viernes, abril 13, 2012

Torpeza

Nadie entendía por que había cambiado de trabajo, y más aún por aquel.
La pérdida había sido dura, pero tanto como para ese cambio tan radical.

Sin embargo él era feliz, le habían enseñado el respeto a la familia y a los muertos.
Limpiaba la zona 23F.
Con sumo cuidado quitaba la hojarasca y el polvo, tiraba las flores secas y cada último domingo de mes,
sobre aquellas 25 lápidas que componían la zona 23F ponía una rosa roja en recuerdo de su padre.

Si el torpe del cura no hubiera tropezado tirando las cenizas de su padre al viento, su vida no habría cambiado.

Ahora su padre yace sobre la zona 23F.

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