya con el otro equipo".

Aquello fue el comienzo, empecé a practicar, a concentrarme en la voz y en las palabras y entonces surgían mas nítidas en mi mente, podía escuchar lo que escondían las palabras que me decían.

Algunos lo llaman "don" y en muchos momentos fué así por que me sirvió para saber quien me mentia  o como podía mejorar las cosas, otras veces era una maldición, cuando alguien a quien quieres te dice una cosa y tu lees la contraria, muchos te quiero eran simple palabras vacias que escondían que monotonía, muchos halagos eran simple muros que escondían espero que fracases.

Nunca supe convivir con ello del todo, ni tampoco poder utilizarlo cuando yo quisiera, iba y venía a su antojo, si me preguntasen ahora si con esos cuatro o cinco años pudiera elegir tener o no tener ese don, no sabría que contestar. Aunque ya es tarde para eso.

Estoy en la cama, mi hijo está sentado mirándome, diciéndome con toda la sinceridad que puede que todo irá bien, que saldré de esta, que soy fuerte, pero yo puedo leer que no es verdad, que lo que tengo no tiene cura.

Y es entonces cuando le empiezo a contar una historia, la historia del hombre que podía escuchar lo que las palabras escondían, por que quizás, quien sabe, el tenga el mismo don.

jueves, junio 12, 2014

Quédate a dormir

Estoy sentado al borde de la cama.

- Quédate a dormir.

No dice nada, tumbada en la cama.
Me desnudo y me abrazo a ella.

Suave y mullida, abrazo la almohada, otra noche.

Otra noche que se queda a dormir.

Ajedrez

Como cada tarde, desde que estoy en paro, bajo al parque del Retiro, allí en un rincón apartado, bajo unos chopps y unos olmos hay unas mesas de ajedrez envejecidad por el transcurso del tiempo, la humedad y el calor.

Como cada tarde cuando las sombras caen sobre los tableros dibujados en la mesa, se acercan unos viejecitos, sacan de sus cajas de maderas, torres, caballos y peones, alfiles, rey y reina.

"Hoy juego con las blancas" - dice uno.
"No empieces otra vez con el gambito de dama" - le contesta el otro.

Me fijo en un anciano que saca sus fichas de un paño, con todo mimo las coloca sobre la mesa como si fueran de cristal.
Las negras y las blancas.

Me acerco, y le saludo, el me contesta amablemente.

- ¿Puedo? - le digo.
- Claro, ¿sabes jugar?
- Algo sé. - le contesto
- Ya somos dos.
- Me llamo Carlos.
- Yo Javier, sientate - me dice - ¿blancas o negras?

Y empezamos a jugar, despacio, pensando cada jugada, casi como  profesionales.
Las sombras van corriendo sobre la mesa, el alfil amenza a la reina, pero el caballo apoyado por la torre contraresta el ataque.
El anciano sonrie.

- Lo siento, se me ha hecho muy tarde y debo irme.
- No te preocupes Alberto.- me dice el anciano- mañana continuaremos la partida.
- Mi nombre es Carlos.
- ¡Ay! hijo perdona, esta cabeza, ya me falla la memoria, ¿volveras mañana?
- Si - le contesto - no faltaré.
- Entonces continuaremos la partida, eres un buen jugador.

Al día siguiente, llego al rincón del parque, Javier está sentado y cuando me acerco tiene las piezas desplegadas ¡¡tal y como dejamos la partida!!

- Hola Carlos
- ¿Perdona te conozco?...

Me quedo parado, es imposible, no me reconoce y sin embargo las piezas están dispuestas tal y como dejamos la partida.

- Jugé ayer contigo, dejamos la partida tal como está ahora...
- ¡Ah! si.. perdona, mi memoria no anda bien...
- No te preocupes ¿jugamos?

Y jugamos, al quinto movimiento me hizo jaque mate.

Catecismo

Aún recordaba aquella figura lastimera de un bello hombre ensangrentado, clavado en la cruz.
Los rezos de primera hora de la mañana,la rigidez de Sor  Fulgencia, que no permitia ni una carrera por el pasillo camino al patio de aquel colegio de monjas.

Aún recordaba como había sido educada, esperando a un amor que cuando llegó se desvaneció tan pronto, como tan pronto llegó él con olor a otro perfúme.

Y los anclajes de aquella educación la retuvo veinte años, veinte años envueltos en pañales, olor de comidas en la sartén, de frío en las sábanas, de piernas abiertas mientras él se desfogaba y ella miraba como se descorchaba el techo, al igual que su vida.

El matrimonio es para toda la vida, le decía su madre, y  si acaso pronunciaba la palabra sexo una lápida de silencia caia sobre ella.
Sin embargo en la calle, en las revistas, en la televisión, el sexo palpitaba, la palabra infiel, separación o divorcio, era mas frecuente que el bajar todos los dias a comprar una barra de pan.

Todo sucedió aquel primer domingo de octubre, cuando el nuevo párroco, un chico joven la confesaba.
"Ama a tu prójimo como a ti mismo" le dijo, "si no te amas a ti no puedes amar a nadie, Dios nos regaló la vida, esto no es un valle de lágrimas, no hay nada malo en que quieras vivir, el matrimonio no es una cadena a la que debas estar sujeta de por vida".

Aquello trastocó su existencia, "no es un valle de lágrimas.." ,"ámate a ti misma..." se repetía.

Y un día metió su vida en la maleta, dejó el viejo catecismo sobre la mesilla y cerró la puerta tras de sí.

El piano

Abrió la tapa con sumo cuidado, como si de un bebé se tratara, cuando le va a cambiar el pañal.
Ante ella  las 88 teclas del piano relucian como si fuera la primera vez que vieran la luz.
Posó los dedos sobre ellas deslizandolos, sin presionar, mientras el piano seguía mudo.

