lunes, diciembre 23, 2013

La cajita

Encendió la lamparita de aquella mesita redonda, una luz cálida inundó su pequeña estancia.
Miró las paredes de color amarillo, ya habían perdido el brillo de antaño, diez años hacía que por primera vez cruzó el umbral de esa casa.

Las paredes, mudas, a veces parecia que le sonreían,  sin embargo, ella sabia que no era así, que simplemente eran testigos del paso del tiempo, que en su interior guardaban las sonrisas, los sueños , los gemidos y las ilusiones que un tiempo atrás se dibujaban en su cara, en su piel y que ella, a su vez, había dibujado en  una cara ,en una piel, la misma que tras esa puerta había dicho adios.

Junto a la cajita de madera, como si fuesen dos bailarines de vals, una copa de vino proyectaba una sombra carmesí sobre la mesita. Ella tomó la copa, como lo haría con un bebe que coges de su cuna, y dejó que el calor del vino inundara su boca. Por un momento quiso que esa dulce sensación traspasara cada poro de piel, que le llenara la cabeza ahogando todos los pensamientos, de tal manera que estos solo flotasen inertes en un mar rojo.

Despacio acarició la cajita, con un suave click giró la llave, el resorte cedió y el muelle alzó la tapita.

En su interior mil pedazitos de un corazón roto yacían dormidos, ella acarició uno a uno, con la yema de sus dedos, suavemente, casi sin llegar a tocarlos, como si temiera que fueran a convertirse en polvo.

Con cada toque, un rio de recuerdos recorria una autopista de sensaciones, proyectando en su retina imágenes añejas que incluso sin ser de papel ya amarilleaban como las viejas fotografías.

Había ciudades lejanas con aires de Oriente, sudores tropicales con ritmos Africanos, mariposas en forma de besos que rozaban sus labios el tiempo suficiente para sentirlos, pero no tanto como para que anidaran en ellos. Miradas de ojos alegres, que chisporroteaban como el fuego de una chimenea.

Había sábanas blancas que envolvián cuerpos enredados en lascivos besos de sudor, en jeroglificos de brazos y piernas, donde el humo de un cigarillo pone un punto y seguido, donde alguien desnudo dispara una foto.

Había una colección de días sin voz, sin luz, simples tachaduras en un calendario. Y había una colección de días envueltos en cintas de colores, donde desparramados entre hojas se garabatean  un "boom" "boom", latidos de corazones que laten al unísono.

Había pedacitos con sonrisas de niño, con juegos, con saltos en la cama, con manchas de tinta en los dedos.

Todo esto y más, había en aquellos mil pedazos de un corazón roto, a los que ella no quería despertar.

Cuando al fin, la copa se quedó vacía, ella cerró la cajita, una lágrima y sólo una,  recorrió su mejilla, saltó al vacío y se perdio entre los poros de la madera de su cajita.

Apagó la luz, desnuda se metió en la cama sintiendo el frio de aquel invierno pegado al edredón.

Cerró los ojos y se durmió.

NOCHEBUENA


23 de Diciembre.

En una casa pequeña del centro de  Madrid, dos hermanas están sentadas a la mesa, las arrugas y su pelo gris marcan el largo camino de su vida.
Sobre una pequeña hoja escriben el menú para la cena de Nochebuena.

- ¿ Invitaremos a un indigente, no? - le pregunta una a la otra.
- Si, como todos los años, si quieres este año lo elijo yo - le contesta dulcemente.

Su hermana asiente, mientras le indica: "si tu lo elijes, yo preparo la cena".
Sonríen mientras lo piensan.

Todo está dispuesta, tres cubiertos, en una mesa de madera vestida con el mejor mantel que tienen.
El mendigo mira incrédulo a sus anfitrionas, mientras ellas terminan de decorar la mesa.

Aún no se cree la suerte que tiene, dos ancianitas que le invitan a cenar al abrigo de una  noche fría y lluviosa. Sus ojos recorren el enorme salón de esa vieja casa, sobre un arcón hay una bandeja de plata con un juego de té.

Brilla, como los ojos del indigente al pensar cuanto le podrían dar por ella.

- "Puedes cenar lo que quieras, y si lo decides, te hemos preparado una habitación, para que puedas dormir caliente"

El mendigo sonrie enseñando los huecos que ha dejado una dentadura perdida ya hace tiempo.

