miércoles, octubre 31, 2012

Venganza (Parte 1)


 (Una historia para adultos)
** No recomendado para menores

Sobre la mesa había un charco de sangre espesa con trozos de lo que alguna
vez había sido un corazón.

No era del todo cierto, aquel charco sólo estaba en mi imaginación, pero si
tenía el corazón hecho añicos. En el momento en que se lo dí a él y este al
poco tiempo lo estrelló contra la pared el día que me dijo que todo había
acabado.

Sonó un tintineo, procedía de mi portatil un HP de 17", que compré en un acto
impulsivo para intentar olvidarle, recibía un mensaje de aquella página de
contactos para buscar pareja, sin embargo resultaba al final como todos
los chats, un fiasco.

"Hola, me ha gustado tu perfil, estoy conectado, ¿me pinchas?", rezaba el
mensaje.

Dí al enlace del chat, después de ver su breve descripción: "... amigo de mis
amigos.." que chorrada más grande- pensé - ¿quien no es amigo de sus amigos?

Se abrió la ventana del chat y escribí un escueto "Hola".
En breves segundos, vi aparecer el icono que indicaba que en el otro lado
estaba escribiendo.

"Hola, estoy solo en casa, he visto tu perfil y seguro que podria hacerte
pasar una tarde inolvidable, que tal si vienes y follamos, te follaré como
nadie te lo ha hecho hasta ahora"

Estuve tentada en no contestarle, pero despues de ver su foto, intuí que era
un tipo más de aquellos a los que les encanta usar a las mujeres.

"Dudo mucho que tu puedas satisfacerme"
"Seguro que el poca picha de tu novio no sabe follarte,¿ has probado alguna vez
por el culo?"

¿Qué sabría él si tenia novio o no?, eso me enardeció más y decidí llevar el
juego hasta el final.

"Mira chato seguro que he follado más y  con más de lo que pudieras imaginar"
"Ummm una buena puta como tú es lo que necesito, sobre todo si sabes chuparla
bien, vamos te doy la dirección y te animas..."
"Venga a ver si es verdad que hay en ti tanto machito suelto"

La conversación no dió para mucho más que unas cuantas groserias, y vulgaridades,
lo suficiente para saber que en el fondo era un misógeno.
Me dió su número de móvil y su dirección, yo no le di ningun dato, no quería
que supiera de mi más de lo necesario.

Me vestí de lo más provocativa, tapandome con una gabardina, cogí el metro hasta
su casa.

Cuando me abrió la puerta sólo llevaba una toalla atada a la cintura.

-"Vaya, ni siquera esperas a saber como soy y ya estas lanzado"
- "Para que esperar si los dos sabemos a lo que vamos, ¿verdad putita?"

Se me pego y metió su lengua en mi boca mientras su nano manoseaba mi culo,
y notaba su erección entre mis piernas.

- "vamos a la cama alli estaremos mas cómodos, además te traigo una sorpresa"
- "La sorpresa te la voy a dar yo con mis 20 cm"

Lo tumbé en la cama mientras intentaba quitarme el minusculo jersey que llevaba
y que dejaba parte de mi estomago al aire mostrando el pircing de mi ombligo.

Saqué del bolso unas esposas recubiertas de piel.

- "¿Te gusta jugar eh? vamos a ver que tal eres si te esposo a la cama"

Lo espose a la cama mientras el me decia de todo, aproveché que no podia
moverse para quitarme las braguitas sin desnudarme, le puse un condón y
comencé a follarmelo.

Él se resistia.


- dejame que me ponga encima,dame tu culito que te lo voy a reventar,
 quiero que me la comas...

Saque una bolsa de plástico, él la miro incrédulo.

- ¿Sabes? - le dije - dicen que en el momento del orgasmo si te falta el oxígeno
se acrecienta el placer hasta límites insospechados... debe ser una dulce
manera de morir ¿no crees?

Le coloqué la bolsa y me moví encima de él más y más deprisa, ví como abría
la boca intentado coger la última bocanada de aire, hasta que dejó de respirar.