Levantó las manos y las dejó caer, con el primer "do" él cerró la puerta tras un te quiero que se perdió en el aire, con el "re"  colgó los recuerdos en el tendedero de su memoria,  el "mi" trajo una casa cerrada donde alguien un extraño retira el cartel de "se vende", rozó el "fa" como si con ello pudiera llevarse la lágrima que surfeaba en su mejilla, el "so" trazó una sonrisa en su boca, "la" se conviertió en el el aleteo de un pájaro que lograba llevarla lejos de allí, y por último el "si", un si quiero, un si puedo un si que borraba los si hubiera, si fuera,  y si...

Con ellos compusó su última melodía, una que supo que nunca llegaría a superar.

Cerró el piano y descalza, bailó sobre él.

jueves, mayo 15, 2014

Aviones de papel

Fuera como fuese allí estaba, colgada de la ventana, no literalmente, ya que solo asomaba la cabeza  mientras sus brazos se apoyaban en el cerco de la ventana, pero  a ella le gustaba pensar que se hallaba cogada de su ventana.
Aunque por aquel rectángulo solo pudiera divisar los rectángulos anaranjados de los ladrillos del edificio de enfrente que casi, casi podía tocar con sus manos y un escueto trocito de cielo azul.

Para ella aquel anaranjado a veces se convertía en las dunas de un desierto que cruzaba con una caravana de camellos camino de la India desde Damasco, entonces cogía una hoja de papel, blanco por supuesto dibujaba unas líneas escribia unas letras y lo lanzaba desde la ventana pensando que ella pilotaba ese avión lejos muy lejos, hasta que lo veía desaparecer entre los árboles de la calle. Era entonces cuando ella cerraba la ventana y volvía a su muendo fuera el que fuese.

Otro día aquel avión surcaba océanos de un azul tan intenso que parecían verde esmeralda,  y que la llevaban a unas tierras desconocidas, dondeella imaginaba que aterrizaría.

Fué con el tercer avión de papel, cuando llegó la primera postal, tal como ella lo habia imaginado, se veia el palacio del Taj Mahal, con su cúpula de mármol blanco, igual que el dibujo que había hecho en el avión.

En el cuarto avión dibujó la torre Eiffel, y en letras grandes "vivre la vie", lo lanzó desde su ventana, el pequeño avión planeo, hizo dos tirabuzones y descendío hasta perderse bajo las ramas del árbol. Aquella misma tarde llegó otra postal, era una fotografía de la torre eiffel de noche iluminada por miles de bombillas, en tinta azul escrito "la vie peut être belle, si vous le souhaitez".

Y a esas le siguieron un quinto, un sexto y un séptimo avión más, todos acompañados de sus postales.

Fue entonces cuando surgió su miedo, su duda,¿ querría saber quien era quien enviaba esas postales, o sería mejor mantener la duda, dejarlo así a la imaginación de alguien que sólo ellla dibujara en su mente?

Aquella tarde hizo volar un avión blanco, a la mañana siguiente recibió una postal en blanco solo surcada por unas letras "píntala con tu imaginación".

Fuera como fuese ella siguió colgada de su ventana lanzando, cada día, un aviónde papel.
Fuera como fuese ella recibia por cada avión una postal.

miércoles, abril 30, 2014

Claro de luna

Leerlo oyendo esta canción:

http://www.youtube.com/watch?v=ja7v4JTsLVw

Lo tenía todo preparado, el mantel blanco sobre la mesa de madera, las copas de vino, la luz de las velas.
Ella llegó como siempre tarde, pero su sonrisa borró cualquier atisbo de malestar.
Dejó una suave marca de carmín en sus labios, él llenó las copas de vino y encendió el equipo de música.
A ella le gustaba ese ambiente, siempre había sido una romántica.

Sus ojos se perlaron.
Él ya lo sabía.

Cuando, ya entre las sábanas el mar buscaba encontrarse con la arena, él se incorporó y desde el mandó a distancia puso una canción.

"Dicen que es una melodia que llega al sentido del placer... siempre me ha gustado oirla mientras hacemos el amor" - le dijo.

Ella sonrió le atrajo hacia sí e hicieron el amor.
Cuando aquel adagio terminaba ella terminó de vestirse, borró el carmín de los labiios de él y cerro la puerta tras de sí.

Nunca más volvieron a verse.
Aunque él cada tarde ponga el "Claro de luna" de Debussy y sienta en su boca el sabor de su carmín.

sábado, abril 19, 2014

Una historia

Estaba sentado frente a él.
Él mira por la ventana, su mirada perdida en algún punto que yo no soy capaz de reconocer.

Recordé aquel lejano día, cuando aún la vida estaba creciendo y yo tenía el hambre suficiente para devorar el mundo y aún quedarme con hambre.

Llegué del instituto con el miedo metido en la mochila abrazando el cuaderno de notas.  Intenté pasar la tarde sin pensar en ello, en el momento en el que él llegara y tuviera que hacer frente a la entrega de aquel cuaderno de notas.

Mi mano temblaba cuando se deslizo sobre la mesa como lo haría un esquiador sobre una fina capa de hielo a punto de romperse, él me miró a los ojos, como si supiera lo que se encerraba en aquel cuadernito, y sin ni siquiera abrirlo lo desplazó a la esquina de la mesa, acercó su mano a la mia y la acarició suavemente, mientras de su boca empezaron a flotar las palabras.

