lunes, octubre 05, 2009

El juego

Había recibido aquel sobre como el principio de un juego.
Todo por ser aceptada en aquel círculo que todos decían que era un privilegio pertenecer.

No fue muy difícil, ella podía presumir de su belleza, y de su cuidado cuerpo, ya sabía que aquello le habría muchas puertas, lo más extraño de todo fue el cuestionario, preguntas extrañas como aquellas que concernían a su vida privada, ¿Tienes novio? ¿Viven tus padres?...
Pero ella hizo caso a la persona que hacía de cicerone, era la única forma de entrar, ir de la mano de alguien.

Una vez que la aceptaron el siguiente paso era esperar ese sobre que tenía entre sus manos, donde el juego daba comienzo.
Abrió el sobre, en sus manos una hoja pequeña temblaba, como si las letras hubieran empezado a bailar.

Leyó la carta, era una invitación a "su" fiesta, una fiesta de presentación. Todo un misterio, pues sólo indicaba el lugar, la hora y la forma en la que debía vestir.

Aquellos días fueron eternos, en su cabeza sólo estaba ese día, esa presentación ,esa fiesta. Sobre la cama yacía el vestido que le habían mandado. Se lo probó sólo una vez, sobre su piel cayó la gasa blanca como lo hace la nieve sobre la cima de la montaña.

Cuando su cicerone fué a buscarla, no pudo frenar un gesto de sorpresa y aprobación, realmente su belleza llamaba la atención, y ese vestido se ajustaba a su cuerpo haciendolo aún más deseable. Ella sonrió maliciosamente.

Él abrió la puerta de aquel coche negro, y con una leve inclinación de cabeza ordenó al chofer que emprendiesen la marcha.
Sirvió dos copas de champan y brindó por esa noche, la noche de su presentación, ella se ruborizó un poco, los nervios se enredaron en sus manos.

Llegarón. Ante ella una gran mansión se alzaba imponente, por los ventanales podía oir las voces y la música de una fiesta que ya había comenzado. Él tomo su brazo y la acompaño hasta la puerta principal, allí la dejó mientras otra persona que ella desconocía la introdujo en el amplio salón, por un instante se hizo un silencio, algunas miradas la recorrieron, sabía que había causado el efecto deseado.

Le fueron presentando a los invitados, algunos de los cuales conocía por la televisión o la prensa, nunca pensó que podría llegar a alternar con tan selecta gente.

El tiempo fué pasando entre presentaciones, y copas de champán, alguno de los invitados se atrevió a tomarla de las manos y sacarla a bailar, lo que ella aceptó complacida.

Cuando de un gran reloj empezarón a sonar las 12 campanas, la música cesó, todo el mundo se mostraba expectante, justo en la última campanada las puertas se abrieron dando paso a un hombre de porte elegante, ella calculó que pasaría de los cincuenta, pero se conservaba bien.

Se acercó a ella despacio, y cuando estuvo a su altura, extendió sus manos, tomó las suyas y la música volvió a sonar.

La gente se abrió en circulo mientras ellos dos bailaban, ella se dejaba llevar, en su cabeza una suave niebla de alcohol iba cubriendo sus sentidos, las manos de él se deslizarón por su espalda descubierta, ella siente calor, un placer extraño que crece en su interior.

Él tira de los tirantes de su vestido que cae al suelo como una hoja de papel, siente rubor pero la niebla avanza en su cabeza y la adormece, siente como él se pega a ella su manos acarician su piel y sus pechos, bajan, los dedos de él se entrelazan en su tanga y de un tirón se lo arranca.

Ella intenta taparse, negarse, pero la niebla se enrosca en sus muñecas, en su brazos, y estos caen dejando ver su desnudez a todo el mundo.

Él la toma y la lleva hacia una mesa donde la tumba, a lo lejos ella oye unos murmullos, pierde la conciencia del momento y el lugar, percibe que aquel hombre se ha desnudado, sus manos acarician su cuerpo, siente sus dedos en su sexo, pequeñas oleadas de placer la sacuden...

Pierde la noción del tiempo, aunque sigue consciente, él la ha poseido, sobre la mesa, descansa y vuelve hacia ella, siente que le separa las piernas le roza suavemente y entra de nuevo en ella.

Se agita sobre ella, la niebla ahora llega cargada de placer, un placer que la recorre, se muerde los labios intentando no gemir.

Una mano acaricia su cuello y siente que la presión va aumentando, intenta pararle pero no puede, el placer se va perdiendo igual que su aliento,
mira a su alrededor, borrosas figuras aplauden. La mano se cierra sobre su garganta, intenta dar bocanadas de aire, con la esperanza de que sólo sea parte de ese misterioso juego, pero el placer ya ha desaparecido, y todo empieza a oscurecerse, todo se vuelve negro...

y la niebla deja paso a la noche oscura.

2 comentarios:

Belén dijo...

Me ha recordado a un rito de iniciación tipo eyes wide shut!

MOla

Besicos

Sara dijo...

Oscuras y secretas sectas, grupos y rituales..... ufff pa'escapar