En la cocina una de las hermanas sirve un consomé caliente, la otra mira desde atrás y le pregunta: "¿Ya está listo el consome? recuerda que debes poner la cantidad justa, acuerdate lo que nos pasó el año pasado..." La otra la mira molesta, y le señala el plato que debe poner al invitado.

Ha sido una cena perfecta, cansados todos se retiran a sus habitaciones. El mendigo se pone un pijama antiguo que le han prestado, escucha como las hermanas apagan la luz, él permance despierto aunque siente que el sueño se va apoderando de su cuerpo.

Va a la cocina, abre un cajón y acaricia con su mano el mango de un cuchillo, sus dedos se cierran e intenta aguantar el peso del mismo , sin embargo el cansancio le vence, "puede esperar, estoy muy cansado, mi estómago no está acostumbrado a tanta cena, mejor será que duerma un poco, ya tendré tiempo para..."

A la mañana siguiente las hermanitas abren la puerta de la habitación, el mendigo está tumbado en la cama, parece dormido.

- Bueno, una Nochebuena  más, seguro que estará mejor en el cielo que en la calle.
- Seguro - le contesta -  ahora vendrá nuestro sobrino, dejémos que él se encargue.
- A ver si este año no se enfanda tanto como el pasado, ¿desayunamos, hermana?
- Si, un vasito de leche caliente me vendrá genial - le contesta cerrando la puerta de la habitación.




Ya tengo los primeros comentarios/críticas al libro "RAICES AL VIENTO".

Os agradezco vuestras palabras y que estas sean tan positivas. 

*** Reseña del libro ***

http://www.cursoscoachingmadrid.es/index.php/blog

*** MARCOS***

Yo no tengo tanta facilidad para ecribir como los comentarios que aquí se recogen, pero cayó en mis manos tu libro y sólo decirte que me ha encantado. Como te comentan es una historia que te atrapa y te identificas con muchas cosas que suceden, Me gusta como describes los parajes, el paisaje de madrid, y como son los personajes de tu libro, sobre todo el prota y la enfermera.
Felicidades, espero que sigas escribiendo.

*** ELENA***

Acabo de terminar el libro, me ha dado pena hacerlo por lo que me estaba gustando. Es de esos libros que no sólo cuentan historias, también te hace pensar, te sumerge, te atrapa, no ya por lo que va sucediendo, sino por las emociones que me provoca, las emociones de los personajes. Aunque a veces pueda parecer triste, es un canto a la vida. Mi más sincera enhorabuena.

*** PAM ***

"Raíces al Viento", me parece que es una historia maravillosa, muy real, que deja ver entre lineas la realidad misma de cada uno de sus personajes.
 Queda de manifiesto que te encanta escribir y que eres muy bueno en lo que haces, he reído, llorado y me he sentido muy tocada por cada uno los personajes desde que comencé su lectura hasta que termine. 
Raíces al Viento te atrapa de tal forma que duele tener que dejar su lectura para continuar tu propia vida, es entretenida, real, contemporánea y sobre todo tiene ese toque tan especial que es muy tuyo.
Tiene tu firma en cada una de las expresiones, tanto que el lector que no te conoce podría llegar a pensar que quizás uno de los protagonistas podrías ser  tu, como en las películas donde su director de forma fugaz aparece en alguna de sus escenas, en algunas de las historias se ve reflejada una cuota de tu imaginación desenfadada que a veces puede estar en el  extremo de todo.


***BELÉN***
Es un libro lleno de sentimiento, en el más amplio sentido de la palabra. 
 Desde el primer momento engancha. Me ha gustado mucho que relates la historia desde el punto de vista del protagonista y su mujer. Alternándolo, es muy interesante descubrir cómo van viendo y sintiendo todo los dos. 
Aunque a mi me ha costado comprender a Lucía. Es muy tuyo que el libro esté lleno de "poesía" con esos relatos-cuentos que transmiten tantos sentimientos y enseñanzas. Especialmente me gustó mucho el cuento a las niñas (algo largo quizá). 

Queda abierto a una segunda parte que estoy deseando leer o...¿eso lo dejas a nuestra imaginación?
 Espero que no, no por falta de imaginación, si no porque lo haces muy bien y sería una lástima no poder disfrutar de su lectura. Desde aqui te animo a que sigas escribiendo. Siempre lo he pensado y te lo he dicho "TU PUEDES, TU VALES". Tienes un talento que sería genial que siguieras aprovechando ahora que has cogido carrerilla.