- Imagino como son tus notas, pero ahora eso no tiene importancia, ya tienes la edad suficiente para saber lo que es importarte para ti y lo que no. Cómo es la vida, y lo dura que se está poniendo para saber que lo que ahora hagas va a repercurtir en el resto de tus días, pero además de eso, hay algo que nadie sabe porqué no se enseña en la escuela, quizás por que es la vida la que te va enseñando día a día, aunque el aprendizaje es duro, muy duro ya que nadie nos prepara para ello, no hay libros, ni fórmulas, que nos ayuden a resolverlo.  Tienes que aprender que tus instintos son parte de ti, óyelos porque muchas veces son ellos los que nos llevan por el camino que hay que recorrer. No te dejes llevar por las opiniones de los demás, ni por lo que ellos piensen de ti, sólo tú te conoces, sólo tú sabes como eres, cuales son tus debilidades y cuales son puntos fuertes. Ante todo cree en ti, nunca dejes de creer en que eres capaz de todo lo que te propongas, por mucho que los que te rodeen te digan que no seras capaz, que no lo lograras, lucha por ello, aunque caigas vuelve a levantarte, porque por cada caida habrá una enseñanza que te hará más fuerte. Quierete como nadie te querrá nunca, porque de ese amor por ti mismo nacerá el amor por los demás, ama cada instante como si fuera el último instante de tu vida. Nunca te creas mejor que nadie, pero tampoco te creas menos que nadie, no valores a las personas por lo que tienen sino por lo que son. Besa con la pasión del primer beso, y hazlo con la sinceridad de tu corazón.  Y aunque esto lo lleves a la práctica todos los días, no puedo prometerte que seas feliz, pero te hará sentirte mejor, aunque haya días que quieras mandarlo todo a la mierda, que te sientas solo y perdido, no olvides estas palabras, busca dentro de ti, alli encontrarás la solución.

Calló por un momento, abrió el cuaderno de notas y lo firmó sin fijarse en mis aprobados y suspensos.

- ¿Me has comprendido?

Asentí con la cabeza, aunque había cosas que ni siquiera sabía de lo que estaba hablando.  Fue el tiempo el que me demostró el valor de aquella conversación, y aunque intenté llevarlas a la práctica hubo momentos que las  dejé guardadas en un cajón olvidadas, hasta que lo volvía a abrir.

Se gira y me mira, como si por un momento supiera lo que estoy pensando, en sus ojos hay un poso de extrañeza, la misma que he visto en los últimos meses, cuando ya no es capaz de reconocerme.

Me levanto de la silla, una que el enfermero me ha dejado, quisiera decirle tantas cosas que al final solo articulo palabras mudas. En el jardín mi mujer y mis dos hijos me esperan, al llegar a la puerta de su habitación me giro y le veo con la mirada perdida a través del cristal. Sus labios se mueven...

- Me alegro que seas feliz, Javier, porque me hace sentir que algo hice bueno en la vida, cuidate y cuida a tu familia...

Cuando me acerco, vuelve a silenciarse, su mirada se pierde de nuevo y sé que de alguna manera está y no está.

Ya en el coche, miro a mi mujer y la beso, ella sorprendida me dice "¿y eso ...?" y yo le respondo "¿y por qué no?", me doy la vuelta y mirando a mis hijos les digo:

- Hoy quiero contaros una historia...

jueves, abril 10, 2014

El ascensor (Final)

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- ¿Cómo dice...?
- Hola Laura, perdona mi broma, soy Fernando...
- Don Fernando, perdone pero... ¿le conozco de algo?

Su respuesta me deja unos segundos bloqueado, el silencio lo llena todo.

- Fernando, creo que sabes gastar bromas, pero no encajarlas, te he reconocido, no me digas que te has quedado otra vez atrapado.
- Ummm... para serte sincero, he apretado varias veces el botón de parada.
- ¿Cómo? ¿Por qué has hecho eso?
- Queria volver a hablar contigo, imagino que te habrán dicho cientos de veces que tienes una voz preciosa
- Pero  Fernando, no debes pulsar el botón si no está justificado...
- Para mí había justificación, la reunión ha sido perfecta, un éxito, y quería compartirlo contigo.
- Gracias pero de verdad no sabes el problema que has ocasionado.
- ¿Por qué?
- Porque nuestro software detecta cuando el botón se pulsa sin motivo alguno, acto seguido se activa la cámara de vigilancia y son grabadas las conversaciones, con un poco de suerte... espero que no pase nada.
- ¿Pero que tiene que pasar?
- Don Fernando, en breves momentos el ascensor se pondrá en marcha, le deseamos buenos días.
- Espera... Laura... ¿Laura?

El ascensor recobra su vida, y desciende, se abren las puertas y efectivamente aparece el conserje del edificio, preguntándome por el motivo de la parada. Le contesto que he sufrido un mareo y que sin querer he pulsado el botón de parada, me mira como no creyéndo mi historia, pero sonrie, me desea que me encuentre mejor y desaparece por el vestíbulo.

Salgo a la calle aún bajo el shock de lo que acaba de pasar " no sabes el problema que has ocasionado..."  Pienso en ello y en las repercusiones que he podido ocasionarla, ¿y si por mi culpa tiene problemas en el trabajo? Me remuerde la conciencia,  entro de nuevo en el vestíbulo del edificio, me encamino al ascensor y cuando se abren las puertas observo el panel de los botones, apunto la dirección de la empresa y vuelvo a salir.

Llego a las oficinas de la empresa UpandDown, aún no sé como voy a lograr dar con ella, sólo tengo su nombre y la dirección del ascensor que le correspondía.

La entrada es amplia, espaciosa, en su parte central con forma de media luna está el acceso, junto a una señorita hay un guardia jurado detras del control de seguridad, me acerco y  mostrando la mejor de mis sonrisas le pregunto por Laura dámdole todos los datos posibles. Me mira algo sorprendida y sin dejar de sonreir me contesta que esa información no puede facilitarla. Miro a mi alrededor, en busca de alguien que me pueda ayudar pero es imposible. Decido esperar en la calle, seguro que en la hora del desayuno alguien podrá echarme una mano.

