jueves, mayo 31, 2012

Tic tac

Tic tac
Despertador, romper, soñar.

Tic tac
Seres humanos convertidos en autómatas

Tic tac
Trabajos que engullen la felicidad

Tic tac
Nómina, hipoteca, pagos, carreras, prima de riesgo, paro, jubilación, suicidio

Tic tac
noche, cansancio, insomnio

Tic tac

La vida pasa tic tac, solo oyes un tic tac, tu ritmo de vida en un tic tac.

En algún lugar lejos de esa vida que llamamos civilizada, los ojos de un niño sonríen cuando alguien sin tener otra recompensa que esa sonrisa,
le ofrece una oportunidad.

En algún lugar un voz suave desliza letras en el aire... dhanyavaad... alguien las atrapa, cotizan su valor en felicidad.

Tic tac tic tac

Amanece, mientras la vida cobra otro sentido, donde el dinero no es el alma, donde un gesto, un beso, una lágrima y una mirada es el cheque
que paga cualquier hipoteca.

Tic tac

Llámame loco, por que yo no quiero ni coche ni casa ni vacaciones en hotel de 5 estrellas
Quédate con tu tictac,  quédate con tu tarjeta visa oro y tu vacaciones en la nieve.
Quédate y déjame..

Por que mi tic tac es el sonido que hace mi corazón cuando miro a mi alrededor y la vida cobra el sentido que alguna vez tuvo, y dejamos escapar.

viernes, mayo 25, 2012

El coleccionista


Hay quien colecciona monedas, hay quien colecciona sellos, incluso hay quien colecciona botellas vacías.

Pero aquel tipo era un tipo extraño.
Coleccionaba canciones inacabadas, poemas sin rima, caminos rotos, esos que no te llevan a ninguna parte pero te dejan en cualquier sitio,
pedacitos de corazones encontrados en el parque, y deseos lanzados a la fuente de la plaza.

Todos los guardaba en su alacena, junto a una caja cerrada de la cual colgaba un cartel ¿Por ques? y un block que se titulaba "perdones no dichos",
también tenía una gran vasija llena de letras.

Se decía que cuando escribía, abría la vasija y desperdigaba las letras por la mesa, luego abría un cajón secreto donde tenía guardado los recuerdos, estos
salían volando, atrapaban las letras y formaban un cuento.

Una noche de las que nunca se olvidan, cuando el verano empieza a dar sus últimos suspiros, y  en la bóveda del cielo
alguien ha cosido las estrellas al terciopelo.
El coleccionista se encuentra con una mirada de almendra, y una sonrisa que le baña en las aguas quietas de un lago.
Ella deposita en sus labios un suave beso como el aleteo de una mariposa, breve como un sueño.

Cuando vuelve a casa, acaba cada canción inacabada, rima cada poema sin rima, toma todos los pedacitos de corazón y los suelta entre las flores del parque.
Cierra con llave la puerta de su alacena.

Y se echa a andar por los caminos rotos esos que no te llevan a ninguna parte pero te dejan en cualquier sitio.

lunes, mayo 21, 2012

En el momento oportuno, en el lugar oportuno.

Iba tarde, maldiciendo por el camino, lunes por la mañana, con un tráfico de mil demonios.
Fue a coger el móvil pero este se desliza entre sus dedos y cae.
Él se agacha a recogerlo y cuando vuelve a poner la vista en la calle, todos estan parados.
Frena bruscamente da un volantazo y de pronto es el coche el que toma vida,  golpea contra el bordillo y se eleva como una hoja en otoño mecida por el viento.
El aire se llena de pequeños trozos de cristal, siente mil agujas incrustándose en su cara, el coche gira lentamente como lo haría una bailarina en una pirueta.
Cae boca abajo sobre el asfalto, él siente un golpe duro y sordo.
Todo se vuelve rojo y negro.

No muy lejos de allí, una chica está dejando a su hijo en la escuela, le besa y sonríe, pero tras su mirada hay un pozo de tristeza insondable, se siente sola. Ese día ha tenido que dejar el coche en el taller, y para ir a trabajar tiene que coger un taxi, alza la mano y para uno.
Da los buenos y le indica donde ha de llevarla.
- Perdone, pero me han avisado de un accidente, si no le importa podemos acortar por la calle 85.
Ella asiente, mientras mira un cielo teñido de azul.

