lunes, junio 06, 2005

Ya llegó el verano



y Madrid se despierta, bajo el abrasador calor del asfalto, adios a los abrigos jerseys bufandas, bienvenidas las camisetas las minifaldas los ombligos al aire, los escotes.
Por que ha llegado el momento de despojarse no solo de la ropa sino de la pereza del invierno, las terrazas abarrotas, alagarabia en la calle, balcones abiertos donde ver el interior de las casas...

Y mientras absorto uno se pierde en el movimiento oscilante de unas caderas de mujer, ¿ ese movimiento que atenta contra cualquier ley de la gravedad? ¿no os habeis fijado? parece que se van a deshacer una pierna alli y otra alla, y ellas sabedoras de todo su poder, quiebran más aún esa curva, crujen nuestras cervicales ante tal ondulación.

Quizas todo se remonte a que han leido o escuhado desde pequeñas el famoso cuento de "El falautista de Hamelin" y ahora ellas en vez de flauta utilizan sus caderas y nosotros a su paso nos convertimos en pequeños ratones.

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