Empiezan a salir, a las dos primeras personas que pregunto me miran extrañadas y no saben quien puede ser, me acerco a una chica joven de veintantos, le cuento todo lo sucedido y me contesta que en su sección ha llegado el rumor que a una compañera le han cambiado de sector por tomarse ciertas libertades en  las conversaciones, pero que no sabe su nombre. Es desolador, no tengo ninguna imagen de ella ni ningún otro dato, le pregunto si al menos frecuentan alguna cafeteria y me contesta que generalmente suelen ir a un VIPS por que allí hay espacio para todos.

Es mi última oportunidad, la cafetería está llena de chicas, intento ver a quien podría corresponder esa voz pero es imposible, me siento en la barra y pido un café, me siento hundido, ella está pagando mi poca cabeza.

- ¡¡ Qué mierda !! - digo en voz alta sin percatarme de donde me encuentro.
- Hola, buenos días, ¿en que puedo ayudarle, algún que otro fallo en el ascensor?

Es esa voz... me giro y frente a mi está ella.

- Hola Laura...
- Hola Fernando...


**** FIN ***

miércoles, marzo 19, 2014

El ascensor (parte 1)

Llegaba tarde, a mí que la puntualidad es algo que me trae de cabeza,  corrí por el vestíbulo y apreté el botón del ascensor,
cómo no este se encontraba en los últimos pisos. Mientras bajaba miré el reloj con insistencia como si con aquello fuera a  retrasar la hora.
Por fin llegó, se abrieron las puertas y accedí a aquel receptáculo metálico, presioné el botón que indicaba la octava planta, mientras en el espejo intentaba dominar mi pelo. En el led aparecen y desaparecen los números, y cuando el número cinco va a hacer el honor de ser visible, el ascensor frena de golpe, las luces parpadean y finalmente se detiene. Pulsó con frenesí el 8 hasta casi desgastarlo, luego el 6, el 7, el 2, y nada el ascensor está muerto. Una risa floja se desprende de mi garganta, y pienso en las malditas leyes de Murphy, está claro que no debía llegar a la reunión.

Intento controlar mi nerviosismo, aprieto el botón de emergencia y de él surge una voz femenina.

- Hola buenos días  - ¿buenos días?  me digo debe estar de coña.
- Perdone estoy atrapado en el ascensor y llego tarde a una reunión por favor necesito que esto funcione ¡ya! - le digo casi gritando.
- Estamos intenando solventar el fallo técnico, creemos que es un error de software, de todas maneras hemos avisado al conserje, para que si desde nuestras oficinas no podemos arreglarlo, lo haga él manualmente..." - me contesta con una voz tranquila y suave, que dista mucho de mi estado anímico
- Me parece correcto señorita, ¿pero podría decirme cuanto tiempo van a tardar?
- Intentaremos que sea lo más breve posible, ¿ es usted claustrofóbico?
- ¡No, por supuesto que no lo soy!, pero debía entregar un trabajo y ya me será imposible.
- Por favor no se ponga nervioso, seguro que entenderan que no es por culpa suya el retraso - su voz se vuelve mas dulce, como si con ello intentara calmar mis nervios.
- No me diga cómo me tengo que sentir, y arreglen el ascensor
- ¿Le importaría decirme como se llama?
- ¿Cómo? ¿Es que va a psicoanalizarme?...
- No señor, pero parece que va a llevar un poco de tiempo el subsanar el fallo técnico, pero si lo desea corto la comunicación aunque puede volver a contactar conmigo pulsando de nuevo el botón de alerta.
- Fernando, me llamo Fernando... - prefiero seguir oyendo su voz, quizás así el tiempo pase más rápido.
- Muy bien  don Fernando....
- Por favor tutéame, no me hagas sentir peor de loq ue estoy en estos momentos.
- Bien Fernando, mi nombre es Laura,  desde control me pasan que el tiempo estimado es de 15 minutos.
- ¡¡ 15 minutos!! pero bueno ni que estuvieramos aún en el siglo xx
- No se preocupe, quizás se subsane antes, y pueda llegar a tiempo a entregar su trabajo.
- Ya da igual, seguramente la reunión haya empezado, y tenga que regresar...
- Entonces problema solucionado, ¿ve cómo habia solución?
- ¿Solución? la mañana pérdida, dígame Laura, ¿mantiene esta conversación con todos los usuarios que quedan atrapados en el ascensor?
- No, Fernando, cada caso es un mundo, a veces sigo las directrices de la empresa, otras, como hoy, me tomo ciertas libertades.
- No sé si debo darte las gracias o no, Laura. Al menos estas haciendo que el tiempo pase más rápido.
- Esa es mi función, sirvo de enlace entre el usuario y el departamento técnico, y si es posible intento que los afectados no lo pasen mal.
- Vaya entonces... ¿soy solo un afectado?
- No... - en su voz hay cierto titubeo.
- Eso quizás se lo digas a todos los usuarios... afectados - y por primera vez en la mañana, sonrio.

En ese momento el ascensor suspira, vibra y empieza a ascender.

- Fernando ya está arreglada la incidencia, que pase un buen día y reitero las disculpas por las molestias ocasionadas.
- ¡Qué políticamente correcta te has puesto ahora Laura!, gracias por tu compañía.

Se abren las puertas y me quedo esperando una contestación de aquella voz suave y sugerente llamda Laura, pero sólo oigo el leve mecanismo de las puertas al cerrarse.

Una hora y dos discusiones después, vuelvo a estar en el ascensor.
Desciende lentamente, y pienso si volver a darle al botón, al menos por educación me debería despedir, aunque ¿no es cierto, que también me apetece vovler a oírla?
Aprieto el botón.

- Hola, buenos días. - dice con la misma voz.
- Hola Laura  le contestó.
- No detecto ningún fallo, ¿va todo bien?
- Sí, sólo me apetecía despedirme de tí, gracias al retraso he de volver en dos días.
- Por favor, no utlice l botón de emergencia si no hay un motivo para ello.

Me quedo helado, ¿dónde está esa voz amable y dulce?