Se está lavando las manos queda poco para terminar su turno, la noche ha sido dura, y espera dar el relevo para volver a su casa.
Siente un escalofrío cuando piensa en ella, y recuerda lo que una vez alguien le dijo, "lo importante, lo más importante es 
alguien que te espere, tener a alguien a quien esperar".

El taxi llega a la entrada del trabajo de ella, mira el reloj media hora antes de su hora de entrada. Bueno alguien me lo agradecerá.
Entra, ficha y se cambia de ropa, cuando se encuentra con el turno de noche se extrañande verla tan pronto.
- Venga ya que estoy aquí, me encargo yo de esto, vete a casa - le dice a quien  tiene que relevar.
Se lo agradece, está cansada, y quiere volver ya, su mente está puesta en su cama y... y en esas notas que lleva encontrando una semana al abrir su puerta, al principio no le dio importancia, en el trabajo se reían - "vaya te ha salido un admirador" - ella hacía
que las rompía y cuando nadie mira las guarda celosamente en su bolsillo.
Toma su coche, y conduce tranquilamente,  - ¡qué bien me viene que haya llegado tan pronto, hoy desayunaré tranquila, sin prisas!- se dice.
Deja el coche en el garaje, en la bolsa las porras aún están calientes, las puertas del ascensor se abren mientras ella busca las llaves en su bolso
y cuando llega delante de su puerta, alguien está empujando una nota por debajo.

Ha terminado de lavarse las manos, cuando se dirige al vestuario para cambiarse.
Un enfermero corre tras él.
- No puede irse todavía, debe doblar turno, ha habido un accidente y traen al conductor, está muy grave, y el doctor  está en el atasco.
"Mierda", piensa para sus adentros, aunque quizás mejor así, la soledad era lo único que me esperaba entre las sábanas.

Se da la vuelta y en el pasillo tropieza con una enfermera.

- Perdona, voy hacia urgencias, no te había visto
- No pasa nada, doctor, yo también voy para allá
- ¿Eres nueva?
- No, sólo que no pertenezco al turno, de noche. llevo trabajando en este hospital años, pero hoy llegué pronto a causa de un accidente.
- ¡Ah! debe ser el mismo accidente del que nos traen al conductor.
Los dos caminan en silencio hacia el quirófano, él la mira de reojo, ella se ruboriza.

Ella le mira, él incómodo se incorpora con la nota aún en su mano.
- ¡Carlos! ¿qué haces?
- Bueno... yo... la verdad... te echo de menos, no he conseguido olvidarte.
- Pero.. no me has dicho nunca nada, desde que .. rompimos...
- Dejaste muy claro que no querías saber más de mi, que necesitabas tiempo
- Y no has firmado nunca ninguna nota, si hoy no llega a ser que llego pronto por que me han relevado antes ¿habría sabido que eras tú?
- No, creo que nunca te lo habría dicho, prefería mantener mi ilusión con las notas que volver a sentir que soy un extraño para ti, y no quería
que te convirtieras en alguien a quien solía conocer.
- Carlos... yo... ¿quieres entrar?, las porras que traigo se están enfriando.

Tras ellos se cierra una puerta.
El café y las porras se enfrían en la mesa.

La operación ha durado mas de cuatro horas, el agotamiento se refleja en sus rostros, sin embargo la sensación del deber cumplido les embarga.
- Has hecho un gran trabajo, - le dice él.
- Gracias, no es común que un doctor felicite a una enfermera.
- ¿Ya estamos con los tópicos?
- No son tópicos , os creéis dioses y nos tratáis casi como si no existiéramos, algunas veces sólo falta que os traigamos el café. 
- Eso tiene arreglo, que tal si lo hablamos esta noche mientras cenamos.
Ella le mira a los ojos, nota un  calor extraño, sonríe y piensa - tengo que llamar a mi madre, para que se quede con el peque- mientras acepta.
Él sonríe y oye en su cabeza... "alguien a quien esperar..."

En la habitación 406 la máquina marca los latidos, alguien comenta que se ha librado de milagro, que el coche quedó destrozado.
Una mano sujeta otra, él abre los ojos y ve como unas lagrimas se deslizan por la mejilla.
- Papá, papá.
Hace años que no oye esas palabras.
- Hijo, yo... te quiero.

