martes, febrero 08, 2005

Despedida



Abrí los ojos, y sentí un intenso dolor en el pecho, estaba oscuro y no podía ver lo que me ocurría. El dolor iba en aumento, me levanté y a duras penas pude acercarme a un espejo, cuando dí la luz pude comprobar que había un hueco enorme a la altura del corazon. Me dió miedo introducir la mano, no sangraba, de alguna extraña manera me faltaba una parte de mi. Miré debajo de la cama y entre las sábanas, en el salón y en el cuarto de baño, aquel pedazo debía estar en algún lado, y sin embargo no habia rastro de él. Me senté desolado en la cama, cerré los ojos y pensé donde podría estar, como un fogonazo me vino la imagen, unas manos conocidas me lo habían arrancado, sin miramientos, sin piedad, las manos de un amigo que había partido para siempre.

1 comentario:

Arita dijo...

A veces piensas que son frases hechas, como que se te "parte el corazón" pero es posible sentirlo. Duele mucho...

Se calma el dolor pero te queda un resquicio, es crónico, como el rehuma. Cuando viene mal tiempo, te duele más. Pero luego sale el sol y con el calorcito...te sientes bien. Hay que disfrutar de esos ratitos y procurar llenar el hueco con los buenos recuerdos de lo vivido con quien se fue...

Nadie ni nada está para siempre