- Laura, ¡qué soy Fernando!
- Lo sé, pero no debes tocar... donde no debes tocar... - suelta con una risita.
- Jo... me habías asustado, creía que habías perdido toda esa amabilidad.
- Es mi trabajo, pero a veces me permito alguna licencia, ¿ha ido todo bien?
- Bueno alguna discusión...

El ascensor anuncia que llega al primer piso, y he de salir.

- Ya llego, si lo llego a saber le doy al botón de parada.
- ¡No hagas eso! A veces se queda bloqueado y podrías permanecer dentro otros 15 minutos.
- Bueno he de salir ya , que se van a abrir las puertas, gracias por esa voz tan dulce.
- Gracias a usted, perdone las molestias y vuelva a utilizar ascesores UpandDown, feliz dia.


Dos días después vuelvo a estar en las puertas de la oficina,  dos días en los que inevitablemente he pensado como sería la persona a la que pertenece esa voz, es tan difícil recrear un rostro a partir de una voz. Me la he imaginado dulce, con un punto de picardia en la mirada, sensual, casa o con novio problablemente, quizas con una niña de bucles rubios,  aunque tambien puede que no sea así, pero de esos pensamientos rehuía, es facil idealizar cuando no tienes la imagen delante, y deseas proyectar en esa persona todos tus deseos y fantasías. La he imaginado alta, con una sonrisa amplia que rie a cada momento, independiente, como dicen ahora proactiva, aventurera... bueno dejémonos de películas. Tengo que entrar y ver el resultado de mi trabajo.

Cuando subo en el ascensor, esta vez acompañado, cierro los ojos y aún me parece estar escuchándola. Una hora después, estoy esperando que se abran las puertas, todo ha ido mejor de lo que me esperaba, y tengo que entregar nuevos bocetos, me siento eufórico, con ganas de compartir mi éxito, espero a que nadie quiera tomar el ascensor, entro y cuando empieza a bajar presiono varias veces el botón de parada.  El ascensor renquea y con un quejido frena y se para. Pulso el piso primero, pero no obedece, sonrío, y acaricio el pulsador de alerta.

- Hola, buenos días, ¿en que puedo ayudarle?
- Por Dios, es que este ascensor siempre falla cuando yo monto, y ahora que voy a hacer me juego mi trabajo, ¡haga algo! - le digo gritando auqnue en mi voz hay menos angustia de la que quisiera.
- Señor calmese, en unos instantes la avería estará subsanada, acabdo de pasar la incidencia al departamento técnico, en el caso que se retrasease, el conserje accedera de modo manual a abrirle las puertas, rogamos disculpe las molestias.
- ¿De verdad que te sabes todo eso de memoria, o lo estas leyendo... Laura?

****************   CONTINUARA  ************************

jueves, marzo 13, 2014

Cosas pares

Hago un inciso, para contaros que hay un blog, en este océano de blogs m que es como un islote verde, un oásis entre tanta información e imágenes. Hacen un juego de fotografías, a pares, un rincón especial.

Pues han tomado mi último relato y han creado un juego de letras e imágenes con dos fotos, que ha quedado maravilloso.

Os recomiendo que le hagáis   una visita  http://www.lascosaspares.es

El relato: http://www.lascosaspares.es/2014/03/el-bloc.html


Gracias a Emilia Vilaplana

miércoles, marzo 05, 2014

El bloc.

Tenía en su armario  una colección de sonrisas olvidadas colgadas en perchas de madera.
Un cajón reservado para los "y si..." y una balda de adioses doblados por la mitad, junto a jerseys con la palabra "perdóname" cosida en el pecho.

Cada mañana se vestía de azul y blanco, si lucía el sol pero cuando este se tapaba con las nubes, ella prefería el negro y rojo.

En el primer cajón de su cómoda, a la derecha guardaba el corazón, junto a él, inseparablemente, siempre, siempre, una cajita de tiritas.

Tenia como costumbre bajar al café a las 12.20 de la mañana, como relevo de sus compañeras de trabajo. Se sentaba en la barra del viejo bar con la única compañía de un café y una rebanada de pan tostado con aceite y sal.

Tres mesas más allá, un chico con parca verde y gafas de pasta negra hundia su cabeza en un bloc de páginas blancas, bolígrafo en mano parecía mantener un duelo con el bloc, del que cada día salía perdiendo.
De vez en cuando sus miradas se cruzaban lo que provocaba en ella un rubor rosáceo en sus mejillas.

Ninguno de los dos se atrevía a cruzar la distancia que había de la mesa a la barra del café.

Aquel día, cuando ella daba sui último bocado al pan tostado, el muchacho se levantó, pasó a su lado y se marchó sin decir nada.

Sobre la mesa, como un naúfrago quedó el bloc.

Ella se levantó lentamente, se acercó a la mesa,, miró a un lado y a otro y tomó en sus manos aquel bloc.
Todas las páginas estaban en blanco excepto la última, donde ella leyó:

"Llevo años buscándote y ahora cuando por fin te hallo, siento miedo a encontrarte."