A veces sucede algo, en el momento oportuno, en el lugar oportuno .

lunes, mayo 14, 2012

El árbol de la lluvia


El árbol de la lluvia


Vivía en una aldea, en el centro de África. Donde nunca llovía y cuando digo nunca, es ningún día del año.
Había árboles y vegetación, por que por debajo de aquellas tierras  existía un gran acuífero.
Pero nadie conocía lo que eran las nubes, ni como de ellas caían gotas de agua.

Era un chico pequeño al que le encantaba jugar, nunca tenía suficiente y en su afán por la aventura llegaba a desobedecer a sus padres.
Tanto fue así que un día se alejó de la aldea y se perdió. Estuvo dando vueltas hasta que cayó la noche y bajo un baobab se durmió.
Cuando despertó unos ojos le miraban fijamente, su rostro pintado de blanco y rojo le indicaba que no era de su tribu no tó como le
agarraba y se lo llevaba.

Anduvieron muchos días, por la noche descansaban. Al final tras cruzar unas montañas, llegaron a un poblado.
Este era muy diferente al suyo, las chozas no estaban desperdigadas sino que formaban un círculo.
Dormía en una choza junto al hombre que lo había traído, no hablaban su lengua y sólo se podían comunicar por signos.
Le trataban como uno más, pero él no se sentía de allí, deseaba salir y volver a su aldea.

Un día una nube tapó el sol, y después llego una más, y otra y otra hasta que el cielo se oscureció y empezó a llover.
El muchacho miraba extrañado el agua que caía y presa de miedo corrió hasta la choza a refugiarse.
El hombre llegó y con sus manos le explicó lo que era la lluvia, que esta sólo era agua que caía de las nubes y las nubes
eran como la lana de las ovejas que flotaban en el cielo.

El niño pensó que su sueño sería llevar la lluvia a su aldea, lo primero que tendría que hacer era cazar una de esas nubes.
Al día siguiente en un descuido se escapó. Miró al cielo y pensó: "He de ir hacía las montañas, la más alta que pueda para capturar las nubes"

Consigo llevaba algo de comida, y un recipiente de caña trenzada donde pensaba meter las nubes.
Tardó tres y tres noches en alcanzar la cima de la montaña, "estoy persiguiendo un sueño", se decía, y pensaba en la cara de asombro
que pondría en la aldea al ver la lluvia.
En el cuarto día una densa niebla cubría la cima de la montaña.
- Estas deben ser las nubes.- se dijo.

Abrió la cesta y giró sobre si mismo con ella abierta como si estuviera cazando mariposas, con rapidez volvió a cerrarla.
Una vez que se cercionó que la cesta estaba bien cerrada, empezó a bajar de la montaña.

- Tengo que llegar a mi aldea y enseñar las nubes, quiero que mi sueño se convierta en realidad, y que vean la lluvia.

Por fin tras un largo y duro camino encontró el camino de regreso.
Nadie creía que siguiera vivo después de tanto tiempo y aunque sus padres le regañaron era más fuerte la alegría de verlo vivo de nuevo.
Al día siguiente anunció al poblado que quería enseñarles algo nuevo que había visto en su viaje.  Su sueño estaba a punto de cumplirse.
Alzó los brazos, abrió la cesta y...

Todos esperaban pero no paso nada, un momento , otro y nada.
Algunos comenzaron a reírse, otros se marcharon.
Él cerro su cesta y huyó corriendo.

No puede ser mi sueño no puede desaparecer, si había atrapado a las nubes.
Se pasó toda la mañana pensando en las nubes y en la lluvia hasta que se le ocurrió una idea.

Dos días después volvió a reunir al poblado, los llevo hasta un pequeño baobab.

- Os he traído aquí por tenía el sueño de mostraros las nubes y la lluvia, a veces los deseos los sueños no se cumplen cuando nosotros
queremos o no son de la forma que desearíamos, pero no por ello hay que dejarlo atrás. Mi sueño se ha convertido en el
"árbol de la lluvia", y es mi sueño para todos vosotros.

Y tiró de una liana.
De pronto del árbol empezó a caer una fina lluvia, de alguna manera parecía que estuviera lloviendo, incluso alguno diría que el árbol lloraba.

Toda la gente se puso debajo dejándose empapar.
Todos menos uno, el brujo de la tribu.

El brujo de la tribu se acercó al muchacho.