*** CHARO *** 

Gracias Nicolás, porque con tu libro has despertado en esta humilde lectora cosas
en mi interior que no sabía que las tenía.Me has ayudado a ver la vida de otra manera.Me has hecho recordar cosas que quería olvidar y estaba equivocada.
Pero sin duda he podido leer esta historia gracias a una nueva amiga que he hecho en el camino."
Tu libro contiene una historia donde el lector se puede hacer tantas preguntas a sí mismo...!!
Que tengas mucho éxito en tu libro y mucha suerte en la vida.


*** J.CARLOS ***

A mi me gustan las novelas históricas, no soy muy seguidor de este tipo de libros, pero cayó en mis manos y me atrapó la historia, se lee fácil y entras en una dicotomía, quieres terminar de leerlo para saber el final, pero a la vez quieres que no se termine... Enhorabuena.

*** GEMA ***


la verdad, es que los comentarios que tienes en tu blog 
coinciden bastante con lo que opino yo.
Tu libro engancha desde el principio.

Todos los personajes me han gustado mucho. A todos les has dado una 
personalidad, diálogo, forma de pensar, ... que se amolda perfectamente al papel que desempeñan.
El jugar con que unas veces es Alberto y otras Lucía los que nos 
van enmarcado la historia, me ha parecido genial.
Yo, personalmente , me quedo con Lucía, la veo una mujer que, 
a pesar de todo, sabe estar en su sitio y sabe hacer las cosas 
con coherencia pero con un toque de cariño. Me ha parecido más 
realista que Alberto.
También con la coleccionista.
Es una dura historia llena de muchísimos sentimientos, 
que lo sabes transmitir muy bien, como en casi todo lo que escribes. 
Llegan de verdad a emocionar, a poder imaginarlos, sentirlos...; 
te hacen reír y LLORAR....
Tus descripciones son tan humanas y sutiles que también tocan la 
fibra sensible. 
Desde la descripción de las paredes del hospital, las calles 
de Madrid, un amanecer...hasta una mirada, el roce de una mano...
Y lo que acontece en la historia se puede extrapolar a cualquier 
acontecimiento de la vida de cualquier humano. Quiero decir, que 
a Alberto le sucede lo que le sucede, pero como tú dices 
"hay veces que la vida te cambia de un soplo" 
y te hace despertar a la realidad, te saca de la cotidianidad, 
de la monotonía, del darle el valor a las cosas que en realidad 
no lo tienen o preferencia a las cosas que deberían ser secundarias..
Los cuentos y las historias que entrelazas también son muy bonitas, llenos, como no, de ternura y sentimientos que hasta nos enseñan cosas de la vida.
En fin, todo en su conjunto te ha quedado fenomenal. La portada con el árbol que ilustra el título, la combinación del blanco y el azul celeste, los títulos de los capítulos.

A pesar de toda la historia con un fondo duro, el final.....ya sabes.
Sólo te digo que tengas cuidado con las segundas partes, porque será difícil que se iguale a la primera.
Es verdad que te quedas con ganas de saber más de los personajes, hasta días después de leerlo, porque ya los haces tuyos.


*** ESME ***

Ya he terminado de leerlo y me ha encantado. Es muy....tú.
 

*** CRISTINA ***

Buenos días me llego tu libro a través de un gran amigo, y he de decirte que has conseguido, en tu primer libro, que me enganche de tal manera que esperaba hasta el mínimo momento para leer, no lo podía dejar, no quería que acabara.
Con tu libro he llorado y he reído, porque has sabido trasmitir todos los sentimientos y emociones de todos sus personajes, en cada momento de la historia que cuenta. 
En resumen, que no me quiero enrollar demasiado, ENHORABUENA por un gran libro en todos los aspectos.
 Para cuando el próximo?? Esperare impaciente....
*** PILAR ***

En primer lugar, felicitarte y darte mi más cordial enhorabuena por este tu primer libro  y  espero no sea el último, sino que sea el comienzo a un nuevo mundo, que te abra las puertas de par en par con los siguientes que escribas porque realmente lo haces muy bien.
 
Desde que lo tuve en  mis manos ya me gustó, la sencillez  de la portada, el formato del libro ,el título es precioso, muy profundo, transmite mucho al lector a simple vista.  
 