martes, febrero 18, 2014

Adios

- Te apagas.
- Si, lo sabias.
- Lo sé, y he intentado por todos los medios que no fuera así.
- Pero todo llega, incluso este momento.
- Te irás con un sordo golpe de puerta al cerrarse.
- No te preocupes, el tiempo lo borrará todo, te irás olvidándo de mí, seré sólo un recuerdo que se irá cubriendo de niebla en tu mente,  con tu memoria de pez no tardará el día en que no seré nada más que un vago recuerdo que cruzará por tu cabeza inesperadamente, tan fugaz que , quizás, ni siquiera llegues a darte  cuenta.
- No, eso no va a pasar, ha sido mucho tiempo contigo, no voy a olvidarte, no quiero olvidarte.
- Lo harás es inevitable, y lo sabes.
- ¿ Dónde voy a guardar todo este tiempo, toda la sucesión de días y meses a tu lado? ¿Hay suficientes cajas para guardar todas las sonrisas, los abrazos, los besos? ¿Hay vasijas con las que pueda llenar todas las lágrimas que he vertido, los reflejos del espejo, los sueños que dejé caer entre las sábanas, las ilusiones que se estrellaban en el suelo?
- Tendrás que hacerlo, si es lo que quieres, yo seguiré aquí.
- ¿Sabes lo que es lo peor?
- No, ¿me lo dices?.
- Tengo la sensación de que seguiran pasado cosas, y que seguiran pasando sin ti.
- Ójala que la vida siga pasando para tí, cosas que no hagan tanto daño.
- No puedo decirte nada.
- No tienes nada que decir, llegan momentos en que sobran las palabras.
- Quizás esas que nunca llegué a decir, esas que  me gustaría haber dicho, esas mismas que ahora quemaría y con sus cenizas dibujaría en tu piel una sonrisa y un te quiero.
- Me basta con que cuando todo acabe lo hagas con una sonrisa.
- No puedo prometertelo, soy de lágrima fácil.
- ¿Y si te lo pido? por aquellas veces que no parabas de reir, por las veces que te vi bailar, desatado, saltando como un niño.
- Vale, pero no puedo prometertelo del todo...

....

- ... ¿estas?... ¿sigues ahi?...

.....

Diez años, que se quedan pegados en tus paredes, como si fuera ayer, cajas y cajas de recuerdos.

Adios mi caja de cerillas, intentaré cerrar despacio la puerta con un leve susurro y prometo que intentaré no llorar.

miércoles, febrero 12, 2014

Feliz San Valentín

Hacía tres meses que el sonido al cerrarse la puerta retumbaba en mi cabeza.
No hubo tiempo para más, un te quiero cosido a un adios fue lo último que me dijo.

No volví a saber de él en semanas.
Luego llegaron las llamadas, "estoy arrepentido", "volvamos".
Pero cómo iba yo a pegar de nuevo los pedazos de mi corazón roto, sus palabras no eran el pegamento que los unieran de nuevo.

Soñaba con él, es más, incluso le veía andar por el salón, sentarse a mi lado, abrazarme, besarme, pero lo peor ocurría por la noche, cuando sentía como me acariciaba y me hacía el amor.

El dia 14 de febrero se cumplían tres meses, y yo, tonta de mí, aún le veía, en la esquina de la calle mirando mi ventana, sentado en la puerta de mi casa esperando que llegase.

Apagué el móvil cansada de whatsapps con mesajitos de cupido, con mensajes de mis amigas sobre los regalos que tenían de sus chicos.
Abrí la puerta de mi casa, y allí le vi, con un ridículo pañal, dos alas y un arco con flechas que terminaban en corazón.

- Quiero volver, soy capaz de salir a la calle así disfrazado si vuelves conmigo, por favor no me digas que no.

Cansada de tantas "apariciones fantasmales", corrí a la cocina, cogí el cuchillo jamonero y acercándome a aquel ridículo cupido se lo clavé en el corazón.

Pero cupido no desapareció, al contrario, de su pecho brotó sangre, que mancho mi alfombra persa.

lunes, febrero 10, 2014

Mentira

"Estoy bien, me encuentro bien.
Estoy bien, no es nada, no me pasa nada..."

Se decía, mientras desde su visión podía ver su cuerpo tendido en el frío suelo del cuarto de baño.
Era otra mentira más, otra más que se decía.

Todo empezó de pequeño, en su casa, cuando sonaba el teléfono y su padres le decían : "dí que no está papá,dí que no hemos salido, ni que nos hemos ido a comer fuera."

Él no lo entendía pues al otro lado de la línea de teléfono estaban sus tios, ¿por qué no decir la verdad? ¿por qué no decir que habían ido a comer al restaurante de al lado, o que papa estaba sentado al sofá pero no se quería poner?

Miraba extrañado a sus padres, y estos sólo le decían que a veces es mejor una metirijilla que no hace daño a nadie, que decir la verdad.
Y él lo tomó  al pie de la letra.

Cuando su hermana salía con su noviio y le decía no digas nada, él sabia que era otra mentirijilla, "¿Dónde está tu hermana? " le preguntaba su madre, "ha ido a estudiar a la biblioteca" decía sonriendo. ¿De dónde vienes? le preguntaba su madre, "me he quedado a estudiar con Juan" le decía, cuando había estado toda la tarde en el parque.

"No hago daño a nadie", si digo la verdad mis padres se enfadaran, así es mejor.

Y aquello fue creciendo a medida que él crecía. Las mentiras pasaron a ser una parte fundamental en su vida, eran como una vida paralela,
a veces, le cogían en alguna y aunque era peor, siempre recordaba la frase de sus padres, "... mejor una mentirijilla que no hace daño a nadie..."

Empezó a creerselas, sus mentiras se conviertieron en verdades de tanto repetirlas, tanto que llegaba a vivir en mundos recreados a base de
mentirse.

Hasta que llegó aquel dolor, una punzada que le atravesába el pecho, "no es nada, estoy bien" se decía cada mañana al espejo, "es algo normal, un poco de flato".

Se mentía a si mismo, llegándose a creer que aquel dolor sólo era un acto de su imaginación.

Pero aquella mañana la punzada no se fue, aquella mañana no le bastó repetirse una y otra vez "no me duele, estoy bien, no es nada".

Aquella mañana mientras  veía desde lo alto del techo su cuerpo tendido en el frío suelo del cuarto de baño,  se dijo por primera vez una verdad: "estoy muerto".

martes, enero 28, 2014

¿ES? (Relato para adultos)

La meto, cuesta un poco, empujo y entra hasta el fondo.

Giro la llave y la puerta se abre con un quejido.
Estoy en casa.

