viernes, abril 29, 2011

Pantone

Un manto se desliza despacio, cubriendolo todo, tapándome como lo haría una madre a su bebe.

Un manto de silencio.
Y las palabras van quedánse mudas, ya sólo suenan a silencio.

No pinto de colores las letras, ya no dibujo arco iris con las manos, como en las películas antiguas todo se tiñe de blanco y negro.

Sólo tus labios cuando sonrien abren la caja de acuarelas, colores pantone donde elegir: un magenta, un azul, un verde, un naranja...

Olvidando

Todo sucedió de un día para otro, o quizas se fue gestando como una semilla bajo tierra, que no se ve hasta que una mañana entre la arena aparece un tallo.

Sólo fué un: "no me acuerdo", "se me ha olvidado".

Luego las preguntas que se reptian cada cierto tiempo.

Más tarde ese tiempo se fué acortando.


Quien sabe que pasa por tu mente cuando piensas "me han robado" y buscas en un cajón y en otro y en otro, y cuando llego y te enseño que allí están las cosas que no encontrabas, esas mismas que dices "me las ha robado", callas y miras.

Y yo intento tener paciencia, y decirte: "no te preocupes, están aquí", aunque tus ojos lloren al comprender, sólo ese instante, que algo está pasando.


Un dia, abrirás la puerta y me mirarás, descubriré en tu mirada un brillo extraño, un brillo ajeno, y tus labios se abrirán para decir. "¿Quién eres?".

Sé que esas palabras se clavarán en mi piel como chinchetas, y por mucho que intente quitármelas estas se habrán pegado como esparadrapo, sin esquinas de donde tirar para arrancarlas.


Ya sólo me quedaran los recuerdos, esos mismos que en algún lugar escondido de tu mente tú también tienes, pero que ahora ya no llegas a encontrarlos.

jueves, abril 07, 2011

Un día más

Los tulipanes, aún envueltos, estaban sobre la mesa.
Un mantel de lino, dos copas de vino, aquellos platos guardados para ocasiones especiales despertaban de su letargo., bajo el brillo de la cuberteria.

Ella se estaba pintando, después de mucho tiempo había perdido la práctica, un poco de maquillaje, un ligero toque de sombra en los ojos, y los labios tal como a él le gustaban, con una pizca de color.
Llevaba puesto el vestido sugerente que tanto le gustaba a él, un escote generoso, la espalda al aire y lo suficientemente corto como para insinuar más que mostrar.
Recordó la primera vez que se lo puso, cuando entraron en su piso, y él deslizo sus manos por la espalda, cuando intentó quitárselo las urgencias se estrellaron con las estrechez del talle, los dos rompieron a reir. Luego tras un breve silencio se dejaron llevar por la pasión.

Ahogó una lágrima que insistentemente atacaba con jugar con el rimel.
Sacó la botella de vino del frigorífico, encendió las velas, puso la música.. su música, y se sentó.

Cerró los ojos.
Dió un largo trago a su copa de vino.
Y levantó el pequeño marco, donde la foto de el rostro de él parecía sonreirle.

- Hace un año, un año de tu... - aún le costaba decir la palabra - de tu muerte.

Quizás deberia empezar a superarlo, pero si lo hiciera, ¿no sería una forma de perderte?.

Se bebió dos copas más de vino, un acceso de rabia contenida le inundó el cuerpo. Agarró el bolso, y salió a la calle.

Entró en el primer bar que estaba lo suficientemente limpio, un lugar donde los yuppis desataban sus corbatas, y competían entre sí por la cantidad de tarjetas y las marca de las llaves del coche.

Desde la barra eligió al que más le gustaba, igual que el león elige al impala que servirá de cena.
Una ligera insinuación, dos cruces de piernas y se convirtió en un corderito.

Se lo folló.
Sin compasión.
Con todas las prisas del mundo, como si fuera el último deseo de un condenado en el corredor de la muerte.
Y cuando acabó, le lanzó la ropa y le abrió la puerta.

Quitó las sábanas de la cama y las echó a la lavadora, se tumbó en la cama y apagó las luces.

El silencio lo llenó todo.
No lloró.

El sueño fué apoderándose de sus párpados, que empezaron a cerrarse como los cierres de las tiendas.

Antes de dormir murmuró -" He sobrevivido, he sobrevivido un día más... sin ti."