Limpié la habitación, y dejé la bolsa en su cabeza para que pareciera que
había fallecido masturbándose, encendí su ordenador, el muy imbécil lo tenia
sin contraseña, borré el historial y me marché.

- "un cabrón menos que no hará sufrir más a ninguna mujer".

Al llegar a casa, volví a ver las fotos, intenté no llorar, pero me fué imposible

Continuará....

miércoles, octubre 24, 2012

Tenía miedo


Tenía miedo...
    de ver el mundo desde lo alto por lo que llenó sus paredes de postales.
Tenía miedo...
    de que sus sueños se volvieran realidad por lo que los ató con un lazo de colores a un globo.
Tenía miedo...
    de  que el tiempo borrar el nombre escrito en ese lazo y lo cubrió de celofan.
Tenía miedo...
    de tener miedo por lo que dejó de sentir.
Tenía miedo...
    de olvidar que los recuerdos se pueden volatilizar, por lo que llenó su mochila de tantos que ya no pudo levantarla.
Tenía miedo...
    de que su cama se cubriera de rocío y lo tapara, por lo que tiró una manta al suelo y ya no volvió a dormir en su cama.
Tenía miedo...
    de que cada rincón de las calles por las que pasó, cada esquina donde esperó, cada parque donde paseó le doliera tanto que no
    pudiera soportarlo, que se encerró y no quiso salir más.
Tenía miedo...
    de abrir un día los ojos y descubrir que ya no estaba por lo que apagó las luces para no ver más-

Tenía miedo...
    tanto miedo...
        que cuando vio su sonrisa, vio sus ojos ...

   Dejó de tener miedo.

viernes, octubre 19, 2012

El cazador de dragones


Le habían contratado para lo que era. Un cazador de dragones.
había demostrado al rey y la nobleza de lo que era capaz. Diestro con la espada y el arco, ágil montando a caballo,
valiente para enfrentarse con lo desconocido.

Allí se hallaba el cazador de dragones, en el castillo, entrenándose, cuando el rey y la nobleza le citaron.

- Creemos oportuno que como los dragones son muy fieros, haya alguien más para la caza.

El cazador de dragones, no puso objeción, ¡ quien era él para contradecir una orden del rey !

El tiempo pasaba y el nuevo y supuesto cazador de dragones se hizo con los favores del rey y de la nobleza, tenía algo
de bufón y simpatía que congenió con ellos. Mientras el cazador de dragones, seguía con su trabajo, ya que sabía que
más tarde o temprano debía estar preparado.

Pero el día de la caza se retrasaba, y mientras el cazador seguía siendo eso un cazador de dragones, el recién llegado
se instaló en el castillo gozando de los favores del rey.

Así pasaba el tiempo, el cazador de dragones se sentía apartado e incluso llegaba a dudar de su capacidad de soldado.

Para colmo llegó al castillo un nuevo soldado, y desde el primer momento todo lo que le habían encargado al cazador de dragones,
seguir las huellas del dragón, inspeccionar cuevas... fue encargado al nuevo soldado, y él se quedó en el castillo sólo para las
cosas que los demás guardias no querían hacer.

Se sintió triste, e incluso pensaba que todo aquello era por que no valía como soldado, pero aún así sabía que si en otros reinos
le habían conocido.

Así que un día decidió abandonar el castillo, como era un buen  rastreador siguió las huellas de  gran dragón hasta que llegó a su
cueva.

Cuando desenvainó la espada y el dragón salió, se dio cuenta de lo inútil que es matar a un animal sin más, el gran dragón tenía
la capacidad de poder comunicar con los humanos, y como recompensa por no cazarle le otorgó un deseo al cazador de dragones.

Este le pidió un deseo.

A los pocos días, un soldado de la guardia dio el aviso de que alguien se acercaba al castillo.

El rey y la nobleza salieron al encuentro del que llegaba. Asombrados vieron que era el cazador de dragones, y que en un gran
carromato traía muerto al gran dragón.

- He aquí, el gran dragón, me contratasteis para su captura y pese a que nunca creísteis en mi, trajisteis a otros que ocuparon
mi lugar, yo he hecho mi trabajo.