- ¿Es eso la lluvia?
- No pero es lo más parecido que he podido lograr. Fue simple cogí varios recipientes los llene de agua e hice unos pequeños orificios, luego
los fui atando uno a uno de tal manera que cuando tirara de esta liana se volcara, el agua saldría por los pequeños agujeros y sería como una pequeña lluvia.

Desde aquel día aquel baobab se llamó "el árbol de la lluvia"

miércoles, mayo 09, 2012

El secreto un cuento para niños

Hace mucho mucho tiempo, cuando los niños no jugaban con la play o con la wii ni siquiera con la nintendo, por que no existían, bajaban
a la calle y con las tapas de las botellas hacian carreras entre la arena, o daban patadas a un balón hecho de retales de tela y cuerdas,
las niñas jugaban a la cuerda y cuando se reunian todos jugaban al "pilla pilla".

Bueno he dicho que jugaban todos, y no es verdad siempre, siempre un niño pequeño se quedaba en una esquina mirando.
Cuando nació, ya era mas pequeñito que los demás, y al ir creciendo esa diferencia iba aumentando.
Sus hermanos y sus compañeros de clase siempre se reían de él por lo pequeñito que era, incluso en casa sus padres a veces
no le hacían caso por que no llegaban a verle.
 
Así que decidió que no hablaría con ellos, ni con sus padres, ni con sus hermanos y hermanas, ni con sus compañeros de colegio.
En el recreo cuando todos salían a correr y jugar el se iba a un banco apartado y se quedaba mirando, pensando que el también
podría ganar a las chapas, o que daría la patada mas fuerte,´luego se quedaba mirando las nubes.
Un día oyó una vocecita que le llamaba.
 
- oye oye aqui abajo que me has pisado el pantalón.
 
Él no podía creerse que  hubiera alguien  más pequeño aún y ademas le hablara.
 
- Sí, tú grandullón, ¿quieres levantar un poco el pie?
 
El pequeño levantó el pie, y el gnomo pudo así soltarse, trepó por la pata del bancoy se sentó junto al bolsillo del niño.
 
- Gracias, otro quizás se habria reido de mi por ser tan pequeño, ummm veo que no eres muy hablador ¿eh?
 
- Bueno, yo... no tengo amigos, y en casa todos se rien de mi, asi que decidí no volver a hablar nunca más.
 
- Uy, uy, uy muy mal, cuando uno es pequeño, tiene que tener sus secretos y la fuerza para ser único.
 
- Pero yo no sé hacer eso, ¿me enseñarías?
 
- Y tú que me darías a cambio, a ver,  venga tu me llevas en el bolsillo y me enseñas como son las clases y yo te digo el secreto.
 
Dicho y hecho, el niño cogió al gnomo y lo metió en su bolsillo.
 
Así pasaron todo el día el gnomo vió como era la vida de aquellos gigantes y al acabar la tarde cuando salió de clase lo dejó junto al banco.
 
- Gracias, eres muy amable, mañana te contaré el secreto.
 
Aquella noche el niño no durmió, estaba nervioso, ¿sería verdad que ese secreto haría que los demás se fijaran en él? ¿que no fuera siempre
el pequeño al que nadie hacía caso?
 
Al día siguiente cuando salió al recreo, corrió hasta el banco, se sentó y esperó y esperó, cuando ya pensaba que el gnomo le había engañado, apareció.
 
- Y el secreto, ¿donde está?
- No tengo que darte nada, no es un objeto, es algo que llevas contigo desde hace tiempo, pero que no has sabido utilizar.
- ¿Qué ya lo tenía , pero si lo tenía por que no me hacen caso?
- Por que no has sabdio utilizar el secreto, por que te lo has guardado.
- Bien pues dímelo.
- El secreto es.... el poder de las palabras.
- ¿Te estas riendo de mi?
- No, no me rio, es cierto lo que te digo. Y para ello te voy a mandar una tarea, cuando llegues a casa dile a tu mami "mami te quiero"
  verás el poder de las palbras, por que seguro que llora.
- No lo creo,  no creo en el poder de las palabras, pero te haré caso.
 
