viernes, agosto 19, 2005

Soñar y volar Parte 3

Algunos de los oyentes, le miraron asombrados, no era un cuentacuentos al uso, chocaba con sus mentes, ellos estaban allí para tomar un café, olvidarse del exterior, escuchar una historia, matar el tiempo y volver, sin embargo todos los reunidos tomamos el lápiz y escribimos el tema del cuento. A los dos minutos él se levantó, tomó los papeles y después de leerlos, reanudó su charla.

“.... veo que la mayoría quiere un cuento de amor, aquí hay alguno que quiere un cuento de suspense, y otro un cuento erótico, bueno este último lo dejaremos para un horario mas acorde con el tema, en cuanto al de suspense, ¿no hay mas suspense que un amor no encontrado, que un corazón a la espera de otro, de una llamada de un abrazo o de un beso?. Veo, que como siempre el amor es el tema preferido para los cuentos, pero nadie ha puesto si quiere un final feliz, supongo que si, ya que si yo os contara una historia de amor sin ese final, probablemente no os volviera a ver, más creo que en el fondo, cuando alguien quiere escuchar un cuento de amor, es por que su cuento, su historia, no está completa y busca reflejarse en ella o en él, en un castillo en cuya almena está la princesa esperando a que llegue su príncipe en un corcel blanco, luche contra el dragón y luego la libere. Pero hoy no será así el cuento, el tema será como habéis querido, de amor, pero no habrá ni príncipes ni princesas, ni hadas ni citas, ni chico encuentra a chica, habrá corazones rotos y esperanzas....”

Y contó un cuento de alguien que amaba con el alma hasta que un día ese amor, se fue, se sintió traicionado y se juró no volver a enamorarse más, pero uno no puede ser dueño de su corazón y al cabo del tiempo volvió a enamorarse, aunque había creado una coraza a su alrededor, nunca más los sentimientos le causarían dolor, y ocultó su amor, sus sentimientos, viviendo en una burbuja....

Yo escuché el cuento atenta, dejando que cada palabra penetrase en mi mente, por que no era un cuento lo que aquel chico estaba contando, en el fondo, hablaba de la vida, de los miedos, de las esperanzas, de las ilusiones y de cómo, de alguna manera todos estábamos perdiendo la fe en vivir. Por un momento sentí que hablaba de mi.

Su hora había acabado tan rápido como me pareció la primera vez, pero no me quise levantar, cuando él paso a mi lado, me sorprendí a mi misma hablándole:

- perdona, ¿pero actúas en algún otro café?
- Hola, si, una noche a la semana hago un círculo abierto, no es como aquí, no hay cuentos o historias, digamos que es una especie de tertulia, ¿te interesaría venir?

Vi en su mirada una ausencia total de aquellos que cuando una mujer les aborda creen que en el fondo buscan una cita, él simplemente me miraba como una persona que busca información, sus ojos sonreían, pero era por el placer que le causaba que sus cuentos habían llegado por lo menos a causar la suficiente curiosidad como para saber que no tendría que esperar hasta el martes siguiente.

- Si quieres te dejo una tarjeta, y te pasas, pero llama antes, el aforo es muy limitado y algunas noches se llena.

Me tendió la tarjeta, la tomé, sonreí y se despidió con una sonrisa.
Miré la tarjeta, era un centro coloquio, donde podías cenar, tomar una copa y luego se entablaba un diálogo entre los asistentes todos regidos por un moderador que se iba turnando. Imaginé que él seria el moderador de algunas noches. La guardé en mi bolso, salí y volví a mi vida, no sin antes sentir dentro de mi el cuento de aquella persona que decidió vivir en una burbuja.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno siento decir que el cuento no acaba aqui que aun le queda mucho pero mucho.... y en cuanto a lo que ella escribio.... ojala pero si lo leen bien veran que él cuentacuentos entrega un papel a ella con la dirección del centro-coloquio, pero ella a él no le da nada.

Me alegro que esto sea una historia interactiva.

El lunes más....