miércoles, julio 21, 2010

Una historia

Prendió la pantalla, como dicen mas allá del Atlantico, como diriamos nosotros encendió la tevisión.
Las luces iluminaron la habitación, haciendo compañía a las dos velas, ella entornó un poco los ojos hasta que sus pupilas se acostumbraron al refflejo de la tv.

"Una pareja camina, sus manos entrelazadas, ella tira un poco de él, él aminora el paso, como si estuviera degustando una copa de vino y teme que esta se acabe.

- Vamos, - dice ella.- seguro que lo pasaremos bien, además mi hermano es muy simpático, ya lo verás.
Él siente sus mejillas arder,- parece mentira se dice -, pero no puede evitar sentirse azorado, ¿le caeré bien?, ¿de que voy a hablarle?

Ella lee sus pensamientos- - No le des más vueltas, ya verás que todo sale bien. Se acerca y sus labios rozan los de él como si quisiera trasmitirle las fuerzas que a él le faltan.

En la puerta del recinto donde van a ver una proyección, ella encuentra a unas amigas, él intenta pasar desapercibido, da dos pasos atrás y deja que ella hable.

Una mirada. Una mano que se tiende y un nombre que pronuncia.

Se acerca y las saluda, ella le aprieta la mano, como los niños que aferran una cometa, para que el viento no se la lleve, para que él no se vaya.

Y entran.

Hay mucha gente, ella sonrie feliz por que él está alli, él sonrie feliz por que ella se siente feliz.

Caen unas palabras.

- Mira está alli.- Y lo lleva en volandas.

Se besan, y de pronto él esta enfrente. decimas de segundo que parecen una eternidad, el tiempo en el que va a ser ajusticiado, a la espera de oir "disparen".

Sus manos se estrechan. -¿Debo apretar mas fuerte?- se pregunta él.
Sonrie. - Tiene pinta de ser muy majete- se dice, mientras ella mira a su hermano como si esperase una aprobación.

Las luces se apagan. La gente toma asiento, ellos también.
El reciento es abierto, y es de esas noches que regala el verano, con una suave brisa y un cielo por el que asoman las estrellas y cuajan el techo de puntitos de brillantes.

Ella inclina un poco la cabeza sobre su hombre y le susurra, - ¿Ves? No pasa nada, anda bésame.- -. ¡No! está ahi tu hermano...- . Pero mira que eres tonto, que más dara- y su sonrisa se vuelve pícara.

Él mira a la pantalla, cierra los ojos y suspira, cuando los abre ve un cielo brillante, su mano acaricia la de ella, por un instante su mente grita al tiempo, a ese concepto que tenemos de tiempo, - ¡Párate, detente!- quizás nadie le explicó que el tiempo padece de sordera permanente.

Las luces se encienden, la gente se levanta, - Vamos a la barra tomemos algo- dice ella. Su hermano levanta la mano, - ahora voy, tengo que saludar.-

Buscan una esquina. - ¿Lo estas pasando bien? - pregunta ella- - "Mejor es imposible" - contesta él mientras desde atrás la abraza, ella gira la cabeza, sonrie, sus miradas se cruzan ,se detienen, y surge un tango entre ellas, pasional, seductor.

Él se inclina, y cae rendido. La besa.

Un beso dulce, lento en un intento de que sus labios escriban todo lo que la quiere.

El hermano llega, ellos terminan de besarse, y él no puede evitar sonrojarse."

De pronto esa imagen da paso a los anuncios, la chica tiene los ojos húmedos, y piensa "cómo me gustaría que me mirasen asi, que me besasen así".

Se levanta, apaga la televisión. Y ya entre las sábanas se dice. "es sólo una película"

Pero como decimos aqui, como dicen mas allá del Atlantico, el amor ha prendido en su corazón.


--- FINAL ALTERNATIVO -----

De pronto esa imagen da paso a los anuncios, la chica tiene los ojos húmedos, y piensa "cómo me gustaría que me mirasen asi, que me besasen así".

Siente un brazo deslizarse por encima de sus hombros.

- Me encanta lo tierna que eres, cada vez que ves esta película terminas llorando, me encantas..." No le da tiempo a terminar la frase, sus labios atrapan los de ella. Un beso cálido, lleno de sensualidad.

Cuando termina de besarla ella abre los ojos, y ve como la está mirando.

"Que tonta soy"- y se tira encima de él, mientras en la televisión siguen los anuncios.

sábado, julio 03, 2010

La espera

Dicen que le vieron entrar un día.
Dicen que cada día entraba y allí se quedaba hasta que caía la tarde.
Dicen que llegaba con las manos en los bolsillos y de la misma manera se iba.

Me contaron que alguna vez dijo el por qué estaba allí todos los dias, quien sabe si fué cierto o no.
UN dia alguien me contó esta historia.
No seré yo quien os diga si debeis creerlo, allá vosotros, yo sólo contaré aquello que me contaron.

Y me contaron, que era un hombre que se sentía como un árbol, había crecido frondoso, sus ramas eran fuertes pobladas de hojas que bailaban con la brisa de la primavera. Nunca fué consciente de que el tiempo pasaba y le llegó el otoño, silencioso de puntillas, simplemente sin esperarlo, sin conocerlo. Sus hojas primero amarillearon, luego se secaron y fueron cayendo una a una, hasta que sus ramas se desnudaron.

Dejó de sentir. Se emocionaba, lloraba, pero su interior se sentía seco, como un árbol en otoño.
Hablaba de sueños enmarcados en cuadros sin lienzo, de ilusiones que se habian ahogado camino del sumidero. de un corazón cubierto de escarcha.

Y dicen que le vieron entrar un dia. Un día entro en el aeropuerto, se dirigió a la terminal, pasó por delante de las ventanillas de facturación, bajó por las escaleras mecánicas, entró en la sala de llegadas, y se puso delante de las puertas.
Por megafonía anunciaron la llegada de un avión, la gente se arremolinó delante de las puertas, alguno con un cartel, todos con una sonrisa.

Las puertas se abren. La gente mira, la gente que sale tambien mira. Y sus miradas se cruzan, hay algún grito, brazos en alto, carreras y abrazos, lágrimas de alegría y emoción.

Él está allí. No espera a nadie, nadie hay que espere que él está esperando.
Y recoge todos los estallidos de felicidad y sentimientos que como esquirlas vuelan aquí y allá.

La sala se vacía.
Al cabo de un rato llega gente, suena la megafonía. Otro avión, el mismo ritual.
Él esta allí.

Y dicen que al caer la tarde le veían marchar. Dicen que cada día le veían entrar.


Un día como cualquier otro. La gente llegaba y había gente que esperaba. Y cuando la puerta va a cerrarse, aparece ella, envuelta en su uniforme, la sala está vacía, vacía con él, nadie hay esperandola, se miran, un instante. Después sólo queda él.

Y otro avión, así hasta que caé la tarde.

Cada día estaba alli, y cada día esperaba a verla llegar, esperaba a que hubiera alguien para recibirla, pero la sala se quedaba vaciá, vacía con él, se miraban un instante. Después sólo queda él.

Dicen que un día ella llegó, nadie la estaba esperando, se miraron y entonces él corrió a abrazarla. De sus labios nace una palabra "Bienvenida", de los ojos de ella surgen unas lágrimas que dicen "te estaba esperando".

Dicen que se dijeron. "Ya tengo quien me espere", "ya tengo a quien esperar".


Y todo esto fué lo que me contó, un día que fuí al aeropuerto, un día que un vuelo se retrasó, un tipo que estaba esperando a una chica envuelta en su uniforme.