lunes, junio 27, 2011

El tren (Final)

....

Estoy nervioso como un chaval, cuando llego a la entrada de la disco, la veo con su gurpo de amigos, está radiante con una minifalda
que yo podria llamar cinturón, una camiseta negra que deja sus hombros al descubierto y unos zapatos de tacón alto, finos. Una autentica provocación a la ley de la gravedad.
Desde la distancia la miro, y me embarga esa sensación que lleva cargadala duda "¿pero que coño hago aquí?".
De pronto ella se percata de mi presencia, pero sigue hablando con sus amigos, me mira y sonrie, como si hubiera comenzado un juego, se insinua en la distancia.
Y yo entro en su juego, me dejo llevar por el, intento parecer indiferente, como si esperase a que ella de el paso, pero me rindo, y cuando voy a acercarme al grupo, viene corriendo hacia mi.
Deposita un suave beso en mis labios, me toma de la mano, y me lleva con ellos. Hace las presentaciones, sonrie, y yo aprieto su mano, rogando que no me suelte, que no me deje a solas con ellos.

Entramos en la disco, la musica casi impide hablar, cosa que sinceramente agradezco, y van cayendo uno, dos, tres cubatas. He contestado como he podido a las preguntas de sus amigos, en que trabajas, como la he conocido , quien soy, alguno que imagino está detrás de ella, me ha preguntado si tengo me he enrollado ya con ella.
No lo había pensado pero en el fondo lo deseaba.

Ella se acerca, se pone a mi lado y dice.

- Ya está bien de acapararlo, dejadmelo un rato para mi sola.

Me arrastra a la pista, y bailamos, levanta los brazos se gira dándome la espalda y se pega a mi moviendo su cuerpo, ella ve en mi cara la excitacion y sonrie, sabe lo que está haciendo y disfruta con ello, se pone frente a mi desafiante, y acepto su desafio, la cojo de las caderas y la atraigo hacia mi, hay un instante en que parece que nos retamos, deslizo mis labios sobre los suyos y ella contesta a mi beso, abre la boca, muerde mis labios y su lengua juega con la mia.
Nos besamos, sin importarnos la gente que tenemos alrededor, ella se aparta y como si no hubiese pasado nada sigue bailando, tomo aire, e intento calmarme, me está volviendo loco.

La noche pasa, mi cabeza da vueltas, y no las produce el alcohol, salimos a la calle y empiezan las despedidas, cuando quiero darme cuenta nos hemos quedado solos.

La abrazo y vuelvo a besarla.

- Sera mejor que te lleve a casa, esto se me está escapando de las manos.
- ¿Y...?
- Sara, no lo entiendes, no quiero enamorarme de ti, y sé que sería muy fácil hacerlo...
- Me gustas Javi, me gustas mucho, me da igual que seas mucho mayor que yo, yo no pienso en el mañana pienso en el ahora, y quiero que me lleves a tu casa.
¿Quién podía resistirse a aquello? ¿Tú? No te lo crees, no, si la hubieras visto.

Hicimos el amor, al principio fué una guerra, ella llevada por su impetú eran todo prisas como si la noche fuera a apagarse como una vela. La siguiente traté de calmarla dejar a un lado las prisas, recreándonos en las caricias en los besos, descubriendo cada rincón de la piel.

Era media mañana cuando amanecí, ella dormía a mi lado, estuve un rato mirándola, reprimiendo mis ganas de besarla, pero no, no lo hice.
Puse a hacer café, y me voy a la ducha.
Dejo que el agua caliente corra por mi piel, cuando siento que otro cuerpo se funde con el mio, cierro los ojos y y las sensaciones se apoderan de mi.

El tiempo pasa, parece mentira pero corre mas de lo que me gustaría, con sus contradicciones, ella quiere discotecas y copas, yo quiero películas y abrazos, ella quiere sexo rápido, yo quiero degustar el sexo en pequeño bocaditos, ella quiere correr a por el futuro, yo quiero atrapar el presente sin pensar en más. Y sin embargo siento como la sangre corre por mis venas acelerada cuando ella está allí, me ahogo cuando sólo oigo el eco de mi voz contra las paredes, me siento solo si el único reflejo que veo en el espejo es el de mi cara, peri rejuvenezco a su lado,y salto grito bailo río hasta que estallan mis pulmones.
Puedo salir a la calle a correr en mitad de la noche, reir sin parar en el ascensor lleno de gente cuando recuerdo sus cosas, o dejar una reunión sólo para ir a comer un bocadillo sentados en el parque.