El rey y la nobleza comprendieron el mal trato que habían dado al cazador.

- Por favor quédate con nosotros.
- No, no merecéis que me quede, espero que aprendáis la lección, y sepáis respetar un trato.

El cazador de dragones dio la vuelta y nunca más volvió al castillo.

Cuando se hubo alejado lo suficiente, bajó del caballo y tocó al gran dragón, este se levantó y miró al cazador.

- Gracias por lo que has hecho por mi, te prometo que nunca más cazaré dragones.
- Eso espero, ahora somos amigos.
- Si - contestó el que ya no era cazador de dragones - y he aprendido que uno debe creer en sí mismo no en lo que los demás piensen de uno.

Y así fue como el ex cazador de dragones se convirtió en lo que él siempre había querido y no en lo que los demás querían.

Ahh... y fue el único hombre que pudo decir que tenía un dragón como amigo.

miércoles, octubre 10, 2012

Ella y Él


Ella trabaja en un bar, su salario en Sanidad no da para más.
Él baja todas las tardes se sienta en la mesa de la esquina con sus gafas su libreta y la mirada cansada.

Ella sirve los cafés y las copas pensando en el hijo que deja en casa con sus libros y deberes a la espera de que regrese.
Él pide su cerveza con su platito de patatas fritas y abre la libreta mientras escribe historias sobre el pozo negro que son los ojos de ella.

Ella lo mira a escondidas cuando no recuerda los cardenales que le dejó el padre de su hijo.
Él ahoga sus pensamientos en la espuma de cerveza mientras juega al tetris con los trozos de su corazón.

Ella no se atreve a decirle nada cuando le cobra y le deja algo de propina.
Él escribe palabras para ella que sus labios no se atreven a pronunciar.

Ella recoge y cierra el bar, exactamente 15 minutos después que él se va.
Él mete todo en su mochila y cuelga sus sueños del calendario un día más.

Ella vuelve a casa, recoge la cena arropa a su hijo y en silencio llora una noche más.
Él apaga la luz, y sueña que algún día tenderá del arco iris un corazón completo.

Ella espera que él le diga algo.
Él espera que un día tenga el valor para invitarla a bailar.

Ella recoge el café, limpia las mesas y ve que se ha dejado su libreta.
Él vacía su mochila en casa, no ecuentra su libreta y sale corriendo al café.

Ella le está esperando en la puerta.
Él llega, se para, la ve y no dice nada.

Ella  lo coge de la mano, le entrega la libreta y le dice:

     "Es tiempo de hablar,de presentarte a alguien más"

Él la toma de la mano y la aprieta dulcemente, sus labios susurran:

     "Si"

Ahora ya son él y ella, ella y él ...

viernes, octubre 05, 2012

Eras tú (El autobusero )


Llevaba sentado tres horas, y lo peor aún no había llegado.
La hora punta y eso que me gusta conducir, pero en Madrid, en
un Madrid en el que su cielo se llena de nubes y llueve no es,
digamos, lo que más me apasiona.

Y encima soportal al personal, ya sé que la crisis está alterando
los nervios de todos, pero no  hay día que alguien no se intente
colar en el autobús o bien creyendo que yo soy tonto o bien con
algún bono metro falsificado.

Delante de mi un ciclista se me cruza, maldigo mientras intento
no frenar bruscamente.

- Oye que no somos vacas - me grita algún viajero, ya me gustaría
a mi verle aquí sentado 8 horas intentado sortear taxistas, motos
y peatones.

Me guardo la contestación y sonrió a la ancianita que esta sentada
a mi derecha.

Me acerco a la parada.

Eres tú, la que busca en el bolso su metrobus, eres tú la que con
sus trenzas enreda mi imaginación, y sin más una imagen se me cruza,
y te veo desnuda solo con las trenzas corriendo como si fueras Pipi
Lamstrum, aunque no tengas el pelo rojo, y yo aquel mono odioso intentando
atraparte.