Cuando comencé a leerlo me llamó mucho la atención el título de cada capítulo y la relación que tenía con cada uno de ellos.
 
El Cd de música ha sido muy original y le da vida al libro al escucharla.
Me ha encantado ese detalle y ver que te  ha servido de inspiración a lo largo de su elaboración.
 
Decir que ,es un libro que atrapa al lector, desde que comienzas a leerlo no quieres dejar de leer; de hecho, estaba deseando tener un ratito para estar desconectada del mundo solo con el libro en mis manos y yo.
 
A mí personalmente la historia me ha llegado  directa al corazón y al alma..me ha hecho sentir emociones que entremezclan
tristeza ,melancolía ,añoranza ,pasión y a la vez me ha hecho sonreír y llorar…
 
El mensaje que transmite es precioso ..muy emotivo..
 
A veces la vida te cambia en un segundo, como relatas en tu libro ,a veces no sabemos vivirla, a veces aun teniéndolo todo o creer que lo tienes todo no te hace feliz, a veces algo así como lo que le sucede a Alberto y a Lucía hace que te des cuenta de que realmente lo que quieres en tu vida no es lo que tienes ,sino otra vida bien distinta…
 
Y vivirla con intensidad aunque sea demasiado tarde, pero nunca es demasiado tarde para encontrar aquello que no tenías.
 
El libro realmente te hace cuestionarte la vida, hace que veas lo que cambia en un segundo ,hace sentir lo importante que es vivir.
 
El personaje de la coleccionista me ha parecido muy bonito.. (se ha suprimido parte del comentario ya que descubre parte de lo que sucede en el libro ) ...
 
En definitiva ,Nico reflejas a la perfección en tu libro el amor visto desde distintos puntos de vista.
 
Espero que haya una segunda parte; otro libro, porque
cuando terminas de leer “Raíces al Viento”
al lector le pide continuar esa historia.


 *** MARISOL ***
 

Hace unos días que terminé de leer tu libro, pero quería tener tiempo para darte mi opinión sobre él y por eso he esperado a hoy para escribirte. 

Sinceramente te doy mi enhorabuena, tu libro me ha hecho pasar horas muy intensas, de hecho estaba deseando tener un rato para continuar leyendo.
Es un libro cargado de amor, sentimientos, emociones, dolor de lo podría haber hecho mejor, creo que cualquiera que lo lea, en buena medida, se siente identificado con Alberto y con su entorno. 
Desde el punto de vista del lector que no conoce al que escribe es un libro que te hace pensar sobre la vida, sobre tus relaciones, sobre cómo tiene que pasar algo en tu vida para que despiertes y darte cuenta de lo que has vivido, cómo lo has vivido y cómo te hubiera gustado vivirlo, sin embargo cuando has logrado comprender te queda poco tiempo para hacerlo y pero eso no evita que lo hagas porque es así cómo sientes la persona que eres. Nunca es tarde para vivir plenamente.
Desde el punto de vista del lector que conoce al escritor, aunque fugazmente, es un libro en el que has puesto todas tus energías y en el que has sacado sentimientos escondidos que has querido compartir y que han fluido con amor y emociones que estoy segura han hecho resbalar alguna lágrima, porque a mí leerlo me ha puesto lágrimas en los ojos y nudos en la garganta, aunque es cierto que también me ha hecho sonreir y me ha hecho pasar momentos muy agradables.
Me gusta su estructura, cómo habla Lucía y luego Alberto y al revés, se mezclan diferentes posiciones ante un hecho, cómo lo vive uno y cómo lo vive el otro.
En cuanto a la coleccionista es un personaje que me ha gustado mucho.
También me han gustado mucho las frases que encabezan cada capítulo y la relación que tienen con él, ha sido muy acertado.
La portada, el título del libro, tu foto y lo que es el libro en general, es perfecto.

Muchas gracias, porque he disfrutado mucho leyendolo.

Un abrazo.

jueves, diciembre 19, 2013

Que hubiera pasado si...







Su mano temblaba intentado no verter el café sobre el plato. Su marido, sentado, en ojeaba el
periódico deportivo, sin preocuparse lo más mínimo de lo que sucedia a su alrededor.
De vez en cuando emitía un pequeño gruñido, no había dormido bien, y se había levanto con
un humor de perros.