Quizás por que siempre he estado esperando.... esperando a alguien como tú.

Y sin embargo, a pesar de todo, un frío recorre mi espalda, un sabor amargo, la oscuridad de que llegará el día en que todo esto acabará, que quedará un recuerdo, que la vida se tomara su justa venganza hoy te doy mañana te lo quito.

Llega un tiempo en que nos vamos viendo menos, "son los exámenes, tengo mucho que estudiar" - me dice. Pero yo sé que no es eso, la vida sigue y como los ríos cada cual debe ir por su cauce.

Un día voy a buscarla a la universidad, la veo salir, con aquella sonrisa del cercanías, alguien se acerca en moto y para delante de ella, le ofrece un casco y un beso, ella toma los dos. Cuando gira la cabeza para ponerse el casco, me ve.

Se queda quieta un momento, yo le sonrío y asiento, ella sonríe también, me lanza un silencioso beso y desaparece subida en la moto.
Me vuelvo y recuerdo aquella cita de Paul Bowles:

"Como no sabemos cuando vamos a morir, llegamos a creer que la vida es un pozo inagotable, sin embargo, todo sucede sólo un número de veces y no demasiadas.
¿En cuántas ocasiones te vendrá a la memoria aquella tarde de tu infancia?, una tarde que ha marcado el resto de tu existencia, una tarde tan importante que ni siquiera pudes concebir tu vida sin ella. Quizás cuatro o cinco veces, quizás ni siquiera eso. ¿Y cuántas veces más contemplarás la luna llena?. Quizás veinte y sin embargo, todo parece ilimitado".


Ya no volví a saber de ella, y sin embargo algunas veces aún sonrío la recuerdo.

miércoles, junio 22, 2011

El tren (Parte 1)

Son las 7 de la mañana.
El tren va cargado.
Su mercancía, seres humanos.
Personas que se cruzan cada mañana, cruzan sus pasos, cruzan sus miradas, y sin embargo no cruzan ni una palabra.
Yo soy un autómata que me intrego en esa manada, cada mañana, de cada dia, de cada semana.
Llega el tren, me acerco al vagón las puertas se abren y escupen a la gente al anden. Subo e intento colocarme en el espacio suficiente para que pueda sacar mi libro y leer un poco.

En las dos siguientes paradas, el tren se vacía un poco, y suben algunos estudiantes camino de la universidad.
Entierro mi mirada en las páginas de mi libro, a veces me cuesta concentrarme en lo que estoy leyendo, mi mente vuela a otros lugares, no para de pensar, de girar como una rueda de molino en un bucle infinito.

Siento que alguien me observa, levanto la vista y me encuentro con dos ojos que me miran fijamente, chisporrotean de vida, y en su cara se dibuja una sonrisa. Dudo que se dirija a mi y bajo los ojos, sin embargo ya no puedo concentrarme en la lectura y la miro detenidamente, no superará los 19 años, luce unos vaqueros, unas sandalias y una camiseta de tirantes ajustada.

Es mi parada, paso a su lado, y cuando bajo vuelvo la vista, me mira y vuelve a sonreir, como si quisera empaquetar su sonrisa con un lazo y entregarmela.

El día pasa tedioso, entre código y silencio, de vez en cuando alguien suelta un chascarrillo, o una corta conversación subida de tono que alegra la mañana.

Llega la tarde, salida en tropel, autobús, tren y un paseo hasta casa...
hasta el día siguiente.

Como las manecillas de un reloj, hago el mismo recorrido, el mismo tren, el mismo vagón, y si es posible la misma esquina.

Hoy va más lleno, se abren las puertas, se vacia y se recarga. el espacio se reduce y nos apretamos mas, siento un golpe en el brazo que casi hace que se me caiga el libro.

- Perdona.- me dicen.

Levanto la vista y es ella.

- No te preocupes, no pasa nada.- E intento volver a mi lectura.
-¿Que lees?
Cierro el libro y la miro, su pelo negro cae sobre sus hombros, su rostro refleja las ganas de vivir el impulso que dan los años, con desparpajo me coge el libro de las manos.
- Es de aventuras fantásticas, guerreros, criaturas maléficas..."
- Que interesante, algo asi como "El señor de los anillos"?
- Si, mas o menos.

