lunes, febrero 27, 2012

Cajas de cartón




Voy apilando las cajas de cartón como si fueran un rompeolas...

No hace mucho donde ahora coloco estas cajas, cruzaba las puertas y me sonreían tratándome de usted.
Pero todo vino rodado, primero fueron los recortes en la empresa, luego en casa la tensión en aumento, la humillación
de ir dejando todo atrás, de ir vendiendo y pidiendo, hasta que nos pudo y tuvo el valor para marcharse.

Todo fue convirtiéndose en un desfile, un camino sin regreso, familia, amigos y conocidos.
Y de la noche a la mañana ya no sabes quien eres, cual es tu vida.

Ahora en este hueco de la sucursal del banco en la que antes me abrían la puerta y que con mi dinero se repartían bonos y beneficios,
apilo las cajas de cartón, una bolsa con pan y un brick de leche que me han dado por compasión.
despliego la manta y suspiro...

Sobre el cielo suspendidas las estrellas... me miran, sólo ellas.

martes, febrero 21, 2012

Dos minutos veinte segundos


Sólo dos minutos veinte segundos.

¿Mucho o poco? quien puderia saberlo.

Dos minutos veinte segundos que separan de la gloria o del infierno.
Sólo un problema, como rellenar esos dos minutos veinte segundos, si con la primera frase da pie a que haya una segunda y ya sólo me queden
dos minutos para no dejarte ir, no dejarte ir .. una vez más.

Tengo que encontrar las palabras adecuadas, para que solo me mires y no digas nada, solo me escuches y no me contestes.
Cuales pueden ser aquellas palabras que te hagan sonreir, que hagan que me mires y no me ignores, que se posen en tus labios y te besen.

Si lo consigo sólo me quedaran  menos de  dos minutos, para seguir a ti lado, esperando que ... esperando que sigas escuchando...

Sólo encontrar en mis palabras la llave que provoque que te quedes, ya solo me queda un minuto para poder ver que mi voz llega a tu puerto
Sólo susurrar sin que te rías de mi, en los 20 segundos que me quedan, las palabras que abran tu mano.

Dos minutos  veinte segundos, ya sólo me quedan 10 segundos, para que deje mi esperanza entre tus dedos. 
Cinco segundos y me quedaré mirándote como te vas, sonriendo...

dos minutos veinte segundos y ahora toda una vida, una vida entera esperándote

lunes, febrero 13, 2012

Nunca más

Estaba sentada en el café, no me había quitado las gafas de sol aunque dentro la luz no me molestaba. 
Simplemente era una manía de hacía tiempo, la forma que tenía de evitar miradas y preguntas.

Cogi la cucharilla, di varias vueltas al café, un cortado con unas gotitas de leche desnatada, y me lo lleve a los labios.
Fue entonces cuando le vi.

Hice fuerzas para que la taza no se me escapara de las manos, recordé el sonido sordo de los golpes,  y como el dolor llegaba en oleadas.
Volví a oir los sollozos, las súplicas, los perdones, los no lo volveré a hacer... hasta la siguiente vez.  

Cuando se giró para pedir al camarero, puede ver que estaba con otra chica. Llevaba unas gafas de sol, como yo solía llevar, temblaba como yo solía temblar, y él le apretaba la mano, como solía hacerme a mi.

Todo ocurrió muy rápido, me puse en pie, me acerqué a la mesa y cuando él levantó la mirada...

No le dió tiempo a decir nada, mi mano se estrelló contra su cara, mientras con la otra agarraba a la chica y la sacaba de allí.

Unas pocas palabras bastaron.
Nunca más volví a aquel café.
Ella nunca más volvió con él.