Cuando llegó a casa, se plantó delanta de su madre la miró a los ojos y le dijo "mami te quiero", su madre se quedó con la boca abierta,
empezó a llorar, y abrazo a si hijo,
 
- "Yo también te quiero, pensaba que no nos querías por que no decias ninguna palabra y estabas enfadado todo el día"
 
El pequeño durmió esa noche con una sonrisa, "es cierto lo que decia el gnomo, las palabras tiene poder, tengo que preguntarle por más"
 
Y así el pequeño fue aprendiendo más palabras y como entonarlas para que hicieran efecto.
 
Aprendió a decir "te echo de menos, te extraño, te amo, me siento feliz contigo, eres mi amigo, quiero jugar contigo," también le enseñó
que había palabras que hacian daño mucho daño y que no debería utilizarlas como " te odio" o aquellas a las que los adultos llamaban
insultos.
Le enseó que cuando la gente se enfada lanzan las palabras como si fueran piedras y aunque no viera que provocaban heridas, si las hacían
pero dentro en el corazón y dolían mas que un corte o un golpe en la rodilla.
Le enseñó que a veces es bueno decir "no" aunque cueste por que evita problemas.
 
Y por último la palabra mas poderosa, la más magica, "te perdono".
 
El niño se aprendío todas ellas, y cómo entonarlas y decirlas, y desde aquel día nadie se fijó en que era pequeño, fue uno más querido y respetado
 
Ahhh y se me olvida deciros que ganó varias carreras a las chapas, y peó una patada tan fuerte tan fuerte a la pelota, que salió por encima de la valla del colegio, cuando fue a por ella con la profesora, dijo un perdón tan sonoro al dueño de la tienda donde había caido la pelota, que este
le regaló una de verdad.
 
 
 Esto pasó hace mucho mucho tiempo cuando no existian las consolas y los niños aún creían en los gnomos, ahora  todos juegan a la play, o
la xbox o con la nintendo, ya nadie ve gnomos y todos han olvidado el secreto.

jueves, mayo 03, 2012

Rhythm and Blues

Olía a  madera mojada, a whisky barato. 
El local no estaba lleno, pero tampoco es uno pudiera moverse con facilidad.
Me acerqué a la barra y pedí un bourbon, mientras el líquido corría por mi garganta, miré al escenario.
Esa noche había una sesión de rhythm and blues, y cantaba ella.

La había conocido hace años, en una sesión de jazz, y creedme si os digo que desde el primer momento que la vi me enamore de sus ojos.
Estaba nerviosa, pese a llevar tiempo cantando aquella era una oportunidad de las que si las dejas pasar te arrepientes toda la vida. En la sala
había algún productor musical a la caza de nuevos talentos.
Me la presentó un amigo, con su aire medio despistado y aquellas gafas de pasta negra nadie diría que en unos minutos se transformaría en otra mujer
encima del escenario.

Decir que triunfó, sería quedarme corto, decir que aquello fue el principio de una carrera fulgurante seria, como mínimo, insultar a vuestra inteligencia.
Pero así fue, al menos unos meses después de aquella actuación.

En ese tiempo nos conocimos, jugamos a enamorarnos, a pelearnos y a dejarnos. Hasta que éxito la llevo lejos, aún así de vez en cuando llegaba
un correo, una cinta de casset con sus composiciones, y unas estrofas de la canción que tanto me gustaba.

Después... nada.

Leí que tuvo varias relaciones, que coqueteó con el alcohol y las drogas y que una noche aquel que decía que la amaba la dejo inconsciente en la
habitación de un hotel tras una paliza.

De aquello guardó unas cicatrices y las cuerdas vocales dañadas. Su carrera se rompió como vaso lo hace al estrellarse contra el suelo.

Se encienden las luces y sale ella, sus ojos han perdido el brillo del que me enamoré pero aún impone verla en el escenario, sin querer
me pregunto si aún usará esas gafas  de pasta negras.

Llamo a la camarera, le pido si puede decir a la banda que toque "I'll be by your side, always", dice que no admiten peticiones pero junto al papel deslizo
un billete que ella acepta encanta. La veo que se acerca al pianista, este coge el papel lo lee y sonrie.
Cuando termina su repertorio, el pianista empieza a tocar, ella lo mira extrañada, luego sé que sus ojos me buscan, pero no quiero que me encuentre al menos aún no.  

Cierro los ojos y vuelvo a oir su canción.

El bar está cerrando cuando llamo a la puerta de su camerino.
Tras la puerta ella dice:

"Pasa, llevo mucho tiempo esperándote".