Llega mi parada, y me bajo, antes de que las puertas se cierren me dice:
- Me llamo Sara, espero verte mañana ¿vale?

Y alli como si un rayo me hubiera atravesado, permanezco de pie mientra el tren recorre la estación y se pierde camino de la sierra de Madrid.
Ese día es diferente, estoy abstraido, y no puedo quitar su imagen de mi mente. ¡Qué fácil es proyectar las ilusiones sobre una pared blanca, donde ves la película tal como quieres! Sólo que siempre hay alguien que enciende la luz antes del final.

Una ilusión es como una bombilla, si sabes encenderla puedes borrar de un soplo la oscuridad.

Estoy en el tren, y cuando llego a la parada bajo el libro, las puertas se abren como el telón de un teatro y espero la aparición de los actores, pero cuando se cierran, alguien ha colgado el cartel de "no hay función".

Me siento triste, abro el libro, un soldado esta a punto de luchar contra una arña gigante en las tierras del sur, al borde del mar de la desesperación.

- "Hey chico sin nombre, ¿a que pensabas que ya no verias hoy?"·
- La verdad es que no, al no verte entrar...
- Que poca fe tienes, entramos por la otra puerta.- me dice señalando a un grupo de chicos y chicas que miran y cuchichean entre ellos.
- Bueno... como va el libro, por cierto ¿me debes algo, no?
La miro extrañado.
- Venga no pongas esa cara de asustado que no es nada malo, lo que me debes es tu nombre. - Y se echa a reir.
Siento que los nervios atenazan mi estómago como si fueran los mecánicos de un fórmula 1 apretando las tuercas de las ruedas.
- Me llamo Javier.
- Encanta, Javier, ¿puedo llamarte Javi?- y me planta dos besos, dejando una ligera fragancia a lavanda.
- Tus amigos no dejan de mirar para acá, deben estar esperándote.
- Pues que esperen, queria invitarte a la fiesta que hacemos este viernes...
- Pero estarás con tus amigos, no quiero que andes pendiente de otra persona, y bueno... ando perdido un poco de la nueva música, ya sabes la edad...
- Qué mas dará la edad, si te apetece aqui tienes la dirección, la hora y mi móvil.

Mi parada, se puso entre los dos.
- Vale, me lo pensare...
- No seas soso y anímate, te estaré esperando.

Ya delante del ordenador, aquellas palabras resonaban en mi cabeza "te estaré esperando". ¿debería ir?, me apetecia, sentía de nuevo la ilusión por lo desconocido, esa inyección de vitalidad, de ser capaz de cometer cualquier locura, de dejarse llevar, y sólo pensar en ello me producia una sensación de vértigo, esa dulce sensación.

Pero... donde voy?, que estoy pensando, vamos Javi, recapacita, es una locura, si, vale, una dulce locura, pero no llegará a ningún lado, y lo sabes, al final .... Al final Carpe Dime, me dije, cogí mi móvil, dí a nuevo mensaje y escribí: "Alli estaré, si sigues esperandome".

Continuará...

martes, junio 14, 2011

¿Si o no?

Antes de nada quiero decir que soy católico, no practicante. Disiento de tantas cosas de la Iglesia y de la mayoría que la conforman que quizás incluso
alguno diría que como puedo llamarme católico.

Y sin embargo lo que voy a hacer está en contra de todo lo que la doctrina católica dicta, pero no hay vuelta atrás, es lo mejor para mi y para los que me rodean.

La miro, y ella me mira y sonríe, pero sé que tras su sonrisa hay tristeza, aunque respeta mi decisión, cómo no hacerlo cuando sabe que lo que padezco es irreversible.
La habitación es cálida, aunque siento algo de frío. No voy a decir que no tengo miedo, si claro que lo tengo, quien no lo tendría, pero a la vez
me invade una paz un sosiego que no he tenido en estos últimos años. Es más fácil para mi, que para los que se quedan, pero no es un acto egoísta, sé
que cuando todo pase, cuando el tiempo haya devuelto todo a la normalidad, podrán verlo bajo otra perspectiva y muchos acabarán dándome la razón.

Es la hora, es el momento.
Alguien gira una pequeña manecilla, y gota a gota fluye por el tubo hasta mis venas.

Me relajo, empiezo a sentir sueño, miro a mi alrededor, y mis párpados ceden.
Ya no los volveré a abrir, nunca más.