Depositó la taza sobre la mesa, y cuando exhaló un suspiro por no verterlo, su pulgar se enganchó
en el mantel, dió un pequeño tirón, y la taza bailó sobre el plato, jugando con la gravedad, hasta que esta
pudo más y cayó el periódico.

Lanzó un gruñido, que esta vez ella si oyó, mientras su mano impactaba en el rostro de su mujer. Esta,recibió el golpe,  se tambaleó hacia atrás golpeándose contra el frigorífico y cayó al suelo.

"Ni para poner un café sirves" - le dijo, al cerrar la puerta de casa.

Ella se levanto, notaba su mejilla ardiendo y un dolor que subía por el costado, "menos mal que el niño ya está en el cole" pensó. 

No era la primera vez que la pegaba, ni  la primera vez que en sus manos tenía el móvil, había marcado pero al final nunca apretaba el botón de llama,da.

Que hubiera pasado si...

... apretó el botón, su mano temblaba cuando oyó el "Hola, ¿cómo estas?",  balbuceó un "me ha vuelto a pegar". A los pocos minutos su amiga apareció en la puerta, le ayudó a  hacer la maleta, recogieron a su hijo a la salida del colegio,  y después de presentar la oportuna denuncia ya no volvió más a verle.

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Eran las 8.40, en dos minutos el tunel se iluminaría con el ojo del tren. Se había colocado justo en la tercera puerta del cuarto vagón, un ritual que hacía desde cuatro meses, cuando tras varios intentos,
descubrió que ella siempre estaba en ese vagón.
Nunca se sentaba y desde la esquina la observaba. Su pelo negro que cae sobre sus hombros, sus ojos que siempre sonríen, sus labios... Algunas veces sus miradas se cruzan, y él siente que sus piernas flaquean, y nunca ha tenido el valor de dar un paso hacia ella.

Hoy es su último día de trabajo,  su última oportunidad de hablar con ella, de decirle que se ha enamorado, de la forma con la que sostiene el libro, de sus ojos y la suavidad de sus manos.

Le separa de ella cuatro metros y tres estaciones, antes de que tenga que bajarse, pasa el tiempo, cuatro
metros y dos estaciones... cuatro metros y sólo una estación.

Cuando está ya en el último escalón de la puerta del vagón, vuelve su mirada y se encuentra con la de ella, como si de alguna manera ella también se estuviera despidiendo.

Que hubiera pasado si...
Siente que el corazón va a salir de su boca, cuando los metros se acortan, cuando se sienta frente a ella y de sus labiios se desprende un "Hola", ella levanta la vista, cierra el libro de sus manos, y con una sonrisa le dice: "creía que nunca te ibas a atrever..."

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Suena el despertador, otra noche de insomnio, de dar vueltas, de sentirse fracasado.
Cada vez le faltan más las fuerzas para ir a la ducha, para vestirse, para coger el transporte
público, para ir a un trabajo que no es lo que un día pensó, que... al final es un martirio, un sufrimiento.

"Eres afortunado, tal como está ahora el trabajo", "De qué te quejas, con tu trabajo te pagas la casa, y tus gastos", "¿Y vas a dejar tu trabajo, por montar algo? estás loco, tal como estan las cosas, más vale lo seguro", son frases que rebotan en su cabeza, la famila, sus amigos,  y entonces piensa.. entonces le surgen las dudas, le surgen los "y si...", y  se echa para atrás, se olvida de sus sueños...  la vida pasa...

Suena el despertador, otra noche de insomnio.

Que hubiera pasado si...
Suena el despertador, otra noche de insomnio. Pero esta vez la falta de sueño es por otro motivo, Llega al trabajo se sienta, escribe un correo, se levanta y se despide.
Desde aquel día duerme de un tirón y se despierta poco antes de que suene el despertador, con una sonrisa que cruza su cara.
Es el momento de empezar su sueño.

lunes, diciembre 09, 2013

Coincidencias

1ª Coincidencia. Frío.

Bajandel avión, un frío gelido les recibe en Madrid. El violonchelista siente una mano helada que le agarra el pecho hasta penetrar dentro de él.
Los componentes del cuarteto de cuerda corren hasta la sala de aduanas, allí alguien recuerda el calor de su Argentina natal, donde ahora
disfrutan de un cálido verano. "Un tour es un tour" dice el segundo violinista, mientras muestra su pasaporte.

