miércoles, enero 31, 2007

Las manos

A veces no nos fijamos en lo importante que son unas manos...


Aquella tarde de otoño, caminando por la gran via entre la multitud que se
agolpaba con sus prisas, sus idas y sus venidas, tropecé con una chica, todo lo que
Llevaba en sus manos cayó al suelo, y los dos nos agachamos a recogerlo
cuando cogimos las cosas esparcidas por el suelo, y levantó su
vista, yo todo azorado por el hecho de haberme tropezado con ella, y sin saber que
nos quedamos mirandonos el uno al otro, ella movió sus manos con rapidez, una
avalancha de gestos, de los cuales pude interpretar por su calida sonrisa que no pasaba nada.

No sabía como hacerme perdonar por mi torpe proceder asi que
levanté la mano junté los dedos y la movi indicando si queria tomar un café,
ella asintió con la cabeza, y despacio sin mediar palabra nos dirigimos al
café mas próximo.

No sentamos en una mesa y pude mirar despacio sus pequerñas manos, parecían
fragiles, blancas y suaves, terminadas en unos dedos alargados, delgados con unas uñas muy cuidadas.
Ella me miraba y sus manos empezaron a trazar signos en el aire,
yo por mi parte trataba de descrifrar aquellos signos, y como no lograba entenderlos opte por el camino más fácil tomar un papel y escribir...

Ella movio la cabeza y me enseño un libro pequeño´, al ir a cogerlo
mis manos rozaron sus manos y note la calidez y la suavidad que desprendian,
el libro estaba en un idioma desconocido, parecia polaco aunque no podría jurarlo quizas por eso ella no entendia el movimiento de mis labios, no era de aquí.

Sólo quedaban nuestras manos como único medio de comunicación, como pudimos
intentamos "hablar" ellas con sus manos, yo con las mias, imaginaba que así
debió ser al principio de los tiempos, y sentí que de alguna forma que las barreras físicas caian, que de alguna manera llegabamos a entendernos.

Pagué la consumición, ella metió sus manos en el bolso pero yo negué con la
cabeza, la dulzura de sus ojos lo decian todo, de pronto me tomó la mano y
sentí que debia ir con ella.

Me llevó a lo que yo intuí como una residencia de estudiantes, entramos en su
habitacion, sus manos rozaron mi cara, lentamente, suavemente como nunca
nadie lo había hecho, sus dedos rozaron mis labios, los entreabrí y los besé
despacio, el tiempo se detuvo un instante mientras nos mirábamos, como si en
ese fugaz momento se hubiera planteado la eterna batalla de continuar o no.

Ella me abrazó, fué una abrazo cálido y sensual, rompiendo la lejanía de nuestros cuerpos, sentí sus labios en mi cuello que lo besaban despacio bajando hacia mis hombros. Mis manos recorrieron su espalda, subieron hasta los tirantes de su vestido, se prendieron en el y lo desplazaron dejandolo caer al suelo.

Ella desabrochó mi camisa, mientras sus manos corrian por mi piel desnuda, arrebatando toda prenda que estorbase.


Caimos en la cama, y alli sus manos , mis manos, pintaron dibujos en nuestra piel subieron y bajaron, entraron y salieron provocando mareadas de placer, hasta caer al final, fundidos en un abrazo.

Dormitamos.

Cuando me desperté, mis dedos jugaron en su pelo ella sonrió, y yo sabia que sólo nos quedaba un gesto más.

La bese en la boca, me vestí, y cuando desde la puerta volví la vista, pude ver el ultimo gesto de ella hacia mi, su mano moviendose en una dulce despedida.

6 comentarios:

siouxie dijo...

Pues chico, qué suerte tienes tú cuando tropiezas en la calle!. Yo sólo tropiezo con señoras gordas en el carreful" . Y bueno por las calles de madrid, si tropiezo, directamente me caigo en una zanja, como la mayoría de los viandantes :P
Bonito relato.

Anónimo dijo...

Esto....donde está esa calla, la de los tropezones esos, será quizá....la calle melancolía jeje.

Un beso,

Ambar

Cobre dijo...

Real o ficticio?, qué más da!. A mí me ha gustado este relato tuyo.
Claro q si fuera real estaría genial ;)

Un saludo

Anónimo dijo...

Vaya, qué de actividad interior se adivina en tus relatos. Me ha gustado mucho "Duermes", a mí me encanta dormir. Últimamente estoy descubriendo el efecto terapeútico que lleva consigo la dulce costumbre de escribir.
Te felicito y te invito a que te tires más a la piscina sin estar tan pendiente de la forma. Casi lo tienes.
Besos,
Lula.

Anónimo dijo...

Describes imágenes como si de cuadros o fotogramas se tratara. Un auténtico regalo para los sentidos, en los que se destila una gran sensibilidad.
Gracias!
Besos

Dejame que te cuente dijo...

que bonito Nicolás....
yo le doy mucha importancia alas manos...
no es que me gusten excesivamente cuidads....pero me gusta que sepn expresar y moverse...que sean calidas....no sé....
me enamoré de unas manos....y aun sigo enamorada de ellas....
Tu texto me lo hizo recordar...
un beso enorme...y gracias de corazon por agregarme...
no sabes como te lo agradezco....
;-)