No enciendo la luz un camino de velas me lleva hasta el baño.  De la bañera asoman nubes de espuma, la casa permanece en silencio mientras yo me desnudo y siento el calor, casi abrasador del agua acariciando mi piel.
Me hundo en ella dejando que flote todo el cansancio del dia, y con ellos mis pensamientos,  mi cuerpo se relaja y me dejo invadir por esa sensación dulce de abandono, mientras mis manos buscan un sitio cálido.

Me acaricio despacio, lentamente sintiendo en mi sexo la suavidad de la yema de mis dedos que se mueven en círculos acariciandolo, mientras juguetones entran y salen.

Jadeo, cuando imprimo más fuerza a la penetración, siento como crecen mis pezones hasta casi dolerme. El chapoteo del agua se asemeja a un tsunami, el mismo que avanza en cada poro de mi piel cuando mis dedos rozan mi punto G llevándome al orgasmo.

Me quedo quieta en el agua, sin tener constancia del tiempo que ha pasado, hasta que siento esta se enfría. salgo de la bañera, el espejo está lleno de vaho, me envuelvo en la toalla cuando noto que un cuerpo se pega al mio por la espalda, no puedo verlo en el espejo pero siento sus manos que me llevan hacia él. Su boca recorre mi nuca lentamente en ligeros mordiscos que me hacen estremecer.

Dejo caer la toalla,  sus manos abarcan mis pechos, sabe lo que me gusta que me acaricie de esa manera, siento su sexo pegado a mi culo como crece de ansiedad. Bajo mi mano hasta alcanzarlo, lo envuelvo, palpita cuando lo masajeo despacio, oigo como suspira, su respiración se hace mas violenta, y él en contrapartida desciende su mano hasta mi sexo, depilado, como a él le gusta, y me acaricia presionando la parte superior. Aguanto unos segundos en esa posición, hasta que me giro y en cuclillas me llevo su pene a mi boca. Está duro, rozo con mi lengua su punta y despacio muy despacio me lo intrduzco, siento como tiemblan sus piernas cada vez que lo saco y vuelvo a metermelo mientras mi mano lo aprieta y se mueve. Me excitasentir el poder que tengo sobre él.

De repente me levanta, me coge por la cintura y me aprieta a su cuerpo, me besda con pasión salvajemente, mi boca es sólo una extensión de la suya, nuestras lenguas se unen, se buscan, salen y entran mientras sus manos aprietan mi culo para pegarme más, si cabe a él, yo casi de puntilla noto la dureza de su sexo buscandome que se unen a mis ansias por sentirla dentro de mi, como se abre y entra, pero él lo sabe y para torturarme se mantiene a la distancia suficiente para evitarlo.

Me arrastra hasta el salón, sin dejar de besarnos se deja caer en el sofa de cuero, y yo caigo sobre él, sentado me coge de nuevo de la cintura mientras clava sus dientes en mi hombro, me hace estremecer, pongo mis pies sobre sus piernas, y esta vez mi mano atrapa su pene y lo llevo hasta la entrada de mi sexo, ahora soy yo la que quiero que sufra, moviendo mi mano lo llevo arriba y abajo recorriendo todo mi sexo, que está mojado esperando que entre, él mueve su cintura buscando penetrarme, dejo su punta se deslice hasta que haya el lugar pero solo dejo que entre un poco, y moviendome en círculos voy introduciéndomela lentamente, siento el calor dentro de mi como me llena,  como me invade y me inunda, Me quedo quieta un instante para sentirme llena de él, y entonces mi cintura empieza un baile frenético y ritmico, siento como la presiono, como cuando parece que va a dejarme vacia vuelve a rozarme haciendo que sacudidas electricas recorran todo mi cuerpo.

Él coge mi nuca, atrae mi cabeza a la suya y me besa mientras yo no paro de moverme encima de él, sus manos acarician mi sexo, su boca se desliza y atrapa entre sus labios mis pezones que responden a su lengua poniendose duros.

Me agarra fuerte y me levanta, llevándome a la cama, literalmente me tira encima, y cae sobre mi, me agarra con sus manos mis muñecas, me besa muerde mis labios, desciende por el cuello, mordiendolo igual que mis hombros, yo me estremezco, mientras él sige descendiendo hasta llegar a mi sexo, ha soltado mis manos, con una acaricio su pelo, con la otra me pellizco suavemente mi pezón mientras noto su lengua jugar en mi sexo, sabe lo que hace por que no puedo frenar las sacudidas de mi cuerpo, noto dura la punta de su lengua presionando, cambia y ahora lo lame, se mueve en círculos  desciende y sube hasta que vuelvo a estallar en otro orgasmo y le pido que pare, sin embargo él no lo hace, solo que ahora me lo besa despacio, su lengua simplemente se desliza sobre mi sexo acariciandolo, dejando que descanse con suaves besos.
Sube lentamente hasta que se pone encima, separo mis piernas y abarco su cintura, con un movimiento entra en mi, me penetra de nuevo y empieza a moverse, noto como golpea su pene en mi interior, exhausta sigo sus moviemientos, mi cuerpo reacciona de nuevo, calvo mis uñas en su espalda mientras le ordeno que no pare, el se mueve más rapido, y de pronto para, grito, le agarro y le empujo mientras siento que sonrie, la luz de las velas no me deja verle la cara, pero se que se recrea mientras empieza a moverse de nuevo.
Repite la misma operación varias veces, llevándome casi hasta la locura, y sin entender como es posible que no llegue a correrse, se para  y deja caer todo su cuerpo sobre el mio, me besa despacio, tiernamente mientras me siento poseida y llena, me encanta sentirle dentro sin que se mueva esa sensaciçon me embarga. estamos un largo rato asi besandonos, él me muerde los labios reocrre con su lengua mi boca. el perfil de mis labios, hasta que de un movimiento me gira y me pone boca abajo, yo me levanto en posición de  a cuatro patas, pero el suvemente me empuja para que me tumbe del todo, sabe que esa posición me vuelve loca, cierro las piernas y el encima de mi me busca hasta que lo gra penetrarme de nuevo, arqueo mi cintura lo suficiente para introducir mi mano y acariciarme mientras el no para de moverse en mi interior, noto como gime como jadea, como su pene esta a punto de explotar, y yo, de nuevo también, "no pares, por favor esta vez no pares" - le suplico - y él me hace caso y cuando siento que vamos a llegar, oigo un zumbido, un extraño zumbido que me hace abrir los ojos.