Lejos de allí, en el centro de la capital, las paredes de ladrillo sin proteger hacen de transmisor del frió que llena el pequeño apartamento. Él
se enfunda en un jersey de lana, y aunque este intenta guardar su calor corporal, el frío ya se desliza por sus huesos, pegándose a ellos, como
 un sello lo hace a una carta.

2ª Coincidencia. Resfriado.

En cuanto llegan a la habitación del hotel, pueden quitarse las prendas de abrigo, el violonchelista siente una sensación agradable al verse por fin
libre de su pesado anorak, pide al servicio de cafetería un café caliente, y se tira sobre la cama, dejando que el cansancio corra por las sábanas.
Siente un cosquilleo en la nariz, acompañado por un leve escalofrio, de repente un estornudo estalla de su boca.

Huele a café,  llena su vaso y cierra las manos abarcándolo, dejando que el calor penetre a través de ellas. Los ojos lloroso,s la nariz moqueando.
Como puede se levanta saca un ibuprofeno y se lo traga. "Vaya resfriado me estoy cogiendo" se dice, cuando en su ordenador suena la alerta de un nuevo
mensaje.

3ª Coincidencia. A pesar de todo hay Concierto.

La sala está vacia. Sobre el escenario cuatro músicos afinan sus instrumentos. Los tres violinistas se afanan en sacar el alma musical  a sus violines, tensan el
clavijero, miman el arco como si fuera un bebe, dejando que este acaricie las cuerdas. El violonchelista suda, agarra el mástil con fuerza, por que a pesar de su
resfriado, a pesar de todo, esta noche hay concierto.

Mira el correo, le ha llegado una invitación al Concierto de cuerda en el Círculo de Bellas Artes, es la primera vez que asistiría a un concierto de música clásica,
mira la pantalla, y su dedo se desliza sobre las teclas, acaricia la tecla "Intro", a pesaar de estar casi sin fuerzas, a pesar de todo, presiona la tecla, mañana irá
al Concierto.

4ª Coincidencia. Malas sensaciones.

Quedan pocas horas, El violonchelista mira a sus compañeros, no se encuentra bien ha estornudado varias veces, y tiene una rara sensación en el estómago.
Sus compañeros le dan ánimo mientras niegan con la cabeza, "no podemos suspender el concierto, esas sensaciones son supersticiones tontas, venga, todo saldrá
como siempre perfecto", sin embargo esa extraña sensación no se va.

Se viste con su traje, informal, pero la ocasión lo requiere, entra en la cocina y cuando se va a poner un vaso de agua golpea accidentalmente el salero que cae al suelo
haciéndose añicos. "¡Ufs! eso es señal de mala suerte", se dice mientras barre los restos. Una extraña sensación se va adueñando de él.

5ª Coincidencia. Cambio de sitio

Es la última prueba, los músicos se sientan en sus sillas, sacan sus instrumentos y tocan brevemente, todo parece perfecto, pero llega técnico de sonido y pide que se cambien de lugar
"si el violenchelista se pone el primero más cercano a las butacas, el sonido es perfecto". Nadie pone pegas, Se cambia de sitio.

LLega al Círculo de Bellas Artes, ya hay gente entrando, entrega su invitación, y busca un asiento, la sale está llena,  no le gusta estar en las primeras filas, y opta por sentarse en un lateral, pero cuando se  quitando el abrigo, llega una señorita que le indica si no le importa dejar esos asientos libres ya que hay una pareja de ancianos que no encuentran dos asientos contiguos,
además hay uno en primera fila desde donde podrá verlo mucho mejor.  Mira a los ancianos y a pesar de que no le atrae la idea, se cambia de sitio.

6ª Final

El concierto ha comenzado, las luces han bajado de intensidad, la música llena la sala, el violonchelista toca con pasión.
En la primera fila él se deja llevar por la fuerza del adagio, cierra los ojos mientras la música le invade.
El violonchelista siente un cosquilleo en la nariz, intenta reprimirlo, pero es inutil tensa el arco para la última nota, en el justo momento que un estornudo sale de su boca, el arco
se engancha en la cuerda y sale despedido como si fuera una flecha, el violonchelista mira el vuelo del arco, "maldición" se dice, "esa rara sensación en el estómago..."

El chico en la primera fila abre los ojos, y de repente una imagen aparece en su mente mientras el arco atraviesa su pecho.

Lo último que vió fue el salero hecho añicos en el suelo  y  una voz que le susurra "... que se caiga la sal trae mala suerte..."