Eres tú, la que me pone nervioso y me dan ganas de abrir la puerta
de mi estrecho compartimento y ponerme a cantar como Mocedades:

"Eres tú como el agua de mi fuente (algo así eres tú)
Eres tú el fuego de mi hogar
Eres tú como el fuego de mi hoguera
Eres tú el trigo de mi pan."

Y yo añadiría eres tú la que tendria que apagar el fuego de mi fragua...

Ya sé que no te vas a fijar en un pobre autobusero, casado, con tres hijos,
con mi barriga cervecera y un culo que casi no me entra en el asiento, y para
colmo con una mujer que para abrazar su cintura necesitaria los brazos
de Gasol.

Pero eres tú la que en esta parada y me alegra el viaje.

Freno despacio, como si estuviera bajando la cremallera de tu falda
sin prisas pero sin pausas.
Y miro hacía atrás esperando que la viejecita, a la que le quedan menos
de dos telediarios, de esos que dan entre los partidos de futbol y duran
menos que el sexo con mi parienta, deje el asiento vacio, y te sientes y
se levante tu falda lo suficiente.

Eres tú quien sube, y me sonrie con un - "hola" - aunque hoy me suene
triste y lejano, picas el metrobus y te sientas donde antes estaba la
viejita y lo que pienso es que seguro que te habrá dejado caliente el asiento.

Te veo mirar por el cristal, como si buscaras algo o quizás a alguien.

Y oigo el claxon del taxista e instintivamente me llevo las manos a los
huevos y pienso "tocame el pito, mamóm".

Eres tú, otro pasajero, no un pasajero cualquiera, por que simplemente..

Eres tú.

Y en Madrid las nubes grisis terminaron de vestir al cielo azul.

lunes, octubre 01, 2012

Eras tú ( Él )

A aquellas horas el metro era un hervidero de gente, y prefería ver
las calles de mi Madrid desde el autobús.
Me coloque frente al gran ventanal, el cielo se cuajaba de nubes, y
deje vagar mi mirada más allá de los coches y del asfalto.

Como un ejercito se lanza sobre las tropas enemigas, dentro de mi
volvió a crecer aquella amarga sensación de vacío.

Como un madero que va a la deriva sobre las aguas de un rio, por
mucho que intentará guiar mi camino me sentía atrapado, llevado por
la corriente con las manos atadas a la espalda.

Recordaba las palabras del anciano. "Lo importante en la vida no es las
veces que caes, sino las veces que eres capaz de levantarte".
Pero cada vez me costaba más levantarme.

Alcé la vista y te vi.

Eras tú.
Por un instante mi mirada se quedó prendida entre tus trenzas, como si las uniera
un fino hilo por el que me deslizaba como un funambulista.

Del viejo baúl se proyectaron los recuerdos, los primeros besos que arrancaron
el polvo que cubría a un viejo corazón.

Eras tú, la que de pie buscaba algo en el bolso, la que me había regalado
el disfraz de niño, quitándome la armadura oxidada de nostalgia.

Eras tú la que podía llevarme a pensar que aún se puede atrapar el arco iris,
eras tú la que me hizo sentir que siempre estaba flotando entre el que soy y el
que tú esperabas que llegase.

Levantaste los ojos, y nuestras miradas se encontraron a mitad de camino,
entre tu parada y mi autobús. Alcé la mano y la pegué al cristal, esperando
que la vieras, deseando que aquel gesto sirviera para llamar al pasado
y detenerlo en el presente.

Eras tú, la que desnudaba mi cuerpo por las noches, y era yo el que lo cubría
por el día con mi traje de melancolía.
Eras tú la que llevaba las pinturas para dibujar mares turquesas en mi lienzo,
pero nunca dejé que acabarás el cuadro.

Eras tú, y sólo tú, cuando yo nunca llegué a ser yo.

Y de pronto, mientras me alejaba pensando en bajarme, vi llegar a tu autobús,
vi como subiste, y te sentaste, sin entender que el gesto de mi mano en
el cristal te llamaba.

Te hiciste pequeña mientras te alejabas, como grande se hacía  el lago donde empezaban
a bañarse mis pupilas.

Eras tú.

Y en Madrid las nubes grises terminaron de vestir al cielo azul.