Él no está, yo estoy sudorosa, la cama está vacía, miro hacia el extraño ruido, el despertador no para de zumbar, son las 7.00 de la mañana.

Ha sido un sueño.

lunes, enero 20, 2014

Más allá

Sobre la mesa una vela en forma de número se ha deshecho.

En su casa ya no suena el despertador.  Siempre abre los ojos una hora antes, silenciosamente, para no despertar a nadie, lo apaga, entra en el baño y se mira al espejo.

"Me siento joven" - se dice - "pero soy ya tan viejo para algunos..."

Imagina, mientras ve su rostro, que alguien con una enorme goma de borrar marca "milan" ha hecho desaparecer su sonrisa, como si la hubieran dibujado con un lápiz.
Tan fácil de borrar.

Prepara el café, unas tostadas, un beso triste y lacónico que deja caer en una mejilla, sonidos de alguien que se viste, de alguien que se ducha,de una puerta que se cierra y que unicamente deja tras de sí un silencio que se le aferra a la garganta y aprieta... y aprieta....

Recoge las cosas, las lava despacio,  tiene todo el tiempo del mundo, contra el que lucha en una batalla que tiene perdida.

Se viste en silencio, y sus zapatos le miran sabiendo que recorrerá el camino una vez más, el mismo camino que ya hace meses recorre, cada mañana.

Echa andar, cruza la calle y se sumerge en el parque, su mirada perdida cruza los árboles, cruza las nubes, que ese dia tapan su Madrid, porque más allá, se dice, seguro que hay un cielo azul...

Más allá...

Se sienta en el banco, dentro de poco llegarán los que lo habitan de 11 a 1 de la tarde.
Una chica de cuarenta y pocos, licenciada, un señor de cincuenta que desde los dieciseis no dejó de trabajar.

Se saludan, hablan poco, quizás porque no saben que decirse, aunque tengan tanto en común, el señor saca de su bolsillo un bolsa llena de migas de pan, y las lanza mientras los gorriones y las palomas se pelean por el trofeo.
Ella abre el periódico, con la vista cansada, como si su esperanza también la hubiera echado a las palomas. Y recorre, bolígrafo en mano, las ofertas de empleo.

Les mira, hasta hace unos meses eran extraños, en una situación ajena.
Ahora es uno más, es como ellos.

Y sobre Madrid empieza a llover.

viernes, enero 10, 2014

Hay

Hay cajas de cartón abiertas por las esquinas.
Hay paredes que se van desnudando, poco a poco, pero carentes de todo erotismo.
Que se desnudan como los árboles en el otoño.

Hay huecos vacios, marcas de cuadros, estanterias desiertas.
Hay una mirada limpia como la lluvia en abril, llena de esperanza, que brilla.

Hay una frasca con letras de promesas que se quedaron en el aire, y otra cargada de adios.

Hay reflejos en el espejo lascivos, reflejos de noches inacabadas, de noches donde el alba sólo era algo que nunca debería haber llegado.

Hay una mesa de madera, sobre la cual yacen mudos recuerdos de copas brindando.

Hay sobre el suelo, dias que pasaron sin pena ni gloria, y otros que se cogieron en las manos.
Hay pisadas de aqui para allá cuando uno se mueve como un león enjaulado, pero tambíen hay pasos de baile, de saltos, de cuerpos que yacen en el suelo.

Hay cajas de cartón que se van llenando,

Hay fantasmas  en el corazón.

Hay recuerdos de un tu y yo, que se volvió en un yo solitario.
Hay saltos de un niño sobre la cama, que el tiempo lo ha convertido en adulto.

Hay velas consumidas, y hay algunas que aún esperan encenderse.
Hay una puerta por abrir y una puerta por cerrar.

Hay una casa vacia.

Y ahora hay un nuevo camino por andar.

jueves, enero 02, 2014

Desprenderse



"Hay algo.." - pensó mientras doblaba el jersey para meterlo en el segundo cajón de su armario, que olia a jabón de marsella - " hay algo que cuesta soltar, como si te arrancases una parte de ti, algo tan pegado que llega a ser parte de la esencia de uno, y sin embargo aunque te resistas en el fondo sabes que debes soltarlo, como si fuera un lastre que impide que el globo aerostático se eleve, pero como deshacerte de ello, si a veces es lo que de alguna extraña manera te hace recordar lo que es sentir."

Se sienta en la cama y mira tras la ventana el árbol desnudo, y asi se siente, desnudo, "por que no hay mas ciego que el que no quiere ver", se dice.  Y aunque alguien le dijo alguna vez que sus historias tenían un final sin peso, apresurado como si todo lo contado hubiera formado un nudo gordiano que ya no había forma de desenredarlo y lo acabase de un solo tajo, él sabía que un final es un final, a pesar de los pesares, a pesar de todo.

Se levanta y se enfrenta a aquello que en el fondo desea y  sin embargo aún le aterra, levanta despacio su mano, y acaricia suavemente el filo.

El filo de la hoja,  hoja de calendario, calendario que dibuja un mes, mes de diciembre, diciembre del 2013, para ser exactos 31.

Y él lo arranca, a la vez que siente que algo dentro de él también se desprende quizás para siempre.

 A lo lejos se oyen las doce campanadas, sonidos de petardos y gritos.
Un año nuevo comienza.